Prólogo

61 14 14
                                    

El mar es salvaje, es libre. El mar es alguien incontrolable. Alguien indomable.

Quería ser como el mar. Necesitaba esa calidez y seguridad que me ofrecía. Necesitaba; no, ansiaba alcanzar la pureza de sus curvas. Alcanzar la perfección a través de sus abstractos trazos.

El mar me abrazaba, me hundía mientras aquella voz retumbaba en mis oídos susurrando:

<<¡El mar, el mar!

Dentro de mí lo siento.

Ya solo de pensar

en él, tan mío,

tiene un sabor de sal mi pensamiento.>>


Él se despedía de mí. Cerré los ojos y me despedí de él. 

INDOMABLE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora