𝑪𝑯𝑨𝑷𝑻𝑬𝑹 𝑶𝑵𝑬───𝑭𝑹𝑬𝑨𝑲𝑺

1.3K 165 30
                                    

—¡Pero mientras estés en la banda musical, la ciencia, o las fiestas, o un juego donde tiras pelotas en cestas de ropa sucia!—Un joven de cabello largo gritó a todo pulmón sobre la mesa de la cafetería de la secundaria de Hawkins.

—¿Pasa algo, rarito?—respondió Jason, el capitán del equipo de básquet.

La respuesta del muchacho fue una cara demasiado extraña pero divertida, pues se burlaba de los egocéntricos y presumidos deportistas.

—Raritos, ¿Cómo es que hay gente así?—se quejó el deportista.

—¿Por qué lo llamas "rarito"? No hay nada de malo con que te gusten los juegos de fantasía.

—El es el verdadero monstruo, Amelie—explicó Jason.

—Jason, no seas un idiota por al menos 10 minutos, gracias.—Amelie Rousseau, defendió a la mesa del Club de Fuego Infernal. Ganándose pésimas miradas de las porristas y el equipo de básquet.

—¿Acaso eres una de ellos, Amelie?—interrogó otro miembro del equipo.

—No, pero no entiendo porque hay que burlarse de ellos.—

—No nos burlamos, solo...les hacemos entender su lugar.—dijo James mientras hacía girar una pelota de básquet sobre su dedo medio en dirección a la mesa de los "raritos".

—Sabes, Amelie. Quizás deberías ir a sentarte en otra mesa, no nos gustan los simpatizantes.—otro miembro del equipo hablo.

—Pues con mucho gusto. Adiós, Chrissy—Amelie se despidió de su amiga con un beso en la mejilla.

—Adiós, Am—se despidió esta mientras le enviaba una mala mirada a su novio.

Amelie se dirigía hacía la mesa de las comidas para buscar otro jugo, los entrenamientos de porristas suelen dar mucha sed. Para llegar debía pasar por la mesa de los "raritos", cuando lo hizo, Eddie se bajo de la mesa, y siguió con su extrovertido monólogo.

—¡Eso es lo que mata a los niños!—dijo hacia una maestra que corrió asustada. Al pasar Amelie frente a el este hizo una pequeña reverencia y le abrió paso a la muchacha.—Princesa—

Al estar frente a el, Amelie lo miro con gracia. Hizo una reverencia al estilo princesa y luego habló.

—Muchas Gracias, caballero.—sacándole una sonrisa de sorpresa a Eddie, y una cara de shock a toda la mesa del Club de Fuego Infernal. Luego de ese momento, Amelie le guiñó un ojo y siguió su camino.

—Ven esa chica de allá muchachos—Eddie, señaló a Amelie—voy a casarme con ella algún día. Y juntos nos largaremos de esta asquerosa escuela y de esta maldita ciudad.

—Eddie, ella es la chica mas deseada de todo Hawkins. Las personas como nosotros no tenemos aquellas oportunidades. ¡Pero oye! Este año se gradúan los dos, puedes intentar que vaya contigo al baile.—dijo uno de los chicos del club.

—Ya verán, esa chica será mi novia. Lo vengo pensando desde el año pasado—dijo mientras comía una papas.

Horas después...

—¿Cómo te sientes hoy, Amelie?—Preguntó la Sra. Kelly, la consejera de la escuela.

Amelie se encontraba con ella, siempre charlaban durante la hora de arte. La veía como su figura materna que siempre deseó, una madre cariñosa, afectiva, que se preocupa por ti y de verdad sientes que le importas.

—Muy bien, estos días están siendo muy tranquilos.—contestó la rubia con una sonrisa.

—Ya veo...¿Qué hay de tu madre? ¿Ya hablaste con ella sobre tu carrera?

—No he tenido ese..."placer". Si es que se le puede llamar así.

—Debes hablar con ella, Amelie.. Debe saber que es lo que quieres y como te sientes al respecto—la Sra. Kelly, la miró con algo de pena mesclada con comprensión. Deseaba poder hacer algo mas por esa niña.

—Lo intentaré, Sra. Kelly—dijo con una falsa sonrisa. Quería irse lo más pronto posible. Quería gritarle a su madre tan fuerte como le fuese posible. Quería no ser ella. Quería ser diferente, libre...

—Me gusta esa actitud. Ahora...¿Sigues con pesadillas?

Si, definitivamente seguía con pesadillas—No, para nada.

—¿Dolores de cabeza?

Si, demasiados para contarlos.—No.

—¿Sangrados nasales? ¿Insomnio?

—No, Sra. Kelly. Si le soy sincera creo que estoy mejorando bastante desde que comencé a hablar con usted—otra mentira, Amelie seguía igual. Si bien mejoró un poco, la cifra es muy pequeña.

—Me alegro—la alarma de su reloj sonó—Oh, ya es la hora de salida. No quiero quitarte tiempo de tus vacaciones querida. Feliz receso de primavera.

—Feliz receso de primavera para usted también, Sra. Kelly.—Amelie salió de la oficina y fue directo al bosque, evadiendo las miradas de las porristas y deportistas.

Entró al bosque asegurándose que nadie, de repente, comenzó a oír voces. Se escondió detrás de un árbol para poder observar bien. Sintió que podía desmayarse de la sorpresa. Chrissy Cunningham le estaba comprando drogas a Eddie Munson.
Esperó a que su amiga se fuera del todo para salir de su escondite, mientras tanto, Eddie se encontraba acostado sobre una de las bancas de la mesa, simulando que tocaba la guitarra.

Amelie salió de su escondite en silencio, Eddie tenía los ojos cerrados, así que no notó su presencia.

—Wow, un gran concierto sin duda alguna—su voz sobresaltó al muchacho, haciendo que cayera de la banca e hiciera reír a la porrista.

—Vaya, vaya, vaya...Pero si es mi porrista y clienta favorita—dijo Munson acercándose a ella.

—¿Soy tu porrista favorita?—estaban frente a frente, o algo así. La diferencia de tamaño era mucha. Eddie le sacaba como tres cabezas, pues, 1,58 no es una gran altura. Y Amelie definitivamente odiaba ser bajita. La gente la cargaba como un saco de papas o la levantaba solo por diversión, y ni hablar cuando apoyaban un brazo sobre su cabeza recostándose y le preguntaban "¿Cómo está el clima allá abajo?". Odiaba su estatura sin duda. Sin embargo, Eddie amaba su estatura, le parecía muy tierna, más de lo que ya era.

—Claro que lo eres, Ángel. Eres la única porrista amigable que no nos desprecia, además, eres muy buena clienta.

—Oh, Eddie. Que tierno eres—puso una mano en su pecho exageradamente como si estuviera alagada, gesto que hizo reír a Eddie. Amelie pasó a su lado para sentarse al oteo lado del banco donde el estaba, este imitó su acción quedando frente a ella, con solo una mesa que los separaba.

—Pues, a lo que viniste, no quiero sacarle mas el tiempo a una hermosa porrista como tu que seguro tiene muchas cosas de porristas que hacer—Eddie abrió su lonchera de metal donde tenía guardada la marihuana.

—En realidad, hasta la hora del partido no hago nada.—dijo mientras sacaba su billetera—Era veinte dólares los quince gramos, ¿verdad?

—Normalmente si, pero para ti son quince, solo porque eres mi favorita.

—No es necesario el descuento, Eddie. No quiero robarte.

—Que te parece si te lo dejo en quince y me pagas los otros cinco aceptando ir a tomar malteadas, ahora.

La rubia quedo en cierto shock. No es que Eddie no fuera atractivo, porque definitivamente lo era. Sino que nunca se imagino que su dealer la invitara a salir.

—¿Algo así como una cita?—interrogó arqueando una ceja

—Podría decirse que si, princesa. ¿Qué dices, aceptas?

Bueno, quizás salir de su zona de confort le haría bien una rato, además no esta mal conocer gente nueva.

—Me gusta la idea—Eddie no pudo disimular su sonrisa, Amelie le entregó el dinero y el le dio la pequeña bolsa de marihuana. La cual, Amelie escondió en su bolsillo.

—Pues entonces no perdamos mas tiempo, Ángel—Eddie se levanto de la mesa y le extendió la mano a la rubia, esta la aceptó gustosa.

War of Hearts───Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora