Capítulo 1

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—Maldición, lo que me faltaba —Jennie conducía tranquilamente cuando de un momento a otro su automóvil comenzó a moverse sin cuidado y no le quedó de otra más que estacionarse y ver qué le sucedía, lamentablemente para su mala suerte uno de sus neumáticos se había descompuesto. Alrededor suyo no había ningún alma, ni mucho menos más automóviles transcurriendo por la calle, se le ocurrió llamar a la operadora pero había recordado que su teléfono se había quedado sin batería en mitad del recorrido. Suspiró y maldijo para sí misma, pronto comenzaría una lluvia torrencial y no se encontraba mentalmente preparada para eso.

—¿Jennie? —una voz más que conocida para ella hizo acto de presencia, no sabía si eso le alegraba o si le causaba nervios, probablemente sean ambas ya que al voltearse no pudo evitar formar una pequeña sonrisa con un pequeño temblor en su cuerpo.

—Roseanne, tanto tiempo —murmuró Jennie, su día iba de mal en peor y no pudo evitar pensar en estar agradecida e incómoda por la aparición de su ex en el mayor problema que ha podido tener.

—La verdad es que sí, ha pasado bastante tiempo, ¿Te ha sucedido algo? te vez un tanto complicada —Jennie le dedicó una mirada de lamento y Roseanne pudo comprender— Eso se ve mal —dijo la castaña señalando el neumático— Lamentablemente yo tampoco tengo un repuesto y según el meteorólogo pronto comenzará a llover, si quieres puedes quedarte en mi apartamento hasta que el clima mejore, si gustas claro —intentó parecer lo más amable posible para tranquilizar a la mayor, por lo que recordaba Jennie odiaba más que nada que las cosas le salieran mal.

—Gracias, pero no quiero incomodarte Roseanne —musitó Jennie algo avergonzada, no recordaba que la castaña fuera tan madura y responsable, probablemente en los años que no se vieron ambas cambiaron más de lo que sus mentes se imaginaban.

—No incomodas para nada, es lo menos que puedo hacer, además mi apartamento queda enfrente, vamos —la insistencia de la contraria hizo que la castaña cambiara de opinión, aceptó su propuesta y segundos después la lluvia comenzó logrando que ambas caminaran más rápido hacia la entrada del hogar de Roseanne.

La puerta del apartamento de la menor fue abierta dejando pasar a las dos jóvenes que intentaban refugiarse del frío que había aparecido con la primera lluvia.

—Puedes dejar tus cosas ahí —habló Roseanne por primera vez desde que ingresaron al lugar, señalando un perchero y una mesa arrimo que se encontraban a un lado de la entrada— Traeré algunas toallas para que te seques el cabello, ponte cómoda —una vez dicho esto encendió la calefacción y fue en búsqueda de lo que había mencionado.

Por parte de Jennie hizo caso y dejó su abrigo y pertenencias a un lado, tomó asiento en uno de los sofás y admiró detenidamente la decoración del lugar la cual a su parecer era cálida y hermosa. Pronto el silencio cómodo fue sustituido por unos adorables ladridos los cuales cada vez se hacían más fuertes llegando hasta ella un adorable cachorro de pelaje blanco con manchas marrones claro.

—Lo siento, no alcancé a detenerlo —dijo Roseanne señalando al revoltoso muchacho que se había sentado en el regazo de la mayor para ser acariciado por ésta.

—No te preocupes, es un adorable chico —respondió sonriendo ante la ternura del animal.

—Eso es porque le agradas, de tan sólo nombrar al repartidor de pizzas hace que se moleste y comience a ladrar —y en efecto, el pequeño perro se detuvo y alzó la mirada hacia la puerta para observar si el sujeto de gorra roja había hecho acto de presencia para atacarle.

—Sólo se preocupa por ti —habló sin despegar la sonrisa de su rostro, Roseanne no pudo evitar pensar que se veía preciosa de esa manera— No sabía que te gustaran tanto los perros como para tener uno —tomó la toalla que la rubia le ofrecía y comenzó a secar su cabello antes de que pescara un resfriado.

𝑩𝒓𝒆𝒂𝒌𝒖𝒑 𝒂𝒏𝒅 𝑪𝒐𝒎𝒆𝒃𝒂𝒄𝒌 - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora