Mi móvil vibra en el bolsillo. Lo miro y es un mensaje de Artemisa.
"Ya me darás las gracias🧋. Ha sido un placer ayudarte"
En ese momento entiendo lo que ha pasado: Artemisa ha aprovechado el momento en que miraba a Alex para mover el batido y... bueno, aquí estoy, abriendo la puerta de mi casa, con Aleksandros.
- Vaya casa, es súper bonita - dice mientras observa algunas fotos de la entrada - ¿tienes una hermana?
- Sí, mayor. Casandra. Trabaja en el cole. Seguro que la has visto - digo mientras subo a mi habitación y voy quitándome el jersey.
Noto como los ojos de Alex no se despegan de mi. ¿En serio, tía? ¿Este sujetador? Entro en mi habitación y voy para el armario mientras dejo caer la falda que llevo; sin prestar mucha atención, noto una presencia a mis espaldas. Aleksandros. Me giro y me sonrojo al ver que está ahí, parado en la puerta, mirándome fijamente. Mierda. Joder. Me doy cuenta que llevo solo ropa interior. La mirada de Alex no es la que he conocido durante la mañana, ahora ese azul marino de un mar en calma esconde una tempestad. Sus ojos son mucho más oscuros. Voy dando pasos atrás hasta que choco con el armario, y veo como su rostro se transmuta en el de un depredador que ha logrado su presa. Cojo el móvil y envío un SOS a Artemisa. No negaré que la situación me excita, pero una tiene que saber cuándo y dónde. Alex ya me ha alcanzado y me coge de la mano y la eleva por encima de mi cabeza y la sujeta poniendo sus dedos entre los míos. En ese momento, noto su perfume, mucho más intenso, y como mis pechos, mientras voy respirando cada vez más intensamente, van rozando su camiseta. Sin posibilidad alguna, me agarra mi otra mano y la eleva para sujetarla junto a la otra. Ahora sólo me quedan dos opciones: quedarme o correr, y mientras mi mente me grita que huya, mi cuerpo se abandona a una conexión mucho más intensa que el placer.
Noto como su respiración se acerca a mi cuello, y al llegar va mordiendo suavemente cada parte. Cierro los ojos y le muerdo el cuello. Jadea de una manera intensa a cada mordida que le doy. Su mano va recorriendo cada parte de mi cuerpo y mis brazos ya no oponen resistencia alguna para él. En ese momento suelta mis brazos y éstos como si supieran el camino de ida, le quitan la camiseta dejando al descubierto su torso completamente musculado, digno de cualquier dios griego. Su mano se enreda en mi pelo y tira de él, dejando mi cuello a su merced. Lo sigue lamiendo y mordiendo, y ésto aún me pone más. Empiezo a lamer su torso, pero me agarra del cuello y, con una voz profunda mientras me mira a los ojos, me pide que me quede quieta. Y yo obedezco. Entonces, me agarra, me levanta, y me pone encima de la mesa.
Noto como sus manos van bajando suavemente y mi cuerpo se va tensando. Su mano se desliza dentro de mi ropa interior y empieza a tocarme suavemente. En ese momento, noto lo mucho que le gusta darme placer. Oigo como alguien abre la puerta de casa, y él me tapa la boca con su mano mientras que la otra sigue examinando partes de mi cuerpo que ni yo misma conozco.
- Helena - dice mi hermana subiendo las escaleras - ¿estás en casa?
Miro directamente a los ojos de Alex que se oscurecen aún más. Él hace una mueca de placer y acelera el ritmo. Déjate llevar; vuelve conmigo. Alex, conocedor de lo que está haciendo y viendo que no hay tiempo, me lleva al climax y me abandono por completo a la tormenta que asoma en sus ojos. En ese momento, no solo me encuentro perdida en esa tormenta de verano en medio del mar, también él se ha perdido en mi. Lo noto. Noto como cada momento del día de hoy nos ha llevado hasta aquí.
- Helena... He-le-na - dice Alex saliendo del baño y abrochándose el vaquero. Hay que joderse: no sólo está bueno, también usa ropa interior de marca.
Me giro y me encuentro a Alex parado. Lleva el pelo revuelto y mojado. Me sonrojo al pensar lo que acaba de ocurrir. Salimos de la habitación y bajamos. Cuando estamos saliendo, me doy cuenta que no llevo el móvil encima.
- Espérame aquí - digo mientras subo la escalera - tengo que coger mi móvil.
Entro deprisa en mi habitación y... todo está en orden. No hay señales de nada. La mesa sigue llena de libros y material. ¿Lo habré imaginado?.
Tan pronto como esa pregunta aparece en mi mente, noto un cosquilleo en mi tripa. Real o no, Alex tiene que ser mío.
Bajo de nuevo y me encuentro a Casandra hablando con él. Noto cierta ira.
- Casandra - digo agarrando a Alex del brazo - ¿qué haces aquí?
- He venido a por mi mochila para entrenar. ¿Y tú?
- Yo...
Alex me rescata: - Ha venido a cambiarse. Se le ha caído la bebida encima.
- Vaya accidente más oportuno, hermanita - dice Casandra incrédula - por cierto, deberías regresar a la cafetería, Apolo y Artemisa tienen un código 404.
En ese momento se me cae el mundo encima. Un código 404 no es nada bueno para mi, ni para los gemelos... y espero que Alex no se vea implicado en este error. Trago saliva, miro a Alex con una mirada de terror y le pido que cuente hasta 30 y se vaya a la cafetería. Tengo que llegar cuanto antes y lo mejor para todos es que no entremos juntos. Saco el móvil y veo un montón de mensajes.
"Tía, date prisa!!!!! Código 404. ⚠️ Ven ya!!!"
Le doy a responder: "ESTOY EN CAMINO"
En ese momento, me giro, miro por última vez los ojos de Alex y echo a correr deseando que no pase nada grave.
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Fuimos eternos
FantasyCuando Alex llega a la vida de Helena, sus vidas dan un cambio radical. Alex, el chico nuevo de clase, esconde una verdad que sólo muy pocos saben. La realidad de Helena tambalea al descubrir que aquellos en quien ella confía saben más de lo que apa...