Capítulo 01

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟏

𝐏𝐢𝐥𝐨𝐭𝐨

𝐉 𝐔 𝐋 𝐈 𝐀 𝐍 𝐍 𝐄

Bum-bum

Bum-bum

Bum-bum

Sentía el constante tamborilero de mi corazón tras mis orejas. El sudor besaba mi piel bronceada, deslizándose por mi columna, la cual se estremecía por la anticipación.

Trague saliva, viendo hacia los lados.

Estaba atrapada en un enorme laberinto hecho de arbustos verdosos. Alce mi vestido corriendo descalza por los pasillos de césped húmedo.

Sabía que la tierra salpicaba el borde del hermoso vestido blanco, sin embargo, no le di mucha importancia. Solo deseaba salir de aquí.

«Vamos Julianne. Es la tercera vez que entras, debes de conocer la maldita salida»

Seguí corriendo con las palmas sudorosas, empuñando con fuerza la seda del vestido —que dejaba muy poco a la imaginación, por cierto.

Me detuve cuando los ladridos se oyeron a lo lejos.

Joder.

Habían soltado a los perros.

Mi corazón se frenó por un segundo dando un vuelco, antes de exigirle a mis piernas que se movieran ─todavía si era posible─, más rápido.

El cabello se me pegaba alrededor de mi cara gracias a la transpiración. Seguí moviéndome, ya sin ver el camino, solo huyendo.

Alcanzaba a sentir los perros cada vez más cerca. No podía dejar que ellos llegaran a mi, no obstante sabía que era casi imposible, eran unos excelentes rastreadores y cazadores. Estaban muy bien entrenados.

El sol de la mañana brillaba en su punto más alto. Las plantas de los pies me ardían y el canto de los pájaros ensordecía, podría jurar que se estaban burlando de mí, por volver a perder.

Un fuerte ladrido hizo que mirara hacia atrás, sobre mi hombro, notando a los tres enormes pastores alemanes persiguiéndome. Un gemido se escapó de mi garganta, al momento que cruce por otro pasillo, acelerando, sintiendo el ardor en mis muslos.

A pesar de ello, no llegué muy lejos; caí al suelo, sintiendo el peso de unas pesadas patas en mi espalda y me frene con los brazos para que el impacto no llegara hasta mi abdomen. Los otros dos se unieron, empezando a pasar su hocico por mi cuerpo embarrado con brusquedad.

Maldije internamente, golpeando con el puño llena de impotencia el suelo cubierto de grama y fango. Lanzando un millón de improperios por haber perdido el juego por tercera vez.

¡Mia Regina! —exclamó entusiasta Filippo, llegando a donde estaba, junto con su hombre de seguridad, observándome tumbada al suelo, mientras sus perros seguían oliendo mi cuerpo y mordiendo juguetonamente mi vestido —. ¡Oh, preciosa! Creo que correr en el laberinto luego de una noche de lluvia no fue buena idea —sonrió de una manera escalofriante que me hizo hundir mi ceño.

No había llovido. Dio la orden para encender los rociadores y se me hiciera más pesado correr bajo en pantano. Era un jodido bastardo.

—Dile a tus perros que se alejen —pedí furiosa.

El hombre sólo se echó a reír, como si verme a sus pies fuese lo mejor que le hubiese pasado. Tal vez, si, ya que no podía hacerme daño directamente.

─¿Por qué? Si se están divirtiendo ─Filippo silbó en un tono que sus perros entendieron, dándole la indicación para que puedan amenazarme.

Sisee cuando dos se pusieron a mi lado gruñendo y el mayor de los tres hundió sus patas en mi pecho, haciendo que golpeara la espalda contra el frío suelo. Sus colmillos rozaban de forma peligrosa y salvaje mi mejilla, salpicándola de baba.

La venganza del Diablo [Saga Entre cielo e infierno #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora