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El olor a humedad y humo se colaba en mis fosas nasales al llegar al puerto.

Estaba a 35 minutos de mi casa, tenía planeado ir por ellos, dejarlos al bar y regresar a mi casa a dormir unas horas más antes de ir de nuevo a trabajar, ya me sentía cansado y extrañamente el estómago me burbujeaba, es como si hubiera tomado una lata de coca cola fría de un solo trago.

- Puede esperarme 10 minutos, ire por las cajas.

- El monto subiré omega - dijo mirándome desinteresadamente.

- No se preocupe, le pagaré lo que desee, solo tomara unos minutos.

Caminó entre los grandes contenedores que han sido bajados de los barcos y que ocupan toda mi visión, busco el contenedor no. 02062-2, pero mientras más avanzó parecía un laberinto, veo algunos alfas beber y fumar pero los paso de largo un poco intimidado.

Dónde mierdas estaba el contenedor, habían tantos pero ninguno con los número dados por mi jefa, si el señor del taxi cobraba una fortuna no se haría responsable.

A lo lejos vio una beta no más de 15 años corriendo de manera rápida con una mochila en la espalda.

- Oye, sabes donde queda este contenedor, llevo ratos buscándolo - pregunto al chico quien se detuvo por un instante solo para voltear a verlo y decirle una palabra que le hizo erizar la piel.

- Corre.

Porsche abrió los ojos asustado, no pudo reaccionar cuándo oyó dos disparos y vio al beta caer de espaldas, un charco de sangre comenzó a formarse alrededor paralizandolo.

Corre Porsche le gritaba su subconsciente pero su cuerpo no se movía, tan encimado estaba viendo el pequeño cuerpo tirado cuándo no sintió como dos alfas enormes lo tomaban en brazos, solo ahí reaccionó y comenzó a patalear sin ningún resultado ya que esos dos tipos le doblaban de musculatura, aun siendo alto no pudo hacer mayor cosa que gritar por ayuda.

Mientras lo llevaban al parecer un contenedor abierto dónde la poca luz y el olor nauseabundo a pescado combinado al humo de cigarrillos le golpeo de manera nada agradable. Era su fin, nadie saltaría ayudar a un omega, nadie vendría por el, su hermano no sabría de él, dejarían su cuerpo tirado por el mar y nadie nunca se enteraría de su paradero.

- Jefe, encontramos a este omega hablando con Lucas. - hablo uno de los robustos alfas.

- Matenlo.

La palabra muerte nunca me había asustado tanto como esa voz grabe que sin ningún tipo de sentimiento y sin pensarlo por un segundo hablo sin más, como si fuese una lata vacía que era fácil de desechar a la basura.

- Eres un maldito, no conocía al pobre beta que mataron - grite con rabia y miedo ¿Qué más podía perder? al fin iba a morir.

- Me gusta, un omega con agallas.

Esta vez la voz no sono a la distancia si no justo al lado de mi oído.

Volteé a ver al dueño de aquella voz, mi respiración y todo a mi alrededor se detuvo cuándo mis ojos se toparon con esos ojos felinos llenos de malicia, mi garganta se seco y unas mariposas revolotearon dentro de mi estómago causandome pequeñas cosquillas. Un fuerte olor a picante mezclado con café negro ingreso a mi nariz e inevitablemente gemi.

Mis feromonas saltaron alegremente alrededor como si no supieran que todos en ese lugar eran alfas, el calor empezo a extenderse en mi cuerpo como lava quemandome por dentro y haciéndome jadear sonoramente, mi parte trasera se encontraba ya mojada y lista para recibir a cualquier alfa, mi instinto omega deseaba horriblemente a un alfa que satisfaciera mi libido.

Mientras mi poca conciencia me regañaba y buscaba alguna manera de salir de ese problema, mi celo se había adelantado por los mil demonios, como eso era posible si todos los días tomaba inhibidores, quedaban mas de dos semanas para ello.

Y en lo único que pensaba mi cuerpo era en tener una verga dentro.

Un gruñido rugió por en todo el lugar haciendo que los dos guardias me soltaran inmediatamente y se alejaran de mi, mis piernas estaban como gelatinas que caí al sucio suelo.

Levante la vista para ver que iba a suceder conmigo y me sorprendió ver como el jefe alfa se acercaba a mi, mi parte humana y omega no sintieron miedo que era una total estupidez siendo que este tipo hace solo unos minutos había dado la orden de que me matarán.

- Big, trae la camioneta - ordenó.

- Arm, Pet vigilen que ningun estupido se acerque, sacaré al omega en este momento.

Unos brazos fuertes lo levantaron de manera sencilla y me sacaron de ese hueco oscuro y oloroso. 

Mis ojos comenzaron a cerrarse al mundo de los sueños pero aunque trate de envitarlo para saber a donde me llevarían, mi cuerpo estaba totalmente agotado y antes de quedar inconsciente vi al alfa hablarme y tocarme la cara para que despertará pero no pude y todo quedo oscuro y en silencio. 




 

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KinnPorsche: El amor del Gángster por mi  [ Omegaverse ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora