IX

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A Jungkook no le gustaba Kim Jongin. El nombrado lo miraba en silencio mientras él estaba sentado en el sofá, viendo la televisión. Él lo miraba como si fuera un insecto bajo un microscopio. El hombre era el típico surfista alto y con piel bronceada. Era muy guapo, pero lo incomodaba. El hombre media un metro ochenta y dos, y había llegado después de que Jimin se había ido de casa.

Jimin le había llamado para que fuera su niñera.

Giro la cabeza y lo miró directamente.

— ¿Tienes que mirarme? Puedo sentirlo. ¿Quieres el mando a distancia? Estoy seguro de que verás algo más interesante en la televisión.

Jongin no apartó la mirada de él.

—Sólo estoy pensando. No era mi intención molestarte.

—No estoy molesto, pero me incomoda que me estés mirando.

—Te pido disculpas. Es que estoy muy intrigado contigo. Yo no sabía que Namjoon tenía un sobrino. Por lo que he oído, Namjoon amenazó de muerte a cualquiera que te tocara y ahora estoy aquí sentado preguntándome si tu tío matará a Jimin.

Jungkook apartó la vista y miró la televisión.

—Namjoon es consciente de que Jimin y yo dormimos juntos, y no quiero hablar de eso.

Jongin inclinó la cabeza, sin dejar de mirarlo fijamente.

—Jimin no se mete con humanos. Los evita al menos que sean el polvo de una noche. Obviamente eres más que eso. Él te ha marcado.

—Pregúntale tus dudas a Jimin. — Jungkook se levantó. — Estaré en mi habitación durmiendo. Éstas en tu casa. Hay aperitivos en el refrigerador por si te da hambre. Jimin dijo que no estaría fuera mucho tiempo.

Entró en su habitación y cerró la puerta. El tipo era demasiado entrometido y no quería volver a escuchar que él no era el tipo de Jimin. Se recostó en su cama y miró al techo. ¿Cómo se había enamorado tan rápido de ese hombre?, pero claro, Jimin no era cualquier otro hombre que hubiera conocido antes. Ni siquiera era realmente un hombre. Giró la cabeza y miró el teléfono, quería llamar a Jin y tener una pequeña charla, pero no lo hizo. Jin se preocuparía por él y no quería eso. Escuchó la puerta principal cerrarse de golpe y se sentó. Escuchó cómo se pusieron a hablar pero no pudo distinguir las palabras. A los diez minutos escuchó el portazo de la puerta principal, la puerta de su habitación se abrió y Jimin se detuvo en el umbral, mirándolo. Se veía bien con los vaqueros desgastados y la camiseta azul rey.

— ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien. ¿Tú cómo te sientes? ¿Te ayudo tomar el aire?

Jimin vaciló y luego asintió.

—Sólo tenía que pensar.

A Jungkook no le gusto el tono tenso de su voz, pero no dijo nada.

—No volveré a confiar en mi cuando esté contigo.

—No vas a hacerme daño, Jimin. Confió en ti, incluso aunque no confíes en ti mismo.

Jimin tomó una respiración profunda.

—Se me ocurrió una solución.

Tuvo un mal presentimiento.

— ¿Por qué tengo la sensación de que no voy a estar de acuerdo con lo que vas a decirme? ¿Te vas? ¿Me estas dejando?

—No puedo hacer eso. Te deseo y me volvería loco si no pudiera tenerte durante el periodo de apareamiento.

Jungkook sabía que era patético por sentirse aliviado, pero no estaba listo para decir adiós a Jimin. Sabía que su tiempo con él era limitado, pero no estaba preparado para perderlo tan pronto. Jungkook se abrazó a sí mismo y lo miró en silencio, esperando a que hablara.

🐺 Jikook 🐺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora