Capitulum XI

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Han pasado las vacaciones de navidad. Sigo con la esperanza de que el recuerdo de Alex no duela al verle entrar por la puerta de clase. La alarma sigue sonando de fondo y mi madre, histérica, abre la puerta de la habitación.
- Helena - dice enfadada - vas a llegar tarde y eso no es aceptable. Date prisa o vas a ir andando al colegio. ¿Estamos?
Sigo catatónica mirándome en el espejo. Las sombras que se dibujan en mi cara revelan la mala noche que he pasado.
¿ES-TA-MOS? Vuelve a chillar mi madre. Asiento con la cabeza. Se va murmurando mil maldiciones hacia mi persona. Si sólo supiera que ya no me queda nada... y eso que fui yo quién decidió terminar la relación con Alex, pero nunca pensé que dolería tanto. Es como si una parte de mi alma se hubiera roto en dos, sin opción a ser restaurada.
Me visto a desgana... total, no me hace ilusión volver al insti. Bajo corriendo y me echo café en mi taza y cuando voy a dar un sorbo, Casandra me da un susto y me echo el café encima. Genial.
- Cas, podrías haberte ahorrado el susto - digo sin ningún tipo de expresión y estallando contra ella - no todo en la vida es diversión, ¿sabes?
Casandra mira a mi madre; mi madre mira a Casandra y me invita a cambiarme.
- Helena, no puedes ir así al instituto. Sube a cambiarte. Tienes 5 minutos. Venga, que nos vamos.
Subo a mi habitación y me cambio. Me pongo un jersey de lana blanco sin mangas con cuello alto y una falda de cuero negra. ¿Zapatos? Empiezo a buscar mis botas altas; finalmente, las encuentro. Bajo rápidamente y me meto en el coche.
Llegamos al insti; todo sigue normal: misma gente, mismos gilipollas a los que soportar. Busco a los gemelos por la entrada y no los veo. Bueno, seguramente llegarán tarde. Entro y voy para la zona de los sofás y veo que Alex se dirige hacia mi; sin quitarnos los ojos de encima, me doy cuenta demasiado tarde: estoy chocando con un chico; intento evitarlo, pero no lo consigo. Me pongo súper roja y empiezo a balbucear miles de disculpas desde el suelo. El chico me tiende su mano para ayudarme.
- ¿Helena? - pregunta curioso.
- Ehhhh... sí... - digo mientras cojo su mano para levantarme.
Alex me observa en la distancia con sus ojos azules mucho más oscuros de lo normal.
- Soy Egan. Encantado.
Mi mente intenta seguir los eventos que ocurren pero sólo puedo pensar en que ya la he cagado como para cagarla aún más.
- Ah. Encantada - digo mientras me pongo mas roja - me sabe mal preguntar... ¿debería conocerte?
- No - dice divertido - acabo de mudarme con mis padres a la ciudad. Soy nuevo. Desde administración me mandaron los horarios y todo, y bueno, me han asignado a ti como novato.
Cerda. Tonta. Por eso Casandra me ha tirado el café encima. Cuando la vea, me va a oír.
- Ah, genial - digo sonriéndole.
Los gemelos aparecen sonrientes y muy cambiados. Las vacaciones de navidad siempre les sientan bien.
- ¡Helena! - gritan los dos a la vez. Empiezan a correr hacia mí. Los dos se me lanzan a abrazarme y para mi ese abrazo es sanador. Las verdaderas amistades pueden curar el alma rota.
Apolo se despega y saluda a Egan. Mierda. Se conocen.
- Veo que has conocido ya a Helena - dice Apolo.
- Sí.
- Helena - dice Artemisa - le dijimos que estabas a punto de llegar y le enseñamos tu foto para que te buscara y supiera quien eres.
Si no fuera porque la quiero con locura, ahora mismo no me importaría reventarle la cabeza a Artemisa. Suena el timbre y vamos todos para clase.
Egan no se separa de mi. Tampoco me incomoda. Creo que me irá bien tener a alguien nuevo con quien distraerme.
Estoy entrando en clase y de detrás me agarran unas manos y me apretan contra la pared. Es Alex.
- Helena, tenemos que hablar.
- Ni de broma, Alex - le digo intentando escapar de sus brazos.
- Deja de intentarlo, sabes que cuando haces eso, me pones muy cachondo.
Me sonrojo. Pero no. No debo caer otra vez.
- Alex, lo dejamos de mutuo acuerdo. No te has preocupado en llamarme ni nada. Mucho "Helena, seremos amigos" pero bien que en fin de año estabas con otra pava. Que oye, para mí, genial. Has pasado página. Yo no. No puedo, y por eso es mejor que hasta que pueda volver a respirar teniéndote a mi lado, me dejes en paz.
Alex se ha ido acercando y noto su respiración en mis labios; joder, sabe como jugar conmigo. De repente, me suelta y entra en clase. Yo sigo pegada a la pared, no quiero moverme. No puedo porque por primera vez me admito a mi misma dos cosas: primero, Alex me pone muy cachonda; segundo, Alex fue mi refugio para todas mis tormentas.
Entro en clase, y me siento. Alex ya no está a mi lado. Ahora está con otra chica a la que odio profundamente: su hermana. Yo ya no estoy a su lado. Ahora estoy con otro chico al que Alex odia profundamente: Egan, su hermano.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2022 ⏰

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