Sin excusas para la demora, sólo la vida adulta jalándome.
Advertencia: contiene spoilers del manga, fanbook, etc. Posible errores médicos jaja ¿o no? todo es ficción.
Gracias a todos los que leen, comentan y me dan amorcito. Que lo disfruten
Capítulo 8: Tiempo
La precipitación de los hechos había tomado desprevenidos a la gran mayoría de los cazadores de demonios, siendo las que peor lo pasaron, las chicas de la Finca de las Mariposas. ¿Cómo es eso posible si ellas no lucharon? Justamente por ello. El desconocimiento de la situación de sus seres queridos, los que les quedaban, y sus amigos, era más de lo que podía soportar, por ello, habían optado por dejar de pasearse de un lado a otro a organizarse para recibir a los posibles heridos.
Aoi volvió a desear ser más útil, haber logrado superar sus propios miedos y luchar junto a sus compañeros, pero sabía sus límites y, con la mirada enfocada en el horizonte, suplicó porque sus seres queridos salieran bien de esa horrible situación. También deseó que acabaran con Muzan.
El tiempo pasó lentamente hasta que los primeros rayos del sol iluminaron esa noche eterna. Poco a poco llegaron los heridos y Aoi comenzó a dar indicaciones respecto al cuidado de cada uno. Los kakushi no eran suficientes y las niñas de la finca correteaban de un lado a otro intentando ayudar. Kanzaki cerró levemente sus ojos antes de recuperar fuerzas y continuar. Los más estables fueron los primeros en llegar y la joven agradeció los conocimientos que había adquirido para poder tratarlos adecuadamente.
Uno de los kakushi se le acercó apenas llegó, comentándole que seguían estabilizando a los heridos más graves y que pronto arribarían con ellos. La muchacha de coletas asintió, frunciendo su ceño, preocupada por Kanao y Shinobu-sama; nadie le había informado sobre ellas y temía que alguna no lo hubiera logrado. La angustia crecía en su interior, pero el tiempo se movía rápido y no le había dado oportunidad de desocuparse para preguntar por ellas, porque en el momento en que lo había intentado, nuevos pacientes habían ingresado a la finca y no había tenido otra alternativa más que seguir adelante. Empujando la desazón hacia lo más recóndito de su alma.
Aunque aquello no duró demasiado, porque al poco tiempo fueron trasladados varios de los Hashiras y la joven reconoció entre ellos al Pilar del Viento y al Pilar del Agua quienes venían inconsciente en camillas transportadas por kakushis; seguidos por Kanao, quien iba cojeando, apoyada en el hombro de Inosuke. Aoi se apresuró en llegar hasta ellos, ambos se encontraban malheridos y las vendas que cubrían los brazos y el torso del muchacho estaban manchadas de rojo.
— Deja que revise tus heridas — pidió al amigo de Tanjirō, quien la miró directamente a los ojos, libre de su usual cabeza de jabalí.
— ¡Primero atiende a Shinobu! — exclamó él, sin perder ni una gota de su ímpetu al hablar. Las cejas de Aoi se dispararon hacia arriba, apenas procesando que su maestra estuviera con vida. Deseaba llorar, parte del nudo de su angustia se había deshecho —. La traen tras nosotros, está mal herida. También Tanjirō y Zenitsu — concluyó, llamando a ambos de forma, inusualmente, correcta.
Aoi apenas tuvo tiempo de abrir su boca antes de que la camilla que llevaba a Shinobu, cruzara frente a ella. Sus ojos se agrandaron y, antes de siquiera procesar su actuar, se giró y corrió tras su maestra, dispuesta a sanarla primero. Porque si deseaba tener una oportunidad curando al resto de la cofradía, necesitaría la ayuda de la dueña de la finca.
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Kanao vio partir a Aoi y confió en la capacidad de la muchacha para tratar las heridas de su hermana mayor, una parte de ella se sintió inútil al no poder ayudar a las chicas de la finca a curar al resto, pero nunca había sido buena con esas cosas. Además, entendía que ya había cumplido con su trabajo y que ahora era el turno de otros de actuar. Sí, era el turno de aquellos capaces de sanar a los cazadores.
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Secreto [GiyuShino]
FanfictionShinobu no entendía del amor, menos de sus implicancias físicas. Sólo sabía la teoría que sus libros le enseñaron, pero habían charlas que la alentaron a conocer la práctica y, por cosas de la vida, Tomioka se atravesó en su camino. De cómo ambos te...