VIII

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Jungkook estaba muy jodido. Jimin lo hacía muy feliz y sabía que al final sería muy doloroso para él. Entró a la cocina y le vio haciendo el desayuno. Era tan dulce como el infierno. Jungkook le sonrió y Jimin le devolvió la sonrisa.

— ¿Qué es tan gracioso?

Echó un vistazo al desastre.

—Tienes prohibido volver a hacer el desayuno. Has ensuciado mi cocina, y ¿Cómo demonios te ha llegado chocolate al pecho? — caminó hacia él y observó el chocolate en su pecho desnudo para asegurarse de que era lo que parecía ser. Lo era.

—Estoy haciendo crepas de chocolate.

Jungkook se echó a reír y miró esa especie de bultos oscuros, apilados en un plato, y que según Jimin, eran crepas de chocolate.

—No sabía que a los hombres lobos les gustaba el chocolate. ¿Cuánto has hecho?

Jimin sonrió.

—Me encanta el chocolate. Quería llevarte el desayuno a la cama. ¿Hice mucho ruido?

Jungkook negó con la cabeza.

—Me di la vuelta y no estabas allí. Eso me despertó. Entonces olí el café y las crepas. Es un gesto muy dulce de tu parte, Jimin. No tenías que hacerme el desayuno.

—Pensé que era lo menos que podía hacer después de lo de anoche. — Le guiñó el ojo. — ¿Cómo te sientes? ¿Te duele?

Le dolía, pero negó con la cabeza.

—Me siento bastante bien.

Jimin gruñó en voz abaja, su sonrisa murió.

—Puedes decir eso otra vez. Eres increíble.

Jungkook miró los boxers de Jimin, lo único que llevaba y vio que su polla estaba dura de nuevo. Había oído que los hombres lobos eran altamente sexuales, pero no tenía ni idea de lo que eso significaba, hasta ahora. Jimin lo había follado unas docenas de veces, comenzando justo después de que se comieran la pizza y terminando cuando el amanecer lo despertó penetrándolo desde atrás, mientras estaba durmiendo, tumbado sobre su estómago. Le sorprendía que pudiera andar después de todo lo que le había hecho.

— ¿Puedes tomarme otra vez?

Su mente decía que sí, pero su cuerpo casi gimió de cansancio. Jungkook sonrió.

— ¿Siempre estás tan excitado?

—Es por la temporada de apareamiento. ¿Es demasiado para ti? — lo miró preocupado. — ¿Te estoy pidiendo demasiado, Jungkook? Eres humano. Lo siento. Estás adolorido. ¿No es así? No me mientas.

—Un poco.

Jimin lo tomó en sus brazos y lo abrazó.

—Está bien, bebé. La época de apareamiento es un infierno, incluso para nosotros. A todos les afecta por igual. Te juro que no suelo ser así. Yo también estoy adolorido, pero por desgracia a mi polla parece no importarle.

Jungkook se echó a reír.

— ¿Has ocupado todo el chocolate líquido en las crepas?

—No. Dejé un poco por si querías chocolate caliente.

Jungkook le sonrió.

— ¿Dónde está?

Se volvió un poco y señaló. Jungkook enganchó los dedos en los boxers del contrario, los bajo hasta los muslos y Jimin gruñó suavemente. Empezaba a identificar los gruñidos, este, solía hacerlo cuando estaba excitado. Agarró el chocolate, se dejó caer de rodillas, dejó caer el chocolate líquido en la punta de su polla y lamió. Jimin gimió.

🐺 Jikook 🐺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora