06

43 6 20
                                        

Keonhee suspiró mientras recostaba su
cabeza sobre el volante, sintiendose
cansado por haber salido por tercera
vez durante la madrugada. Todo por
cumplirle los antojos a Dongju, que en el cuarto mes habían aumentado.

Ambos se habían acomodado para ir a
dormir, abrazados y cubiertos por las
sábanas, cuando el mayor de ambos
le había dicho que estaba antojado de
comer sandía. Había sido una suerte que al revisar la nevera, Keonhee la hubiera encontrado picada y guardada en un pequeño respostero. Lo siguiente que le había pedido fue un vaso de leche fría, porque sintió ganas de acompañar la fruta con esa bebida. Y esos fueron los antojos más fáciles de esa noche, porque luego le tocó salir de casa para ir a buscarlos. Galletas con chispas de chocolate y yogurt, fue el antojo que Dongju tuvo cerca de las doce de la noche, cuando Keonhee había estado cerca de dormirse. El mayor casi se había puesto a llorar cuando le había preguntado si no sería buena idea comprar esas cosas por la mañana por lo que, luego de lograr
calmarlo, buscó una sudadera y las llaves de su auto.

Cinco minutos después de haber llegado a casa, Dongju le sonrió apenado diciendole con eso que se había antojado de otra cosa: fideos instantáneos con camaron y jugo de mora. Consiguió todo y lo preparó, por supuesto, y le tocó comerlo porque Dongju le había dicho que tenía ganas de que comiera con él.

Era ese tipo de cosas que aveces lo hacían pensar en que el mayor le estaba jugando una broma, pero las lágrimas que rodaban por sus mejillas al negarse a uno de sus pedidos le demostraban que no era así.

Había comenzado a llover después de
que ellos ya estuvieran acostados, y
cuando sintió a Dongju removerse
entre sus brazos, abrió los ojos esperando a lo próximo que éste le pediría. Al parecer, el olor a tierra mojada le parecía demasiado exquisito y tenía ganas de probarlo. Y sí, aunque se negó al principio, había salido a buscar algo de tierra mojada para que Dongju no se enojara con él.

El último antojo que tuvo en esa
noche-madrugada había sido,
definitivamente, el más difícil de todos.

-Quiero helado de uva -le había
dicho el mayor mientras jugaba con el
cordon de su sudadera, recostado contra su pecho. Keonhee mantuvo sus ojos cerrados, fingiendo estar profundamente dormido, pero Dongju le pellizcó el costado haciendolo quejar y levantarse de un salto.

—¿Helado de uva, hyung? ¿No pudistes
antojarte de algo más fácil de encontrar?

-¿No me lo comprarás? —Dongju preguntó con un hilo de voz, y Keonhee
suspiró mientras se levantaba de la cama. Tomando sus llaves y caminando hacia la puerta de la habitación—. ¡También quiero unas galletas de vainilla, por favor!

Y ahora estaba allí, buscando en el
congelador de la tienda un vaso con
helado de uva, sin tener un buen
resultado. Las galletas estaban en una de sus manos y la otra se mantenía tomando y revisando los vasitos de helado que allí estaban. No le quedó más remedio que ir hasta la caja y pedirle ayuda a la señora que estaba de turno.

-¿Helado de uva? —la mujer preguntó
burlona, mientras salía de atrás del
mostrador.

-Es para mi novio, tuvo un antojo de
media noche.

-Ya veo —le sonrió mientras abría la
bodega. — Buscaré si hay alguno en el
frigorifrico del cuarto de atrás, es que
como no son muy pedidos pues el jefe no encarga más que una sola caja, así que no sé si habrá alguno. Con todo, espera un momento. Cuando llegó a casa, con el último vasito de helado de uva y un paquete de galletas de vainilla, subió hasta su habitación para encontrarse con que Dongju estaba profundamente dormido. Lo dedujo porque el chico roncaba levemente mientras se abrazaba a una almohada. Suspirando, se apartó de la puerta para bajar nuevamente las escaleras, entrando a la cocina y abriendo la nevera para guardar el helado. Y dejó las galletas en la alacena, porque seguramente Dongju le pediría eso por la mañana.

Y así fue.

Cuando, por la mañana, había estado
dispuesto a abrazarse al pequeño cuerpo de su novio y continuar durmiendo, no lo había encontrado lo que hizo que abriera sus ojos. Despertándose completamente cuando escuchó las voces de su padre y Dongju desde el piso de abajo, también se escuchaba la voz aniñada de Dongmyeong. Después de haberse
arreglado como todas las mañanas
para bajar a tomar el desayuno que
Dongju le preparaba, o aveces su
padre, se encontró con que el mayor
estaba comiendo el helado que le había
comprado, acompañandolo con las
galletas de vainilla, mientras mantenía
un conversación con su padre.

-Buenos días —saludó mientras se
sentaba en el comedor, Kanghyun le
respondió mientras Dongju se
acercaba sonriente hasta donde estaba.
El mayor dejó un beso en sus labios como saludo, y luego Keonhee se inclinó para dejar un beso en su vientre abultado.

-¡No lo beshes, no lo beshes! -Dongmyeong reclamó mientras se removía en su silla, y tomó una fresa para lanzarsela pero no lo hizo porque prefirió comerla—. A bebé lo besha Dongmyeong.

-Es mi hijo y si me dá la gana, puedo
prohibirte que lo beses -Keonhee le
habló burlonamente a su hermanito
menor, que arrugó su naríz, mirandolo
tiernamente furioso.

-¡Papiiii!

- Dongmyeong, cariño, estoy ocupado -
Kanghyun respondió desde la cocina.
Dongju golpeó el brazo de Keonhee
y luego se acercó hasta donde estaba el
niño, acariciando un poco su cabello.

-Dongmyeong, el bebé se está moviendo, ¿quieres tocarlo? —le preguntó, y el niño asintió mientras levantaba sus brazos para que Dongju lo bajara de su silla. Keonhee le sacó la lengua al verlo salir del comedor, continuando con su desayuno.

Dongju se sentó el sofá y Dongmyeong
lo hizo junto a él, acercandose para
dejar un beso en su vientre y comenzar
a dejarle caricias con su manito.
Keonhee llegó algunos minutos después, sentandose a su lado y sonriendo al ver a murmurarle cosas hacia el vientre de Dongju.

-Dongju, ¿por cuanto durará tu
contrato? -Kanghyun habló, saliendo
de la cocina y sentandose en el sofá que
estaba frente a ellos.

-Por siete años, como mínimo.

-¿De qué hablan?

-La decana me llamó esta mañana para
decirme que mis prácticas habían sido puntuadas, y que había obtenido un buen resultado. Si no me equivoco, me estaré graduando en marzo. Y la escuela me ofreció trabajar por un contrato.

-Eso es muy bueno, felicidades.—
Kanghyun asintió, levantándose para
contestar el teléfono que había sonado.
Keonhee lo tomó por el mentón para
besarlo, haciendolo soltar un suspiro.

-¡Hisho pum en mi manito! -Dongmyeong los interrumpió, emocionado, para luego volver a murmurar cosas hacia el vientre
del pelilila.

-Keonhee, te están llamando.

Kanghyun avisó mientras Keonhee se
ponía de pie para ir a contestar. Resultó
que el profesor de contabilidad les
había enviado un correo para que
realizaran un ensayo grupal, y uno de
sus compañeros lo había llamado para
decirle que se reunirían por la tarde
para concretar las partes que cada uno
realizaría.

La salida que tenía planeada con Keonhee no pudo hacerse ese día.

Para la tarde, después del almuerzo,
Kanghyun le había avisado que Dongmyeong se había dormido después de tomar su avena, lo que quería decir que no lo enviaría a la guardería, y le había pedido de favor que cuidara de él. Keonhee se había ido como dos horas atrás, diciendole que se cuidara que él regresaría a las seis. Kanghyun también le había avisado que Seoho estaba en su cuarto, estudiando, y que Goeun estaba en casa de su mejor amiga. Le había pedido que se cuidara y que cuidara de los niños, sonriendole mientras salía del portal de la casa para ir hasta su auto.

Ya sentado en el sofá, dispuesto a
descansar sus piernas por un momento,
escuchó que alguien tocaba la puerta
y pensó que se trataba de Keonhee,
que talvez habrían terminado rápido
el trabajo y que ya estaba en casa, o
también que a Kanghyun se le habría
quedado algo en casa y que estaba de
regreso para buscarlo. Pero ninguno de
sus pensamientos fue verdad.

Al abrir la puerta se encontró con el
rostro de su madre.

Surprised ♡ KeonJuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora