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Estaba que echaba chispas, hablando metafóricamente, su semblante era de total molestia, no le importaba que la mirarán raro total ya estaba acostumbrada a ser el centro de atención del colegio.

Dió vuelta a la derecha y siguió de largo hasta llegar al final del pasillo, sin tocar empujó las puertas abriéndolas de par en par dejando ver a varios chicos semi desnudos, algunos estaban mojados debido a que recién salían de las duchas, otros tenían una toalla al rededor de la cintura cubriendo su desnudes y otros estaban en ropa interior.

Rosé no se inmutó ante aquella escena frente a sus ojos, estaba tan molesta que no reparó en el vergonzoso momento tanto para ella como para los chicos.

— ¿Dónde está?— susurro dando una mirada por todo el lugar.

Nadie respondió, todos se habían quedado tan sorprendidos por la llegada de la chica, algunos se escabulleron discretamente tras las duchas, otros la ignoraron y siguieron en lo suyo.

— ¿Dónde está?— repitió, pues nadie contestaba.

— ¿Se puede saber que haces aquí? ¿A caso estás mal de la cabeza?.

Un pelinegro se asomo para encarar a la pequeña chica, la miraba muy molesto, pues había irrumpido en algo muy íntimo para ellos, sin duda tendría que decirle al director lo sucedido.

— ¿Que quieres Rosé? Este es el vestidor de los chicos y no tienes permitido estar aquí.— apunto con su dedo a la chica molesto.

— Jungkook.— susurro sin inmutarse ante la forma en que él chico le hablo.— Dónde está.— exigió.

— ¿Dónde está quién?— frunció el ceño sin saber a lo que se refería la chica.

— Está al otro lado.— Mark, respondió inclinando su cabeza señalando la puerta tras su espalda.

Rosé agradeció con un asentamiento de cabeza y comenzó a caminar directo a la puerta, una mano aferrándose sobre su brazo detuvo su andar y giro el rostro para encarar al pelinegro.

— Sal de aquí ahora Rosé, de lo contrario le diré al director.— amenazó sin soltar a la rubia.

— Suéltame Jungkook.— susurró entre dientes mirando el agarre.— Necesito hablar con él.

— No ahora Rosé.— apretó un poco más el agarre.— Espera unos minutos y una vez que salga podrás reclamarle todo lo que quieras.

Ambos comenzaron una guerra de miradas que ninguno tenía pensado perder, Jungkook sabía perfectamente de lo que era capaz la rubia y aún así quiso hacer lo necesario por evitar que discutiera con Yoongi.

— Déjala Jungkook.— Mark se acercó a ambos poniendo fin a su pelea.— No puedes posponer algo que al final sucederá.— alejo al chico de la rubia.— Que sea rápido y sin tanto escándalo.

Rosé agradeció mentalmente la intervención de Mark y sin decir más camino directo al otro cuarto. Una vez paso por la puerta comenzó a buscar con la mirada a su traidor amigo.

Este estaba hasta el rincón siendo acompañado por el castaño, Hoseok, ambos no se habían percatado de la discusión del otro lado, mucho menos se percató de su presencia.

— ¡Min!.— grito logrando que no solo su amigo la mirará, el resto de chicos vieron sorprendidos la presencia de la fémina.

Yoongi se levantó de su lugar ya limpio y cambiado, tenía una enorme sonrisa al ver a su amiga, la cual se fue disipando con forme se iba acercando hasta quedar con una mueca de confusión.

— ¿Sucede algo?.— comenzó a preocuparse por la seriedad de la chica.— Rosie ¿Que haces aquí?.— miro al rededor, varias miradas curiosas estaban puestas sobre ellos, miradas burlonas dedicadas al pelinegro, pues querían ser testigos del regaño que le esperaba.

La chica de las coletas [Yoonrosé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora