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Arrojó la mochila sobre la cama teniendo mala puntería, ya que está calló directo al piso.

Miró desganado donde había caído su mochila y con pereza se arrojó sobre su cama esperando no tener la misma suerte que esta.

Su mirada estaba sobre el techo de su habitación, pero no veía absolutamente nada, su mente recordaba sobre lo que había ocurrido esa tarde.

Él fue testigo del como aquel chico, ahora capitán del equipo de baloncesto, había tratado a la bonita chica rubia, la sub-presidenta del colegio.

Él fue testigo de aquella mirada llena de dolor, fue testigo del como corrió libremente aquella lágrima que después fue absorbida por la camiseta de la chica.

Todo desde lejos, todo desde las sombras, cómo había sido desde siempre. Aquello le había enfurecido de sobre manera, tenía tantas ganas de golpear el bonito rostro de Min Yoongi por haber tratado a su musa de esa manera.

Nadie podía tratar mal a aquella bonita chica de coletas, nadie en el mundo tenía derecho a si quiera mirarla, nadie excepto él.

Él jamás trataría mal a la preciosa rubia, tenía tantas ganas de ponerla en una pequeña caja de cristal y salvarla de toda maldad que había en el planeta.

Pero aún no era momento, aún tenía que ganarse su confianza, iría de a poco. Total, tarde o temprano aquella rubia pronto sería solo para él.

Sonrió mientras se incorporaba sobre la cama, su plan estaba saliendo tal y como lo había imaginado desde un principio.

Alejaría todo ese mal que rodeaba al bonito ángel de coletas rubias. Salió de su habitación para bajar al primer piso.

Salió de casa llendo hacia el patio trasero, entro al cuarto donde guardaban todo tipo de herramientas, en el fondo de este, algo escondido, había otra puerta la cuál no tardó demasiado en abrir.

Bajo las escaleras que estaban frente a sus pies, no sin antes cerrar la puerta tras de si. Una vez llego al final de estás encendió la luz que estaba a un costado de él.

Lo primero que visualizo fue el bulto que estaba tirado a unos metros delante de él, estaba tal y como lo había dejado la noche anterior.

Se acercó lo suficiente para quitar la sábana que cubría a aquel chico rubio. Sonrió al ver su cuerpo, lleno de moretones y muchas cicatrices recién echas.

Su cuerpo se sentía frío, este estaba tan sucio que por poco se dejaba de observar lo amoratado que se encontraba. Su cabeza mostraba un fuerte golpe del cual había emanado una buena cantidad de sangre.

Sonrió satisfecho al observar su obra de arte. Estaba feliz por ver al chico aún respirar, lamentaría que él ya no tuviera ganas de seguir jugando.

Él chico que yacía tirado fue abriendo lentamente sus ojos, tratando de acoplarse a la luz que emanaba del foco, su cuerpo tembló leve al presenciar a su raptor que lo observaba tétrica mente.

Su sonrisa se ensancho aún más al saber que su víctima ya carecía de fuerza, tal vez está sería la última vez que jugarían juntos. Después de todo ya comenzaba a aburrirse.

La chica de las coletas [Yoonrosé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora