En su segundo año universitario, Jimin pasa la noche con un chico sin conocer su nombre. Ahora en su último año, se reencuentra con él, pero de una manera muy peculiar.
- Soy tu nuevo roommate.
- Espera... ¿te conozco de algún lado?
- Mhmm... no lo...
Leves gemidos salían de mi boca, mientras que su lengua se unía con la mía. Ambas bailando al ritmo de una melodía sensual y apasionada. Su mano seguía en mi cuello y mi cuerpo presionando el suyo. El beso se sentía como si Jungkook quisiera adquirir algo dentro de mí, la forma en que me besaba, me succionaba el labio y lo dejaba ir una y otra vez, me enloquecía bastante.
Sin embargo, algo dentro de mí me decía que todo esto estaba mal. Él acababa de terminar con su novia, una relación de dos años. Y aquí estaba, presionándome contra la pared con su lengua dentro de mí.
Debo para esto antes de que algo más termine dentro mío.
— N-No. Detente. —dije haciéndome a un lado, empujando su cuerpo hacia la pared. Jungkook no me miró, pero a cambio, limpió su boca con dorsal.
— ¿No te gustó?
— No es eso, Jungkook. —expliqué apoyando mi cadera en la pared contraria—. Recién terminaste con "miss aguas finas", y ahora estás besándome como si nada. No estás pensando con claridad. Yo tampoco puedo dejar que esto pase... No quiero ser tu "un clavo saca a otro clavo".
— No eres eso, Jimin. —Se giró hacia mí con ojos levemente cristalinos. Su línea de agua se coloreaba de un tono rojo, como si estuviera aguantando las lágrimas.
— Sé que quieres pensar en otra cosa, pero... Es mejor que dejemos esto hasta aquí. Yo no gusto de tí y tú no me gustas. Lo que hice también estuvo mal, porque me dejé llevar.
— Jimin...
— ¿Si?
— ¿Por qué todos me pisotean?
¿Qué? ¿Y ahora qué pasa?
— Mis ex amigos... Mis padres y ahora Hana. Me siento como una decepción andante. —dijo en tono de burla con su espalda contra la pared. Exhaló una risa y me miró con una mirada completamente rota—. Pensé que con el beso, sacaría todo esto de la cabeza. Por eso te besé con fuerza, perdón si te herí.
— No lo hiciste y tampoco eres una decepción. Podré odiarte bastante, pero jamás te diría tal cosa.
Con solo mirar a Jungkook, pude comprender que él no necesitaba un beso o una noche de sexo con una pizca de odio. Lo que él verdaderamente necesitaba era algo tan simple y tan reparador como un abrazo.
— ¿Jungkook?
— ¿Si?
— ¿Quieres un abrazo? —pregunté caminando hacia su dirección y él se rió bajito—. ¿Eso es un no?
— Odio los abrazos, Jimin. Me incomodan.
Oh.
— L-Lo siento. Yo no quería, no sabía, y-yo...
— Pero aceptaría uno de tí. —dijo abriendo sus brazos con lentitud hacia mí.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
