Capítulo 5.- Que los niños vengan a mí

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Advertencia: Contenido sensible.

Cuando Hanji Zöe decidió especializarse en medicina forense una vez que terminó sus estudios en Londres, hubo una persona que no estuvo de acuerdo.

Erwin Smith, su mejor amigo y entonces detective en Scotland Yard.

Hasta ese momento, él la había apoyado en cada paso de su carrera, cuando todos murmuraban a sus espaldas y la rechazaban en la vida social por considerarla una liberal desenfrenada. Él la había apoyado para conseguir un puesto en el Saint Bartholomew Hospital, y le había subido los ánimos cuando abandonó ese trabajo y consideró especializarse.

Sin embargo, cuando le dijo que deseaba formarse como forense en París, fue el único que mostró desacuerdo.

A diferencia de sus padres, Nanaba y Mike, Erwin la había mirado con una dureza inesperada, antes de decirle que estaba cometiendo un error.

Hanji no podía creer lo que escuchaba, y de hecho habrían pasado años para entender la razón por la cual Erwin no deseaba que ella trabajara en el área criminal.

"Tienes el don de ver el cuerpo humano con una visión natural, Hanji. Con los ojos de Dios. Siempre he pensado que serás la mejor cirujana del mundo… Pero si estudias medicina forense, descubrirás la parte más repugnante de la naturaleza".

Hanji pensaba que Erwin se refería a una repugnancia física, llegando a burlarse de esa idea cuando podía abrir un cuerpo descompuesto sin apenas parpadear.

Sin embargo, ahora sabía que Erwin se refería a algo muy diferente… y que tenía razón.

La muerte era parte de la naturaleza, su parte más oscura.

Y la muerte de un niño era algo con lo que no cualquiera podía lidiar.

Hanji estaba sola en la sala forense, usando los guantes de cuero y el delantal para las autopsias. Le habían llevado el cuerpo apenas veinte minutos atrás, sin avisarle de antemano quién era la víctima.

Pero ella ya la había visto antes, en dos ocasiones, creyendo que era un chiquillo por su ropa desgastada y sus ojos fríos.

Annie Leonhart había sido encontrada un par de horas atrás, luego de una búsqueda de tres días en toda el área del East End. Alguien la había arrojado al río, así que ahora yacía sobre la mesa con la ropa y el cabello escurriendo el agua fétida del Támesis.

Su piel era más pálida de lo que recordaba, azul y ceniza por la hipotermia, no excepto por las marcas púrpuras alrededor de su cuello.

Desde el primer vistazo, Hanji podía pensar en algunas hipótesis sobre la causa de su muerte. La más probable era que alguien hubiera estrangulado a la niña y luego la hubiera lanzado al río, ya que no presentaba la hinchazón del cuerpo de un ahogado.

Sin embargo, su trabajo era realizar la autopsia con el mismo rigor científico que la caracterizaba, sin sentimentalismos.

Como ocurría a veces, la imagen de Moblit Berner acudía a ella, sangrando en el sucio almacén de las dársenas.

Habían encontrado su cuerpo esa misma noche y ella había acudido a su funeral una semana después, pero no se sintió capaz de acercarse a su ataúd. Ni siquiera pudo mirar a sus padres para darles el pésame.

El trauma de ver morir a Moblit en sus brazos no desaparecería del todo de su mente, y teniendo el cuerpo de Annie sobre su mesa sólo empeoró su estado anímico.

Sin siquiera tocar el cuerpo, Hanji se quitó los guantes y el delantal y subió hasta la oficina de Mike.

Él la miró con sorpresa cuando ella abrió las puertas de par en par, con una expresión sombría en su rostro.

Jack el destripador | Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora