La única preocupación de Nusa era disfrutar de aquel verano de 2022: salir de fiesta con sus amigos, enrollarse con todos los tíos que le gustasen y olvidarse de todo lo demás. Como si fuera una adolescente como cualquier otra, libre de traumas y de...
No creo en el comunismo ni en el capitalismo, ni en demócratas ni en republicanos. No creo en las religiones, que son un negocio, instituciones corruptas. Creo nada más que en el corazón de la gente.
—Carlos Santana
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—Levántate, ahora.
Abrí los ojos de golpe al escuchar el estruendo que había provocado mi madre al irrumpir en mi cuarto con fuerza.
Me tapé la cara con las sábanas, todavía adormilada.
—¡NUSA! ¡AHORA!
Pegué un brinco en la cama y la miré con los ojos muy abiertos.
—¿Qué pasa? —Pregunté con tono suave, como si así fuera a conseguir calmarla.
—¿¡Qué <<qué pasa>>!? ¡Baja ahora mismo a la cocina! —Y se fue tan rápido como había venido.
Me levanté al segundo temerosa.
Se había levantado de mal humor, y ahora venía a pagarlo conmigo. Sí, no era la primera vez. Ni la última, desde luego.
Golpeé mis mejillas suavemente para desemperezarme y cogí un coletero para amarrarme el pelo en una coleta baja.
Bajé las escaleras y me dirigí hacia la cocina a paso acelerado.
La que me esperaba...
Mi madre estaba sentada en uno de los taburetes, con los brazos cruzados sobre la encimera.
Fui a prepararme un café sintiendo cómo se me clavaba su mirada sobre la espalda.
—Hoy vas a matricularte en la universidad.
Me giré hacia ella tan rápido que me mareé.
—¿En cuál? —Posé mi café con el pulso temblándome.
—Tu tío estará aquí enseguida —anunció ignorándome por completo. —Él nos ayudará con la matrícula.
—¿Qué universidad, mamá? ¿Qué carrera?
—La que digas tú. De letras, por supuesto. No te queda otra después de que tu abuelo te manipulase para dejar ciencias. —Soltó con lo que percibí que era odio hacia él.
Perdí los nervios.
—¡<<Después de que me manipulase>>! ¿Qué coño dices?
—No me hables así.
—¡No hables tú así del abuelo, mamá! ¡No tienes ningún derecho a hacerlo!
—Que no me...
—¡Sí te hablo así, si! ¡No tengo por qué tenerle respeto a quién no me lo tiene a mí! —Estaba furiosa.
