Capítulo 5: Unión de sangre

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Amelia se quedó en silencio, enmudecida, bajo la poderosa influencia de la verdad y realidad tras su gestación. Si bien era cierto que su madre era una mujer complicada de tratar, obstinada y elitista, no podría reprocharle nada jamás si llegó a sacrificar su vida misma por tener descendencia y repetir con ella. Edalyn comprendió su silencio, dedicándole una sonrisa reconfortante, humedeciendo un paño en el agua caliente para limpiar la tierra de su rostro y los rastros de sangre que podrían volver a despertar a su parte vampiro.

—Es difícil para mí aguantar tanto tiempo sin comer, mi madre tiene una vida ajetreada. Es cierto que así aprendo a controlar mi sed, pero hay veces en las que es insoportable... —explicó, mirando por encima de su hombro para observarme, yacía inconsciente aún.

—Cuando menstruas debe ser horrible. El olor de la sangre siempre te persigue y el desorden hormonal te enloquece, ¿cierto? 

La castaña asintió, pasando sus dedos por su larga cabellera castaño rojizo. Era una réplica exacta de su padre, pero con los poderes totales de un licántropo y un vampiro, una bendita ironía.

—Enviaré a mi palismán con una carta a tu casa, tus padres deben estar desesperados buscándote.

La joven asintió, ayudando a la bruja del bosque a preparar una poción con la que ayudarme a volver en mí misma. A día de hoy, aún recuerdo el sabor amargo, denso y terroso de aquel brebaje, pero fue instantáneo y abrí mis ojos para incorporarme y toser asqueada por el sabor impregnado en mi boca y garganta.

—Se acerca alguien, rápidamente —dije frunciendo el ceño, empuñando mi navaja como instinto. ¿Estaban tan habituadas a depender de la magia que habían olvidado percibir con los sentidos?

Mis palabras las devolvieron a la realidad, percatándose de que era cierto y todas en aquella casa sabíamos de quiénes se trataban. Atraídos por el olor de la sangre de su hija y el rastro, ambos progenitores habían salido de casa con ganas de recuperar a su cría y de exterminar a quien osó derramar su sangre noble. Salí de la casa, ya que era yo la que llevaba impregnada su sangre y la mía propia. No había necesidad de destrozar la casa.

Esperé unos segundos eternos, sintiendo el frescor y la textura de la hierba húmeda bajo mis pies descalzos, mientras permanecía con los ojos cerrados para agudizar mis sentidos. El aire cambió de rumbo y el ambiente se volvió denso y asfixiante; no podía respirar, tragué saliva intentando mantener la calma, aunque el pánico empezaba a apoderarse de mí.

Un lobo de mayor tamaño y complexión robusta y fuerte me rodeó y olisqueó, gruñendo amenazante; había encontrado a su objetivo, aulló para comunicarse con su esposa y, ni siquiera había terminado de aullar cuando ella había aparecido allí. ¡¿Podía teletransportarse?!

—Buen trabajo, cariño... —escuché, era una voz seductora, aterciopelada, grave... Era una voz que materializaba las fantasías de cualquier mortal para conseguir lo que ella quisiera.

Abrí mis ojos, pecando de curiosidad, encontrándome de frente con los ojos rojos de una mujer de piel nívea y cabello negro. Olvidé cómo respirar, me equivocaba si pensaba que Amelia se parecía a su padre; quien también abandonó su forma animal para mi sorpresa. ¿Por qué todos en su familia debían verse tan bien? Una vampiresa digna de leyendas, de piel de luna, ojos de sangre, melena azabache, figura envidiable y voz lujuriosa y un hombre lobo musculoso de ojos dorados, mandíbula marcada y desarrollada, cabello castaño rojizo y tan animal como refinado.

—Fuiste un chico muy listo, Alador. Hiciste bien en llamarme —felicitó a su hombre, al mismo tiempo que se acercaba a mí y analizaba la marca de los colmillos en mi cuello y la distribución de la sangre de su hija por mi cuerpo—. Esta humana fue la que salvó a nuestra hija, por eso su olor estaba en la escena del cepo, la trajo hasta aquí para ocultarla de los cazadores furtivos.

—Sus sangres se han mezclado de la única manera en la que permitiría un vampiro, totalmente intencional... Por eso te llamé

—El monstruo que duerme dentro de Amelia te ha elegido en una situación en la que su vida pendía de un hilo... Y ha permitido que parte de su sangre invada tu torrente sanguíneo para que cuando llegue el momento adecuado, no puedas negarla... —susurró junto a mi oído con una voz pausada y ligeramente divertida. Notaba su mirada en mi cuerpo, me estaba analizando para encontrar un motivo por el cual un vampiro podría interesarse por mí.

—Mi hija pudo huir malherida una vez que la libraste de la trampa, podría habernos llamado, podría haberse convertido en vampiro y buscar a cualquier víctima con la que calmar su sed y curar sus heridas. Sin embargo, te eligió a ti, a mostrarse vulnerable, a contenerse para no hacerte daño hasta que fue inevitable y tú, en vez de negarte, la aceptaste —La voz de aquel hombre era grave, rasgada, autoritaria y extrañamente calmada.

—Exacto... Amelia puede beber de quien quiera, simplemente la sangre de un vampiro de sangre pura como yo la sacia antes, aunque no hará nada de ahora en adelante... Una unión de sangre a la desesperada y lo animal es lo más fuerte que prevalecerá por siempre. Puede que su mente no sea consciente, ni ella encuentre los motivos a sus actos, pero su cuerpo y subconsciente eligieron que tú; una simple humana que podría morir aquí en cualquier momento, una humana que se arriesgó para salvarla, serás el refugio para su desesperación y ella acudirá en tu ayuda cuando sientas que estás en peligro.

—La unión de sangre es algo primitivo, algo más fuerte que otro tipo de unión fraternal o sentimental. Cuando se da una unión de sangre fuera del entorno familiar, tiene una connotación totalmente diferente... Y es algo que la élite de los monstruos hace para proteger a los suyos, pero que se niega a hacer para no depender de nadie. ¿Entiendes la complejidad del asunto?

—Mis acciones desencadenaron en que su subconsciente decidiera encomendarse a mí y, a su vez, nos encadenó. Ella vendrá a mí cuando la necesite y yo la buscaré cada vez que necesite calmar su sed... —intenté procesar de alguna manera racional.

—No busques la racionalidad aquí, humana... No hay nada más sexual para un vampiro que alimentarse de su elegido y compartir su sangre con él. No hay nada más primario y cargado de deseo que una unión por sangre, su cuerpo ha resonado con el tuyo y no quiere dejarte escapar.

—Y no pudo contenerse porque por fin podía calmar su sed. Odalia tampoco se controla nunca, incluso si mi sangre es veneno para ella... Y es por eso que te decimos esto, nosotros nos enamoramos y cuando ella estuvo al borde de la muerte, tomó todo de mí y me eligió como su compañero inmortal. Con el tiempo comprenderás lo tóxico y maravilloso que es, tóxico porque no podrás vivir sin ella, maravilloso porque no necesitarás nada más...

—En el momento que te ofrezca de su sangre y sus colmillos penetren tu piel, todo cobrará sentido, como si siempre hubiera estado allí... Ahora, debemos llevarnos a Amelia, debe asistir a sus clases con normalidad.

—Bienvenida a la familia... Si alguien quisiera acabar contigo, lucharemos por y para ti...

Tras esas palabras, desperté cubierta en sudor y con un dolor de cabeza inmenso. No podía abrir mis ojos, ¿había sido un delirio?

—Percatarte de su presencia hizo que tuvieran que ponerte en trance para hablar contigo. Tienen la política de no mostrarse a los demás, si muestran sus rostros puedes sentirte afortunada o aterrada. Mientras tú volvías a estar inconsciente, un murciélago se posó en la ventana y un lobo comenzó a aullar, los Blight no pueden salir a conveniencia porque todos se volverían locos si los vieran paseando por las calles con normalidad.

—Entonces... ¿No ha sido un sueño?

—Fuera lo que fuese que te hayan dicho, no quisieron hacer partícipe de la conversación a Amelia. Así que sí, todo era verdad y no quiero saber nada. No me gustaría involucrarme para malas con ellos...


The Human and The Beast (Lumity Medieval AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora