War of Hearts───Eddie Munson

𝑪𝑯𝑨𝑷𝑻𝑬𝑹 𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵───𝑺𝑻𝑨𝒀

En el baúl abierto de su auto, se encontraba sentada Amelie. Las lagrimas adornaban su suave rostro, su cabello se encontraba levemente revuelto por la brisa de aquella noche.

Eddie se acercó lenta y cautelosamente hasta ella. La rubia se percató de la presencia del metalero y limpió rápidamemte sus lagrimas.

—¡Eddie! ¿Qué haces aquí?—una sonrisa forzada apareció en el rostro de la francesa.

—Quería ver que estuvieras bien...¿Estás bien?—preguntó inseguro.

—Yo...si, si. Estoy bien, tranquilo. ¿Quiéres sentarte?—la rubia palmeó levemente el espacio a su lado.

Con un par de dudas recorriendo su cabeza, Eddie decidió sentarse a su lado. Estaban sumidos en un silencio levemente incomodo, hasta que con algo de temor, Eddie decidió romperlo.

—Amelie, realmente lamento lo que le sucedió a Chrissy. Me arrepiento tanto de haberla dejado allí y de no haber llamado a la policia. Quizás todo sería diferente ahora si no lo hubiera arruinado...

—Esta bien, Eddie. Lo que paso no lo podemos enmendar pero si aprender de ello. Sabes, lo único que no puedo comprender aún es por qué ella estaba allí. ¿Qué hacía Chrissy en tu casa?

—¿No te lo dijo?—la rubia negó levemente con su cabeza—Se supone que no puedo hablar de mis clientes con nadie pero tu eres un caso especial. Chrissy quería comprar hierba, pero al final se decidió por...tu entiendes—Eddie hizo un gesto frotando su dedo índice por la nariz—por eso fue a mí casa. Mientras estaba buscando eso, Chrissy estaba en el living y bueno...ya sabes cómo sigue la historia.

—¿Chrissy? ¿Cocaína? Eso es imposible. Ni siquiera fumaba.

—Pues en ese entonces, no tengo idea de para que la quería, solo dijo que estaba volviéndose loca, que quería algo fuerte que la hiciera olvidar. Que la hiciera sentir como si no estaba aquí. O quizá Jason la mando por ella, por esa estupida fiesta que tenían, sinceramente no se me ocurre otro motivo.

Algo resonó dentro de la cabeza de Amelie, un extraño pero muy fuerte zumbido se hizo presente. Luego, un sonido tétrico y escalofriante detonó su cabeza. Comenzó a marearse, su cuerpo se tambaleaba de un lado al otro. Sus ojos tentaban con cerrarse, su garganta se secaba, un espeso liquido comenzó a deslizarse por su naríz. En ese momento, todo se apagó, todo lo que escuchaban eran llamados lejanos, sonaban como un eco a su alrededor.

Eddie sostenía a Amelie por los hombros mientras colocaba un brazo bajo su espalda y otro bajo sus muslos. La levantó rápida pero cuidadosamente al estilo princesa, y corrió hasta la casa mientras llamaba a gritos a Dustin y su grupo. Abrió la puerta de una fuerte patada y entró esquivando todos los objetos posibles. Al entrar a la habitación principal, donde el dormía, recostó a Amelie con el mayor de los cuidados.

—¡¿Eddie no te dije que tengas cuidado con lo que le decías?!—Exclamó Dustin alterado.

—¡Lo tuve, Henderson! ¡Estabamos hablando y solo se desmayó!

—¡¿Así como así?!—preguntó Robin alterada.

—¡Si! ¡Así como así!

—Escuchen tratemos de mantener la calma—Dustin intervino en la situación—Steve levántale las piernas por encima del nivel del corazón.

—¡Pero le esta sangrando la nariz! ¡¿No deberíamos levantarle la cabeza?!

—¡Si vas a opinar mínimo ayuda, Robin!—exclamó Steve.

—¡No puedo actuar bajo tanta presión!

—¡Oigan!—El grito de Max hizo callar a todos de forma inmediata—Ya despertó, tontos.