Boceto 1

2 0 0
                                    


–Ten, un poco de agua–. Selena le ofreció su botella improvisada mientras corrían entre aquellos frondosos árboles.


Dante la tomó, bebiendo varios tragos. Luego volvió a entregársela.


–Tenemos que buscar un sitio donde pasar la noche, lejos de las bestias. Especialmente de las que vuelan. –


Dante asintió al escuchar a Selena, antes de que una flecha pasara al lado del rostro de la peli negra con velocidad vertiginosa. La rodeó entre sus brazos, escondiéndose ambos tras unos árboles.


Unos segundos más de tardanza, y su compañera ya habría estado muerta. Selena aguantó la respiración junto a él, pues se escuchaban algunas pisadas alrededor. Los estaban acechando.


Dante le indicó con la mirada que debían seguir por el camino frente a sus ojos.


–Por aquí, venid. Tenemos un refugio cerca–.


–¡Theo! – Selena sonrió llena de alivio al ver al cazador que apareció junto a ellos. Lo abrazó rápidamente, siguiendo sus pasos.


Se detuvo después de unos segundos, mirando a un Dante que no avanzaba.


–¿Vamos? –.

Pero los ojos del castaño estaban puestos en la daga que llevaba Theo en sus manos. Una K grabada en el puñal la distinguía claramente.


–¿De quién es esa daga? –.


–¿Qué? Oh, ¿esta? La encontré cerca del claro.– Mencionó Theo. –¿Vienes o qué? No podemos quedarnos aquí.


Pero Dante ya había empezado a correr en sentido contrario.


–¡Dante! – Susurró Selena lo más alto que pudo.


Al ver que su compañero realmente se estaba yendo hasta desaparecer, corrió tras él.


–Mierda. Suicidas–. Murmuró Theo, siguiendo a su amiga también.

El descenso (bocetos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora