Capítulo 17.- Lo que hacemos por amor 2da Parte

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Eren había trasladado la última caja (la cual contenía insumos médicos y mucho, mucho jabón) cuando un par de niños corrieron a su lado, gritando algo sobre que una tal Gabi se había quedado atorada en el árbol de manzanas. A esas alturas, la "incomodidad" de Eren se había desinflado gracias al ejercicio, así cuando se detuvo en el pasillo fuera de la cocina, sonrió a Armin cuando lo vio llegar a su lado, tratando de contener a los más pequeños. 

— ¿Quién es Gabi? —Le preguntó. Mientras que se había hecho amigo del rubio durante los días que estuvo en el St Anne's, no había tenido oportunidad para conocer a los más chicos. 

— Es una niña con demasiada energía. —Armin suspiró con pesar, moviendo el hombro que le había quedado adolorido después de cargar tantas cosas.— La dejaron aquí cuando era bebé igual que a Falco y Zofia, pero no le importa mucho que la adopten. 

— Bueno, probablemente piensa que aquí es más libre. —Objetó Eren, pensando en su propia situación. 

Sin embargo, Armin parecía ofendido con esa perspectiva. 

— ¡Libre pero descarriada! —Exclamó, más preocupado que molesto. Eren notó un agujero enorme en su pequeño y viejo suéter azul.— Si no se comporta, nadie la va a adoptar. 

El chico Jeager se sintió un poco aludido por estas palabras, pero aunque deseaba soltar que ser adoptado por personas que ni siquiera te conocen bien no era nada del otro mundo, logró morderse la lengua antes de decir nada. No parecía justo cuando sabía que Armin soñaba, igual que muchos niños, con ser finalmente adoptado y pertenecer a una familia. 

"La familia es lo más importante", había dicho el doctor Fritz, pero para Eren, el término se había vuelto verdaderamente confuso. 

Iba a cambiar el tema cuando una niña (Zofia), llegó corriendo junto a Armin con una expresión preocupada. 

— ¡Armin, Gabi y Mikasa están atoradas en el árbol! —Exclamó, logrando que en esta ocasión Eren se sobresaltara. 

— ¿¡Mikasa también!? 

— Creo que intentó ayudar a bajar a Gabi y se le atoró el vestido. —Explicó la más pequeña, pero no había terminado de hablar cuando Eren había salido corriendo hacia el jardín. 

Mikasa no era tan impetuosa como él mismo, pero poseía una personalidad (exageradamente) generosa que se iba acentuando día a día. Era algo que Eren debía reconocer que le gustaba de la chica de pelo negro, pero justo ahora se sintió un poco molesto con ella. ¿Por qué rayos no había ido a pedirle ayuda si sabía que su vestido, ahora largo hasta los tobillos, podría atorarse en las ramas del árbol? 

Pensó en el sermón que iba a soltarle cuando la encontrara ahí arriba, quizás intentando bajar por su cuenta, y que seguramente acabaría perdonando su torpeza después de un rato, porque sabía que igual que con Hanji, no podía enojarse mucho tiempo con Mikasa. Sobre todo cuando preparaba ese té tan delicioso de… 

— ¡Mikasa, Jean! —La voz de Armin sonó a su lado con sorpresa y alivio, mientras ambos veían a Falco ayudando a Gabi a sacudirse algunas hojas de la falda del uniforme gris y a Jean, sosteniendo a Mikasa en sus brazos.— ¿Están bien? 

La asiática parecía algo avergonzada, pero no del todo molesta por hallarse en los brazos del idiota cara de caballo. 

— Estoy bien. —Ella respondió, tratando de disimular el rubor en sus mejillas mientras Jean la dejaba con cuidado en el suelo.— Mi vestido se rasgó de dobladillo, pero fuera de eso no pasó nada.

— Pudiste haber hecho que Mikasa se lastimara, Gabi. —Jean reprendió a la más pequeña, quien lanzó una mirada llorosa a la asiática. 

— Do siento, Bikasa. —Estaba tan congestionada por el llanto que algunos mocos comenzaron a gotear de su nariz. 

Jack el destripador | Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora