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Todo esto parece un sueño, uno de esos que al despertar no se te olvidan, que siguen latentes en tu mente para reproducirse en cualquier momento del día, para recordarte hasta el más minúsculo detalle que no notaste en el primer momento, uno que trae consigo un mensaje encriptado, uno que tienes que trabajar para poder descifrarlo.

Así me siento, trabajando en comprender lo que sucedió, la diferencia es que sé que esto no es un sueño y que realmente sucedió. De verdad besé a Griffin, de verdad lo hicimos, nos besamos.

¡Nos besamos!

Y es... No lo sé. ¿Raro? ¿Extraño? ¿Mágico? ¿Aterrador?

Es tantas cosas a la vez que no sé cómo clasificarlo, o bueno, creo que sí sé cómo hacerlo, porque no tengo duda alguna de que ese beso fue soñado. No voy a seguir mintiéndome, no referente a esto, ese beso era algo que llevaba deseando desde hace algunas semanas y aunque no imaginé satisfacer ese deseo, estoy feliz, estoy realmente contento, lo sé porque he pasado toda la noche pensando en ello y apenas he abierto mis ojos está mañana, sigo pensando en eso, en como los labios de Gri encajaron perfectamente con los míos, en cómo eran suaves y delicados, en cómo se movían con calma y prudencia sobre los míos, dejándome entrar en confianza, permitiéndome sentirme tranquilo y seguro; esas caricias de sus labios sobre los míos junto a las que sus dedos dejaban en mis mejillas, han sido mágicas y encantadoras. Por un instante incluso creí estar levitando en pleno parque cuando pude besarlo. Me sentí como protagonista de película con ese simple roce de labios.

Pero ahora...

Ahora soy un caos, un mar de pensamientos con un fuerte oleaje producto de una terrible tormenta. ¿Ahora qué? ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Qué se supone que somos? ¿Novios? Él no mencionó nada sobre eso y yo claramente no estaba en condiciones de preguntar, después del beso quedé completamente aturdido y con unas inmensas ganas de huir del lugar, cosa que no hice, Griffin pareció prevenir mi movimiento y me tomó de las manos antes de que mis pies reaccionaran. Por suerte los chicos llegaron de inmediato y luego nos regresamos a casa, Griffin nos llevó, pero antes de que pudiera bajar del auto, me hizo saber que tenemos una plática pendiente.

Una plática que claramente no quiero tener, no si sigo sin comprender todo esto que estoy sintiendo. Hay muchas cosas que pensar, ¿Cómo Griffin quiere hablar de esto tan pronto sin darnos el tiempo de pensar en lo que queremos?

―¡Jayden! ―Me exalto ante ese grito que está acompañado de una fuerte sacudida de hombros. Veo a una enfermera retirar sus manos al verla y luego dirijo la mirada hacia Katherine, quien luce claramente preocupada, y sé que es mi culpa―. ¿Estás bien? ―me pregunta y con torpeza asiento―. Déjanos a solas, por favor ―la enfermera se marcha sin titubear―. Bien, ahora que estamos solos, dime, ¿Qué tienes?

―¿Yo? ―me rio y me muevo un poco incómodo en la silla―. N-nada.

―¿Y pretendes que te crea? ―hago una mueca―. Vamos, cuéntame lo que sucede. Desde que llegaste te noto bastante distraído, y he tenido que llamar a alguien para que me ayudara a traerte a la realidad, porque estabas completamente sumergido en tus pensamientos, así que dime. ¿Qué te sucede, Jayden? Tal vez pueda ayudarte en algo.

Veo minuciosamente a Katherine; aunque lleva tiempo postrada en la cama, tuvo un esposo y una hija que el accidente le arrebató, así que tiene la capacidad de darme algún consejo, además, es la mejor opción en este momento. Katherine es alguien que no conoce a Griffin, solo me conoce a mí, no le tiene cariño a él, no nos ha visto juntos y no estará influenciada como el resto por el pensamiento de que Gri y yo hacemos una bonita pareja. Ella solo me dará respuestas en base a mi sentir y eso es lo que necesito en este momento, porque desahogarme con alguien más es una misión imposible para mí.

El chico de la habitación 230Donde viven las historias. Descúbrelo ahora