Si pierdes el autocontrol, todo caerá.
—John Wooden
—¡Eh, Rocky, cálmate! —Guille le dio unas palmadas en la espalda a mi primo. —De lo poco que me acuerdo es que ella me dijo que quería beber.
—¡Pero era evidente que no había bebido en su vida! ¡Y tú vas y le das vodka!
Busqué a Ícaro con la mirada.
Ni de coña iba a ser yo la que interviniera entre esos dos mastodontes. Ícaro era todavía más grande, por lo menos en altura, y a él no le ignorarían.
Como si hubiera escuchado mis pensamientos, Ícaro apareció haciéndose hueco entre la gente.
Me miró fijamente y frunció al ceño al ver mi expresión.
—¡Pero yo qué coño iba a saber, si iba más borracho que ella!
—¡¿Ah, sí?! ¡¿Tanto como para quedarte medio inconsciente en medio de unas escaleras?!
Miré a mi primo con los ojos abiertos.
Me estaba avergonzando, y los gritos de ambos ya habían captado la atención de la gente a nuestro alrededor.
Guille me miró sorprendido y su expresión pasó al arrepentimiento momentos después.
—Me quedé dormida, no me desmayé —hablé entre dientes agarrando a mi primo del brazo. Intenté alejarle de Guille pero no tenía la fuerza ni para moverle un solo centímetro.
—¡Eso da igual, Nusa!
Ícaro ya estaba a mi lado mirando a mi primo fijamente. Iba a hablar, pero me adelanté.
—¡No, no da igual! ¡Guille iba borracho, y lo sabes! ¡Y sabes aún mejor que no te he pedido que me defiendas!
—¡¿No te das cuenta de que te podría haber pasado cualquier cosa?! ¡¿Qué habría pasado si te hubiera encontrado cualquier borracho en vez de Ícaro?!
—Oye, sí que tendría que haberte avisado de que era vodka, pero supuse que sabrías lo que era —se disculpó Guille. Le miré pidiéndole que no hablara.
—¡No pienso permitir que me chilles así! ¡Y menos en público!
Mi primo se sobresaltó.
—Tienes razón, sí, pero también es verdad que Guille no estaba consciente ni de lo que consumía él mismo —farfullé bajando la voz. No quería que nadie más volviera a escuchar que me quedé inconsciente cuando ni siquiera había sido así
—¡Pelea! ¡Pelea! —Todos nos giramos hacia esa voz.
Donna nos miró con una sonrisa despampanante.
—No me miréis así, ¡era una broma! —Se acercó a mí mientras la miraba con ganas de asfixiarla y me ofreció un vaso. Justo cuando iba a cogerlo, Héctor se me adelantó y se lo bebió de un trago.
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INDOMABLE ©
RomanceLa única preocupación de Nusa era disfrutar de aquel verano de 2022: salir de fiesta con sus amigos, enrollarse con todos los tíos que le gustasen y olvidarse de todo lo demás. Como si fuera una adolescente como cualquier otra, libre de traumas y de...