Omega embarazado

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Omegaverse
Bastante OOC

...

Llegaba a casa, al fin podía sentir ese dulce aroma de su hogar y sentir la calidez que tanto amaba. Llegó un poco antes de lo usual, en la agencia le dieron permiso, pues estos días solo había habido que hacer papeleo.

Sabía que Shoto lo esperaba, su embarazo ya estaba en el séptimo mes y no podía hacer muchas cosas, así que se aburría. Aprendía un poco de todo; jardinería, pintura, yoga, flauta, historia de héroes, etc. Pero la repostería y cocina nunca pudo, era una especie de maldición. Le divertía.

Efectivamente, Shoto estaba en la mesa de la cocina, con una cuchara de pay de limón en la boca. El resto del pay, que no era mucho, estaba en un platito, junto había una taza de té. Tenía una mirada de haber sido atrapado, así que sonrió, aún con la cuchara dentro.

-No te escuché llegar, ¿qué hora es?

-Es más temprano, no te preocupes.- Se sentó en frente de él y se deslizó sobre la mesa, apoyándose de su brazo y sosteniendo su cabeza con su mano. Lo contemplaba.- ¿Te gustó?

-Sabes que sí, todo lo que haces es delicioso.- Dijo dando su último bocado.

-¿Quieres probar otra cosa?- Se insinuó.

-¡Sí!... Quizá unos brownies, o el pay de fresas... Aunque sería mejor algo de cenar... La pasta que hiciste la otra vez estaba deliciosa.- Iba a seguir con su lista de antojos, pero fue interrumpido.

-Shoto...

-... Oh.- Tardó en reaccionar. Seguía sin poder reconocer muy bien las insinuaciones o dobles sentido.

-Yo...- Estaba inseguro.- Creo que mejor no.

-¿Por qué, mitad?

-...- Respiró profundo.- No me veo bien ahora, he cambiado mucho... Mejor no.

Katsuki se paró y creyó que se iría, quizá tenía razón y ya no le gustaba, pero no le dio tiempo de ponerse triste porque llegó a su lado.

Se dio cuenta de lo que traía puesto, una camisa blanca enormemente holgada y unos pequeños, en verdad pequeños, shorts. A Katsuki le pudo esa imagen. Se veía adorable, pequeño, y a la vez, tremendamente caliente.

Se puso detrás de él y con suavidad metió sus manos bajo la camisa y acarició su pancita. Ya era notoria, aunque no era exageradamente grande como lo era generalmente.

Movió sus dedos con dulzura y besó con la misma intención.

-Me sigues pareciendo el más lindo de todos... Y el más jodidamente caliente, bastardo.

Acarició un poco más y luego puso sus manos sobre sus pechos. Masajeó los hinchados pezones, Shoto se había vuelto muy sensible en esa área y con el más mínimo toque se ponían duros o rojos. Una de las razones por las que usaba ropa grande.

Jugó con ellos, los tiró de un lado, luego al otro, hizo círculos y los aplastó. Cuando le pareció el momento, bajó una de sus manos hasta el miembro que comenzaba a despertar. Lo acarició sobre la tela, sintiendo como se hacía más grande.

-¿Quieres que pare?

No respondió, pero no hizo nada más. El rubio decidió continuar. Metió la mano dentro de la ropa interior y acarició el glande. Escuchó como Shoto suspiró pesadamente, así que empezó a subir y bajar la mano muy lento.

-Shoto... ¿Quieres que me detenga?- Volvió a insistir.

-... No, puedes seguir.

Con el permiso de su omega, bajó la otra mano. Con el lubricante natural, paseó sus dedos en la entrada de Shoto, mojándolos. Con dos dedos, se adentró.

Momentos contigo (bakutodo) one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora