Reencuentro

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Barbablanca ya había sentido tu presencia cuando decidiste precipitarte en picado hacia la cubierta del Moby Dick, sin embargo no hizo nada ni alertó a los que no se habían dado cuenta, ya que Marco también se dio cuenta de ti cuanto más te acercabas, Pops solo le negó para que los eventos sucedieran.

En cierto punto dejaste que tu avión cayera por si solo hacia el mar, no te preocupaste porque le habías añadido unos bordes a modo de flotador, por lo cual podría mantenerse a flote, aunque no moverse sobre el agua, ya pensarías en hacerlo multiusos más adelante. Tomando un empujón cuando saltaste desde uno de los laterales del avión dejaste que tu cuerpo cayera libremente, disfrutando de la sensación del aire rozando contra tu rostro, decidiste que ya estaba bien de actuar como un proyectil humano, tirando de la cuerda que abriría tu paracaídas solo que... no había cuerda, más bien, tu paracaídas se quedó olvidado en tu avión que ya estaba casi en el mar, muy por debajo de ti.

─Bueno... plan b.

En un principio planeabas aterrizar justo encima de Ace de manera delicada, pero los planes siempre se tuercen ¿eh? Giraste tu cuerpo para que la mochila ─que debería ser tu paracaídas y no la maldita mochilas donde guardabas tus cosas─ quedase en uno de tus costados para amortiguar la caída de algún modo, apretaste tus puños en la tela cerrando los ojos con fuerza, mordiendo tu lengua ante el impacto inminente.

Dejaste escapar un aullido de dolor cuando tu hombro se deslizó más arriba de donde debía estar, al menos no tenías ningún hueso roto y por suerte, no caíste encima de Ace, si no a su lado, astillando la madera, haciendo que el polvo y las astillas se esparcieran por el barco, haciendo que todos menos Barbablanca y Marco se pusieran a la defensiva.

─Aterrizaje forzoso cumplido con éxito.

Murmuraste agitando tu mano para que el polvo no entrase a tu garganta, reíste descontroladamente al ver como la expresión completamente tranquila de Ace se había cambiado repentinamente a una desconcertada y sobresaltada, su respiración errática te hizo reír aún más, no planeabas asustarlo de manera tan brusca pero fue genial, y solo tuviste que desencajarte el hombro.

─¿¡QUÉ!? ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo es que has llegado del cielo? ¿Has terminado de perder la cabeza no es así?

─Caray, ni un ¿Cómo estás? o ¿Qué tal tu día?

Ace superó rápidamente su anterior conmoción al ver que eras tú, sabiendo que estabas loca esta situación ni si quiera le extrañó, más bien se alegró por volver a verte porque a veces conectabais media neurona y podíais a ser muy parecidos, realmente le agradó tu compañía durante aquellas semanas.

─Oh sí ¿y que tal estás? 

—Bastante bien la verdad, pero... —golpeaste su cabeza mandándolo a volar justo en frente de Barbablanca— ¡No creas que no me di cuenta que robaste mi ropa interior!

Una vena palpitó en tu frente, sí, durante el viaje recordaste que Ace se llevó algo de tu ropa interior, realmente no te importaba mucho ya que tuviste que prestarle algunas piezas durante un par de días, pero el idiota se las llevó cuando se marchó, y no le hubieras dado muchas vueltas de no ser porque era la parte de abajo de tu conjunto favorito.

Las mejillas de Ace podían comprarse con las de un completo tomate maduro, tu grito solo hizo que la gente —la cual no notaste— que apuntaba sus armas hacia ti las bajara, interrogando al pecoso con la mirada.

─¡N-no es lo que parece!

─Sí, di lo que quieras.

Descansaste tus puños sobre tus caderas, riendo entre dientes al igual que Ace, compartiendo una carcajada como si casi no lo matas accidentalmente o como si no le hubieses golpeado.

─Ace hijo mío, no sabía que por fin habías encontrado novia.

Saliendo de tu burbuja por otra voz, fuiste consciente de lo que te rodeaba, muchos hombres rodeándote a ti y Ace mientras que delante de ti un gigante con bigote blanco y un hombre con aspecto de piña te miraban fijamente. 

─¿¡Eh!?

Ambos gritasteis a la vez, siendo conscientes de la declaración de Barbablanca, os señalasteis acusadoramente, entrando en un modo defensivo.

─¡Nunca sería novio de una loca que hace estallar cosas cada dos minutos!

─¡Nunca sería novia de un tipo que se duerme mientras come! 

El capitán del barco estalló en carcajadas ante vuestra pequeña discusión, que se prolongó durante un rato, ambos lanzando razones por las cuales no saldrían el uno con el otro. A este punto la mayoría de las personas habían vuelto a sus asuntos, sabiendo que no habría ningún tipo de amenaza.

─¿Deberíamos pararlos?

Marco murmuró mirando como habíais empezado a lanzaros puñetazos, solo provocando más risas ahogadas a su capitán que se negó a que alguien parara aquella pequeña e inofensiva pelea. Y todo hubiera continuado entre risas si no fuera porque la presencia de cierto yonko se hizo presente, el murmullo de algunos comandantes terminó al igual que las charlas de algunos tripulantes que trabajaban en la cubierta. Tanto tú como Ace notaron el extraño silencio que se formó de un momento para otro, ahora, siendo conscientes de la presencia asfixiante del pelirrojo.

─Y yo que pensé que podría deshacerme de ese pelirrojo por más tiempo.

Murmuraste frotándote las sienes, de un momento a otro un brazo rodeó tu cintura atrayéndote al pecho del idiota que acababa de llegar, volviste a ser el punto de mira de todos.

─(N) ¡quería venir contigo! eres tan mala conmigo.

Se hizo el dramático, forzando un suspiro lastimero que no hizo que tu expresión en blanco cambiase, te ganaste miradas de sospecha al estar atrapada por el yonko de manera tan cómoda, por no hablar las miradas amenazantes hacia él y la incómoda atmósfera que se había creado por su aparición.

Ibas a tener que explicar tantas cosas.

𝗚𝗲𝗮𝗿𝘀 & 𝗕𝗼𝗹𝘁𝘀┃One Piece [SLOW UPDATES?]Where stories live. Discover now