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≪Eijiro Kirishima, una persona más a la lista de contaminadores compulsivos que debo evitar≫ Pensó mientras salía del consultorio.

Una vez fuera,  rodeó su auto para llegar a su asiento de siempre, pero había algo muy extraño.

—Shinso —llamó a su chofer— ¿Estuviste todo el tiempo vigilando el auto?

—Si señor, lo vigile de que nadie lo toque.

—Entonces ¿Porqué hay estas huellas dactilares de otra persona en el vidrio de atrás?— dijo molesto y asqueado.

—Emm... yo no veo nada Señor —se excusó el Shinso— El vidrio parece muy limpio, tal y como lo dejé.

≪Claro él no puede verlo... pero yo sí≫ Bakugo chaqueó la lengua y rápidamente subió al vehículo, sacó su celular -que estaba conectado con las cámaras del auto- y comenzó a revisar los videos.

Mientras Shinso conducía de camino a su departamento, Katsuki continuaba viendo muy atentamente los videos, estaba tan concentrado en averiguar quien le había hecho eso a su auto que no se dio cuenta que ya comenzaba a anochecer.

—¡Lo encontré! —gritó, sobresaltando un poco al conductor— a las 17:18, cuando te fuiste por cinco minutos, ese chico pelirrojo con muy poca higiene, se acercó al vehículo. Lo sopló y dibujo un garabato.

Ese chico...¿Cuántos problemas más le causará?

Poco a poco, la furia estaba invadiendo a Bakugo. Primero lo había tocado con esas asquerosas manos sin su consentimiento, y ahora se metía con su auto ¿Quién era él y porqué lo seguía atormentando?

—Señor... —Shinso interrumpió sus pensamientos— Hace falta ir a recargar gasolina, y aquí cerca hay una estación de servicio. ¿Podemos hacer una parada rápida?

—Tsk. Esta bien. Pero que sea rápida, —cruzó ambos brazos— no quiero retrasar mis horas de sueño.

Shinso asintió y se dirigió a la estación, que por suerte estaba vacía. Se acercó a la cabina y habló con el joven a cargo.

—Llena el tanque —ordenó

El chico se vio algo molesto, pero le obedeció de todas maneras. En cuanto se acercó a la caja de recarga se abrió la ventanilla de atrás, Bakugo lo había reconocido, era el pelirrojo de esa tarde.

—Eres tu... —dijo Katsuki mirándolo sin ninguna expresión en el rostro.

—Oh... ¡Hola! —conecto la manguera para recargar la gasolina— Un gusto verte de nuevo...

—Yo no diría lo mismo —ahora su tono era mas enojado— ¿Sabes en cuantos problemas te metiste?

El muchacho estaba confundido, mientras que Katsuki sólo pensaba en cómo lo haría pagar la limpieza de su auto.

—Perdón, pero yo no lo conozco y no creo haber hecho nada malo para meterme en problemas... —quitó la manguera y la colocó en su lugar —Serían 3000 yenes, dijo extendiéndole la mano al chofer, ignorando completamente al rubio.

—¡¿Sabes cuanto cuesta este auto?! —Katsuki gritó molesto intentando ganarse nuevamente su atención— ¡Mucho más de lo que tu ganarías trabajando toda tu vida en este mugroso lugar!

—Señor si continúa con esa actitud, le tendré que pedir que se retire.

—Déjelo así señor, yo me haré cargo —interrumpió el chofer, mientras pagaba— Vámonos antes de que perdamos mas tiempo, no queremos afectar sus horas de sueño ¿Verdad?

El cenizo chasqueó la lengua, subió la ventanilla de su asiento y se cruzó de brazos. Hace mucho que no hacía un berrinche por algo así, talvez porque hace mucho que nadie lo había sacado de sus casillas como ese chico...

Con agua y jabón |KiriBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora