Capítulo 3: Ayudante de cazarrecompensas

205 17 4
                                    

No tardé demasiado en regresar al puerto, los marineros me estaban esperando mientras hablaban entre sí y comentaban sus hazañas. Detuve los caballos, saltando del carro para bajar, no sabía por qué, pero me encontraba de bastante buen humor. Les entregué el cobro correspondiente y, a cambio, me dieron una bolsa con cien monedas de oro y cincuenta de plata. Desconocía si el sueldo era tal por la cantidad de cajas que había descargado por mí misma, por la importancia de los Blight, porque solían ser problemáticos o quizá por pura generosidad.

—Vaya... Gracias, es la primera vez que veo tantas monedas en mis manos —agradecí sonriente, atando la bolsa a mi cinturón para evitar perderlo— ¿Se sabe algo de Salty y mi madre?

—Están en el Narval Arcoíris, al final del muelle de la lonja —me dijo uno de ellos, señalando aquel edificio. Asentí y me despedí con un gesto de mano, avanzando con cuidado entre la gente para no chocar con nadie ni llamar la atención.

Me sorprendió comprobar al entrar al local que mi madre estaba sirviendo ya las jarras de cerveza y diferentes bebidas, bueno, realmente es lo que llevaba haciendo toda la vida, puede que incluso tuviera más experiencia que algunos de los empleados de allí. Salty estaba sentado en un barril adaptado como taburete mientras bebía cerveza y observaba cómo se desempeñaba mi madre en el trabajo.

—Capitán, todo en orden y pedido entregado. Tuve suerte, me atendió una joven de mi edad. Fue bastante amable —le dije, sentándome a su lado.

—¿La joven Amelia fue amable con alguien? Eso sí que es extraño, es casi peor que su madre y eso es decir —contestó sorprendido, antes de darle un buen trago a su jarra de cerveza.

—Incluso ha llegado a ayudarme y hemos hablado, no creo que sea para tanto.

—Quizá es porque llamaste su atención, normalmente no se ven humanas como tú por estas zonas y tenéis la misma edad. Cambiando de tema, ¿tienes hambre? No has comido nada desde ayer.

En esa ocasión, no contestó mi voz, sino mi estómago, emitiendo un fuerte sonido. Siendo sinceros, incluso me había olvidado de que no había comido en más de un día, no había que ser un genio para ver que estaba desnutrida y al no habituar comer frecuentemente, tampoco lo echaba en falta.

—Esta taberna es famosa por preparar comida humana, más calórica y deliciosa a la que acostumbramos. La cerveza también se destila aquí, tienen sus campos de cultivo para el trigo y la cebada, siguiendo antiguas recetas humanas —explicó, antes de pedir una jarra de cerveza y un plato de gachas saladas para mí—. Nuestra agua proviene del hielo fundido de hechizos, por lo que es totalmente potable y no tiene bacterias; no obstante, tú necesitas calorías. Estás creciendo y malnutrida, debes comer y beber alimentos calóricos.

—Salty, tú que estás acostumbrado a viajar entre los diferentes mundos, ¿realmente se parece a la comida humana?

—Es mucho mejor porque gracias a los hechizos conseguimos mantener los alimentos más tiempo y eliminar plagas o infecciones. Puedes comer sin miedo a enfermar e incluso tenemos cubiertos, nada de comer con las manos.

Asentí, esperando pacientemente a que llegase mi comida y, sinceramente, cuando el plato y la jarra estaban delante de mí, sentí que se me hacía la boca agua. Jamás había comido o bebido algo con tan buen aspecto y aroma. Mientras comía manteniendo la compostura a pesar de mi apetito casi salvaje, mi madre me trajo un buen pedazo de hogaza de pan integral y centeno aún caliente, momentos más tarde pusieron también una especie de pescado en salazón con legumbres y algunas verduras.

—Es el menú del día, va cambiando ligeramente para aprovechar todos los recursos. Ahora es la época del pescado y de la carne de caza, la carne de corral es más suave pero cara de mantener para nosotros. Hay algunas criaturas similares a los animales y también hay especies como el ciervo, el jabalí o el conejo, ya que se trajeron como experimento y ahora debemos cazarlos para preservar el equilibrio.

—Entonces, aprovechan el verano para cazar y pescar todo lo que pueden y conservarlo con hechizos o métodos humanos para el invierno y no pasar hambre.

—Así es, aunque tenemos alimentos más completos que los humanos. Los llamamos tubérculos, porque están enterrados en la tierra y absorben nutrientes hasta crecer mucho. Si alguna vez tienes hambre, prueba a arrancar flores, alguna será de tubérculo y podrás comerlo sin problemas. Son nutrientes, incluso si la planta es venenosa, las toxinas no están ahí. Los más famosos son las patatas y batatas que cultivamos casi todo el año, aportan textura a los guisos y son una buena alternativa a la carne igual que las legumbres.

—Parece que la vida aquí será mucho mejor que en tierras humanas —murmuré, después de haber engullido parte del último plato y un buen pedazo de pan tibio.

—No te faltará el trabajo ni la comida si te unes a mi tripulación. Solemos ir de pesca los jueves de madrugada, para estar aquí durante los viernes y sábado con pescado fresco en el mercado. Entre semana, puedes mirar en el tablón de anuncios y hacer trabajos esporádicos o, quién sabe, quizá descubres un anuncio que necesite de alguien durante la semana. Hay muchos cazadores que valoran a los humanos porque saben reconocer huellas y comportamientos.

Terminé mi comida, dejando unas monedas de oro para pagar por ella antes de salir y seguir las indicaciones hacia el centro de la ciudad. Allí es donde se encontraba dicho tablón y numerosos negocios textiles o armamentísticos. Aún me quedaba bastante dinero, podría comprar una navaja que me sirviera como cuchillo y arma. Uno de los anuncios me llamó la atención, solicitaban una ayudante de cazarrecompensas o cazador con alojamiento incluido y un precio justo dependiendo de la tarea. Decidí tomar el anuncio e ir a la dirección indicada, algo extraña por no decir bastante. En la puerta, en vez de tener una mirilla o un picaporte, había lo que parecía ser una cabeza de un búho, pero sin plumas, más bien como un gusano.

Me sentí ligeramente asqueada al ver aquello, sin embargo, no estaba en condiciones de negarme a un trabajo y menos a un alojamiento. Mi madre viviría en la posada como siempre, pero debía buscar algo para mí y no ser una carga. Llamé a la puerta, armándome de valor y cuál fue mi sorpresa al notar que la cabeza del búho se estiraba y se acercaba a mí.

—¡Soy Hooty! El demonio guardián de esta casa. Llamaré a Eda —me dijo, mientras yo iba palideciendo y reptando por el suelo para huir de aquella criatura tan poco agraciada. La cabeza parecía tener un cuello infinito, estirándose por toda la casa y abriendo una de las ventanas, era ruidosa, ya que podía escuchar sus gritos.

—¿Qué puedo hacer por ti, niña? —me dijo una mujer pelirroja, de melena lisa y espesa, como si pudiera albergar cualquier objeto en su cabeza. Sus ojos eran amarillos, pero no se podían comparar con los de Amelia, no podría catalogarlos como ojos de lobo. Simplemente eran ojos miel.

Le mostré el anuncio del tablón, corrigiendo mi postura para que se viera lo alta que era, más incluso que ella y, a pesar de mi condición algo deplorable, me veía más corpulenta. ¿Acaso la magia hacía que dejasen de depender de su fuerza física?

—Me llamo Lucía Noceda, soy una humana y acabo de llegar esta madrugada en el barco del capitán Salty. Trabajaré con él los días de pesca, pero me animó a buscar trabajos en el tablón de anuncios. He descargado el pedido de pescado de los Blight yo sola y sin magia de por medio, estoy acostumbrada a trabajos pesados, creo que podría ser la indicada para esta oferta.

La mujer me inspeccionó curiosa, caminando alrededor de mí mientras me analizaba con su mirada.

—Llevas una buena navaja, sí señor. En cuanto cojas unos cuantos kilos de peso, se verá todo tu potencial físico, podríamos decir que eres una bestia humana. ¿Eres buena con las armas?

—Bueno, sé usar el arco y soy bastante habilidosa en el juego de cuchillos. Era sirviente de un hombre rico y cruel, por lo que las tareas que nos mandaba eran muy peculiares, no siempre eran segar o recoger la cosecha, a veces teníamos que deshacernos de la basura en algún callejón sin llamar la atención. Y digamos que la única forma de protegerse de los ataques y violaciones era atacando de vuelta, así que sí, estoy relativamente acostumbrada a matar y no animales precisamente...

—¡Perfecto! No tendrás problemas entonces, pasa, te mostraré tu habitación. Saldremos al alba para cazar y despellejar los animales. Llevaremos la carne a las tabernas y las pieles a los curtidores de cuero, esta semana no hay ningún encargo de criatura peligrosa. Me llamo Edalyn, puedes llamarme Eda.


The Human and The Beast (Lumity Medieval AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora