Izuku había sido trasladado de inmediato, fuera de la arena en donde había demostrado algo con que jamás tuvo la intención de relacionarlo con lo que ahora la gente pensaba de él. Había sido confundido con un mikou, y no tubo el tiempo suficiente para haber arreglado esta situación. Se suponía que solo demostraría la versatilidad de su persona, utilizando el estilo del dios del norte; prácticamente utilizando todo a su alcance. O al menos una parte de ello.
“sígame, por favor”. Un empleado de la institución expresó, haciendo una reverencia a izuku.
“claro, gracias. Am”. Izuku respondió, sin saber cómo dirigirse al coordinador de la academia. Parcia muy distinguido, y llevaba ropa elegante semejante a los de los profesores, solo que en su brazo izquierdo, llevaba un pañuelo azul celeste. Su cabello parecía el de la melena de un caballo, y sus facciones faciales eran demasiadas delgadas. Unos grandes anteojos resaltaban en su cara, ocultando sus ojeras oscuras. Izuku supuso que había estado pasando por un mal rato.
“lusiu, señorito greyrat. Mi nombre es lusiu”. Dijo, mientras seguía el camino de los pasillos de la escuela.
Izuku podía ver algunos de los estudiantes, mirándolo con asombro e intriga. Fue la primera vez que veían a un mikou, fueron muchos de los comentarios susurrantes a su alrededor. Muchos de los que se encontraban en la arena habían dejado la arena de lado para saber mas a detalle del niño que parecía plebeyo, pero que en realidad era un mikou, según sus interpretaciones. Por otra parte, izuku simplemente dejó eso de lado con el fin de llegar al dormitorio.
Izuku fue trasportado al segundo piso del castillo. Llevado hasta el fondo de la instalación, fue dirigido hacia el cuarto 47, uno de los lugares más cercano a la ubicación de una de las mejores vistas, según lusiu. Izuku imaginó que la academia buscaría la manera de ganarse el favor de él para quien sabe que fines. Llagando a la puerta, ambos se detuvieron. Lusiu dejó las bolsas y el maletín de izuku en el suelo, mientras disponía a la entrega de una llave.
“llegamos, señorito greyrat”. Decía, mientras extendía la llave a izuku. “este es su habitación en el cual se hospedará con un compañero de clases de primer año. Recuerde mantener siempre la llave que se le a asignado, y evite la entrega de su llave a terceros. Está prohibido tales acciones. Bueno, eso es todo por el momento. – lusiu dijo, haciéndose a un lado. “bueno. La cena empieza a mediados del cuarto ciclo del día. Espero y esté bien hasta entonces”. Lusiu se despidió, yéndose lo antes posible.
Suspirando, izuku tomó un poco de aire, y abrió la puerta. De inmediato entró con su maleta y bolsa en mano, viendo el como era el interior de su habitación compartida. Madera fina entapizaba las paredes y muros de concreto, mientras bordados de alta calidad parecían tallados por los mismos enanos. Un candelabro de luz; que usaba una gema de maná para iluminar, alumbraba el cuarto como una bombilla de alto consumo. Algunas velas se encontraban en dos escritorios, uno ocupado por papeles y materiales de escritura, mientras el otro estaba vacío. También había dos camas anchas, con sabanas de alta calidad en los dos extremos del fondo de la habitación. Había dos armarios de madera y también dos estantes de espadas. En aquel estante había una armadura ligera única, algo que según paúl en su carta, era proporcionada por la academia. Sin embargo, no solo había decoraciones y armaduras en la habitación. También había compañía.
- ¡hey, chico mikou! – aquel chico que había conocido exclamó, sentado desde su lado de la habitación, era el mismo que había hablado con el horas atrás. Ya no estaba usando su armadura, sino unas ropas completamente diferente. Parecía algo muy fino de la época, izuku supuso.
- Eres tu. – izuku reconoció. Fue directamente a su lado de la habitación, y de inmediato empezó a desempacar sus cosas. Aquel chico de inmediato se acercó.
- Impresionante ¿no?, plebeyo? – el chico dijo, mientras se sentaba en la cama de izuku, el cual había suspirado.
- Sabes bien que no soy plebeyo, ¿verdad? – izuku le cuestionó. ¿y que pasaba con los plebeyos para esta gente?
- Cálmate, querido compañero de habitación. Solo me mantengo al día. ¿es cierto que eres un greyrat desheredado? – preguntó para ponerse al día. Izuku simplemente negó con la cabeza. Sabia que si o si los rumores se despegarían desde ahora en adelante.
- Eso es una cuestión complicada. Digamos que mi padre fue el desheredado, por ende, también sus descendientes. Eso no tiene importancia ahora. Además, ¿no es de mala educación no decir tu nombre jovencito. – izuku se mordió la boca en aquellas ultimas palabras. Nuevamente estaba actuando como viejo.
El resultado fue que aquel chico se riera de el, por un momento, como si hubiera escuchado algo muy gracioso.
- Según los rumores, los mikou son extraordinarios. Sin embargo, estos poseen algunas, excéntridades. El ultimo mikou registrado en el reino de ashura era un completo pervertido y no se sabía mucho de el. Solo se tiene registro de que es por causa de sus genes que la realeza era así de promiscua. – explicó, negando con la cabeza. – tu, sin embargo, eres muy extraño, un niño comportándose como un anciano experimentado. – nuevamente rió un poco.
“si supieras, muchacho”. Izuku pensó, siguiendo con el desempaque. De inmediato tomó sus ropas y se dirigió hacia el armario. Colocó sus ropas debajo del armario, en un cajon adicional que portaba en su interior. La razón?, había descubierto que tenia muchas ropas finas imprevistas. Sin mencionar que una docena de uniforme diferente se encontraba en aquel lugar. Uno de estos parecía al uniforme de los profesores, mientras que los otros parecían hechos para ciertas actividades físicas. Se podía notar por el uniforme con pelaje de oso de nieve, claramente para los climas fríos, o los de piel de salamandras volcánicas, para los días de temperaturas altamente calientes. Mas tarde investigaría su estructura física con el fin de replicarla.
- En fin. – izuku escuchó al chico decir, acercándose a el nuevamente. – mi nombre es lucky Leonel de la pléyades. De la casa de la pléyades. Soy el hijo tercero, de mi padre, el jefe actual de la casa. – el chico se presentó, haciendo un saludo característico de un noble. Sin embargo, sus movimientos nunca fueron tan característicos como el excéntrico muchacho. Si los nobles podían hacer trucos como sacar cartas de entre los dedos como este chico, entonces podría llevarse un poco bien con las personas algo teatrales. El fue un héroe, después de todo. Entre gritar sus ataques y posar como caricaturas animadas, izuku fue muy teatral en su papel de símbolo de paz en su antigua vida. – por cierto. Yo fui el que llenó tu armario en ropas mas, adecuadas para ti, sin ofender. – lucky dijo, mientras se alejaba.
- Ahora esto tiene explicación. – izuku agradeció en silencio. – izuku greyrat, ese es mi nombre. Por otra parte, ¿no se suponía que los pléyades estaban en una fuerte rivalidad con los noutos y los greyrat? – izuku preguntó.
- Bueno, soy consciente. – lucky se encogió de hombros, como si no le importara en lo mas mínimo. – si te hace sentir mejor, todo comenzó por tu padre paúl. se había ligado con la esposa de uno de mis tíos, según los rumores. – locky dijo con algo de picardía, haciendo que izuku suspirara pesadamente. – según tu padre, solo le estaba enseñando a como “usar” una “espada”. Tu me entiendes niño anciano. – lucky detallo. Demasiado claro para izuku.
- Lo supuse. – izuku asintió. Definitivamente era algo que haría su viejo. Lucky tomó un pergamino pequeño y lo lanzó a izuku.
- Tómalo, revisa el horario de clases. Desde mañana, las cosas será un poco intensas en este lugar. – lucky decía, mientras miraba a izuku abriendo el pergamino.
El horario de clases estaba administrado de la siguiente forma.
Desde los “lunes” hasta los “miércoles”, el primer siclo del día se empezaba con ejercicios corporales. Esto se debía a un nuevo programa que había sido ejecutado en la escuela no hace unas décadas atrás. En el segundo siclo se llevaba a cabo los principios de la espada y las posturas adecuadas para los caballeros. Y final mente, en el tercer ciclo, se procedía al entrenamiento de la magia y las artes de la escuela del dios del norte.
Los jueves, se realizaba pequeñas escurciones de evaluación a una masmorra pequeña situada a las afueras de la ciudad, a unas dos horas. Luego de la escurcion, se podía tomar el día libre para descansar.
El viernes, el primer siclo se tomaba con el fin de aprender aridmetica. El segundo siclo para aprender nobleza, y el tercer siclo para aprender la diciplina de un caballero real.
Los sábados y los domingos eran libres, por lo que se podía tomarse con calma. Sin embargo, existían pequeños cursos extras que podían avanzar las clases anteriores asignadas.
Dejando eso de lado, izuku asintió. No parecía mucho, pero dudaba que fuera sencillo. De inmediato puso hacia un lado su maleta y bolsa vacía para acostarse en la cama.
- Bueno, niño. Nos vemos en otro momento. Tengo algunos, asuntos, que debo resolver lo antes posible. – lucky dijo, mientras se acercaba a la puerta para salir.
- claro. – izuku dijo, mientras se relajaba en la cama. Ahora se preocuparía en recuperar el maná que había gastado en todo el día.
- Bueno. en caso de que quieras levantarte, recuerda que el comedor se encuentra en la planta baja del castillo. El comedor de primer año se encuentra al lado derecho, al fondo. - diciendo esto, lucky se fue. Izuku serró los ojos, quedándose dormido.
El nuevo día al fin había llegado, e izuku había despertado temprano. Muy temprano para ser normal, según lucky.
- ¿En serio era necesario eso?, ni siquiera ha salido bien el sol. ¿y que demonios estas haciendo de todos modos. – lucky, aun en la cama, dijo mientras bostezaba con el peso del sueño entre sus ojeras.
El noble de la casa de la pléyades presenciaba como un niño de 7 años, demasiado desarrollado, hacia flexiones con un solo brazo, de cabeza y sudado. ¿Qué cosa se supone que estaba haciendo? sin embargo, le daba algo a favor. Lo que sea que hiciera, estaba funcionando. Lucky había reconocido que no tenía ni el 20% de los músculos que izuku tenía.
- Estoy haciendo ejer. Estoy condicionando mi cuerpo con el fin de ponerlo en óptimas condiciones. – izuku explicó, terminando de hacer sus flexiones. Mantuvo su cuerpo en reposo por unos momentos.
- estas consiente de que harán lo mismo el primer siclo con nosotros ¿verdad? – lucky preguntó.
- Lo sé. – izuku confirmó. Volviendo a realizar abdominales. – pero mientras mas optimo, tu cuerpo responde de mejor manera ante los problemas físicos, muchacho. – izuku explicó, siguiendo con lo suyo. Suspirando, lucky se levantó, tenia que darse un baño para el día de hoy.
- A cada uno con sus cosas de mikou, supongo. De todos modos, se me quitó el sueño. – Lucky dijo, mientras caminaba hacia el fondo de la habitación. Había una pequeña habitación en el cual las personas tenían acceso a bañarse, algo que fue considerado verdaderamente revolucionario para esta época.
La hora asignada había llegado, y esperando en la puerta, se encontraba lucky, mientras miraba el reloj de arena de su cuarto. El tiempo para desayunar estaba llegando, y no quería perderse un lugar para conocer a una persona igual de popular que el mikou de ashura. La princesa del reino elve. Ella también era de primer año, y estaba por recibir docencia con su grupo. El tenia la esperanza de conocerla, como alguien que era compañero de cuarto de un mikou mismo.
- ¿También tendrás que hacer lo que sea que hacías con tu cuerpo antes se salir? – lucky preguntó ante la tardanza de izuku.
- No tienes que ser tan sarcástico, casi termino. – izuku respondió, estando listo de una vez por todas. Estaba vestido de uno de los tantos uniformes que se encontraban en el armario, el adecuado para las actividades físicas que se llevarían a cabo. Un uniforme de cuero sujetado a la piel, mientras llevaba pantalones holgados. Nada mas ni nada menos. El logo de la escuela, un dragón furioso en llamas se mantenía en el centro de su espalda como en su lado derecho de su pecho. Caminó hacia lucky y salieron simultáneamente hacia fuera.
- Es irónico que alguien que se levante de madrugada pueda estar al vorde de la tardanza para su primer día de clases. – lucky pensó en voz alta, viendo a izuku.
- Aun falta una hora para las clases, solo estas desesperado por encontrar la manera de hablar con la princesa elfa del reino elve. – izuku respondió, haciendo sonreír a lucky.
- Me temo que tiene la razón”. Lucky concedió, posando sus manos en su espalda. – eres muy inteligente para tu edad, pero no me sorprendería teniendo encuenta que eres un mukou. – insitó.
- Dios. Puede ser. – izuku respondió, resignado a ser tratado como tal. – pero no siento que mi condición sea tan buena para ser considerada como tal. – izuku trató de persuadir.
- Jugaste con un instructor durante dos minutos, solo para vencerlo de la manera más sencilla e inexplicable, como si la batalla que tenías contra alguien de rango avanzado no significara nada. ¿acaso tu condición no es nada? – lucky bromeó.
- Bueno. tienes un punto allí. – izuku concedió. – pero eso no significa que sea a causa de mi, condición, como mikou. Parte de todo lo que fui capaz de demostrar fue también producto del entrenamiento de mi padre. – izuku mintió, al menos a medias. La forma de lucha enseñada por paul fue en términos técnicos, refrescante. Era como ver al difunto héroe canino hawt doog en plena potencia rabiosa.
- No lo dudo. Tu padre se ha hecho un nombre muy extravagante un tiempo atrás. Fue un prodigio con un potencial completamente desperdiciado. – lucky finalizó, encogiéndose de hombros.
- ¿Se supone que eso me tiene que enojar o avergonzar muchacho? – izuku preguntó, arqueando una ceja.
- Sinceramente no me interesa como te sientas, compañero. Solo míralo dentro de mi perspectiva. Tu padre reconoció que perdió su oportunidad de ser algo mejor, rebajado a un mero aventurero y ahora un rezagado e insignificante caballero pueblerino. Quiere que su hijo igual de prodigioso, si no más, sea alguien importante en la vida. Que alcance la oportunidad que rechazó por aventuras de gente irresponsable de sus actos que vive huyendo y disfrazando sus penas con júbilos pasajeros. Un aventurero. Arriesgar tu vida por un poco de adrenalina no es la vida tan maravillosa que se pueda pensar. – lucky contestó, mostrando un punto de vista bastante pesimista de su parte.
- No se si es bueno pensar en que tienes la razón, lucky. – lucky compartió las palabras de izuku con una sonrisa picara.
- Yo también lo creo así, izuku. Seremos grandes socios. – dijo lucky, viendo la ironía en lo que estaba pasando en estos momentos. Definitivamente esto seria muy polémico, para el deleite de lucky. ¿Qué pensaría su padre al juntarse con un greyrat?
Pasando por los pasillos, lucky e izuku había llegado al comedor. El comedor consistía en una sala increíblemente amplia, atravesado por cuatro grandes mesas ubicadas de manera horizontal. Cada mesa esta decorada con un gran mantel que solo recubría la parte media de la mesa de losa dura y vieja. Sin embargo, cada uno de los manteles eran de diferentes colores. Estos consistían en diferentes colores. Marrón, negro, morado y blanco. Lucky, como el guía de izuku, se dirigieron a la mesa del mantel marrón. Los profesores se encontraban en una quinta mesa, separada de los demás. de manera vertical, todos los asientos estaban de frente a los estudiantes. Cada maestro se encontraba sentado, platicando. Incluso el director se encontraba allí, em el punto medio, un gran asiento. llegando hacia la mesa, izuku de inmediato tomó asiento en algún lugar cualquiera. Solo cuando visualizó a los que se encontraban a su lado pudo darse cuenta de que la mayoría eran personas que había visto en la prueba de ingreso.
- Eres tu, niño plebeyo. – una chica dijo, mirándolo con una sonrisa. Izuku suspiró, viendo de reojo el como lucky se sentaba al lado de la princesa de elve, quien estaba flanqueada por dos chicas muy fuertes, de un grado mayor, tal vez. Mucha gente, al igual que lucky, se encontraban tratando de hablarle a la princesa. Princesa que no dejaba de mirarlo con ojos que parecían dagas.
- Sabes que no soy plebeyo. – izuku corrigió, encogiéndose. De inmediato le puso la mano al pavo frito que se encontraba en el lugar. Tan pronto como comenzó a comer, pudo notar a uno de los chicos que lo miraba con mala cara.
- Tal vez si tuvieras algo de modales, podría dejar el pensamiento de la plebe sobre ti. Ni si quiera agradeces por la comida de la mañana. – se trataba del chico corpulento del machete. No estaba de acuerdo con las acciones de izuku.
- Bueno. si te hace sentir mejor, mi madre es una fiel de milis. Puedo notar que tu también. – izuku dijo, viendo el como el chico asentía.
- Así es. Fiel sirviente del camino del santo milis. Tu madre pertenece al reino vecino, ¿no? – el chico preguntó.
- Así es. Ella es del reino milis, aunque no habla mucho de ese reino. – izuku confirmo. De hecho, zenit no hablaba casi nada de milis. Ni siquiera de su familia. Eso era extraño por decirlo menos.
- Así que tu también eres un estirado religioso. – una de las chicas al lado del chico corpulento suspiró. Era la chica que había creado un espejo de humo para poder atacar. – ustedes son tan extraños. – ella se quejó.
- No diría que soy religioso. Solo conozco del tema. – izuku dijo, mientras seguía comiendo de su comida.
- Eso no te vuelve menos estirado, como el señor ogro de aquí. – la chica bromeó con el corpulento, quien frunció el ceño.
- Le pido que con todo respeto se abstenga de compararme con esas bestias isleñas, por favor. – el chico regañó.
- Pues esas bestias isleñas le dieron muy duro a tus preciados caballeros santos cuando trataron de invadirlos en nombre de su santo. – otro chico bromeó, haciendo enojar al chico corpulento.
- Los caballeros santos no estaban al tanto del nivel de poder de aquellas bestias. Son como los demonios. No se puede fiar de ninguno. – el protestó. Izuku pudo ver los prejuicios que aun permanecían en el aire por parte de los demonios a pesar de que había pasado mas de 400 años.
- Creo que, tus pensamientos rozan la ignorancia, chico. – izuku dijo, al menos tratando de poner una cuestión clara para los chicos con los que conviviría por unos largos 5 años. El chico corpulento abrió los ojos con incertidumbre, al igual que las personas de la mesa. Todos giraron hacia izuku, quien había tomado la atención del chico corpulento.
- Que, ¿Qué dijiste niño? – el chico corpulento preguntó.
- Solo digo lo que pienso. – izuku explicó. – los orcos no son demonios. Solo son otra raza más. Generalizar a los no humanos en el mismo lugar no seria prudente, ya que no todos los demonios son malos, o que no son de fiar, como lo haces ver. – izuku explicaba.
- Eso es una blasfemia. La humanidad estaba apunto de ser destruida por el dios demonio leplas. Las demás razas, a ecepcion de los elfos elve, se sumaron en nuestra contra. De no ser por el dios de la lucha, no estaríamos aquí ahora. – el chico corpulento reclamó.
- Y no niego eso. Fueron tiempos de guerra en aquel momento. Hoy en día el reino demoniaco es la mas sobrepoblada y pobre del continente árido en donde fueron empujados. Se dice que es difícil vivir allí. Sin embargo, considerarlos como personas de no fiar en estos días seria inprudente. Los demonios constituyen una 5ta parte de todo el mundo después de todo. Hay mucha mano de obra allí. – izuku explicaba. – con el mandato adecuado, el mundo podría evolucionar a una era mejor trabajando juntos. – izuku explicaba, teniendo su propia vida pasada como testimonio. El chico corpulento arrugó la cara con enojo, golpeando la mesa con fuerza.
- ¿Que te hace pensar en esa estupidez, niño insolente? – el chico preguntó.
- Mi maestra fue una demonio. – izuku dijo, dejando a los chicos de las demás mesas en silencio.
- Ja, con razón. – el dijo, mientras escupía hacia un lado con enojo. Parecía repudiar a los demonios con solo pensarlo. – de seguro esa criatura del caos salió de esa universidad de idiotas que se encuentran en roa. Esa gente estúpida que arma a nuestros enemigos. – este dijo, mientras fijaba su vista hacia izuku, de manera dura. – tu, niño, no sabes nada de lo que estas diciendo. Desde antes de que la magia existiera, los demonios, traicioneros, son una raza inmunda que actúan como bestias. Incluso sus cuerpos parecen animales. Nuestro santo milis mismo lo dijo. No son mas que bestias que- - el chico corpulento fue detenido por izuku, quien lo interrumpió.
- Tus palabras están segados por los sentimientos, no aportan razón a tus posturas con respecto a las razas. el mismo san milis dijo que los humanos somos una raza única, casi especial, y estoy de acuerdo hasta cierto punto. Pero también dijo que, toda raza pensante y entendible, con la capacidad de rasocinio y de comprensión compleja era considerada como un igual en la misma medida. – izuku dijo, dejando al chico corpulento sorprendido, y mas enojado. Sus argumentos estaban siendo contrarrestados por un niño, y estaba perdiendo. – eso quiere decir que cualquier raza pensante, independientemente de su estructura física o espiritual son iguales en esencia intelectual. desde los elfos del bosque, hasta los atlanteaanos de los mares, y desde los enanos, hasta los humanos, toda raza que puede llegar a poseer inteligencia comprensible es catalogado como igual. incluso casi especiales. – izuku finalizó, mientras miraba el como el chico corpulento se levantaba, golpeando sus manos con fuerzas en la loza. Había usado touki de manera inconsciente.
- ¡blasfemia! ¡herejía. Como es posible que tus padres no te educaran como se debe. Que seas un mikou no te salvará de tu insolencia, izuku greyrat. – el chico corpulento gritó, muy furioso. Definitivamente esto era una escena muy única.
- Tu ignorancia no impedirá que escuche lo que opino, muchacho. – izuku dijo, mientras se levantaba por reflejo, encarando al chico. – lo que acabas de mostrarme es lo mucho que consideras a nosotros, como humanos, como una raza superior. Y tienes razón. – esto ultimo dicho por izuku, fue algo que tomó por sorpresa al chico corpulento. Incluso los profesores, algunos que favorecían al chico corpulento, se confundieron.
- Izuku greyrat, no entiendo tus intenciones. – el chico confesó. – a que te refieres. – preguntó.
- Es sencillo. -izuku inició. – somos superiores a las demás razas, mas tu definición de superioridad está errónea. Los humanos como especie, como una raza mas, es inferior en un amplio margen. – izuku explicaba, viendo un tic nervioso en el chico corpulento. – solo piénsalo. La raza hombre-bestia posee capacidades físicas superiores a la nuestra, incluso con nuestra ventaja con el touki. Además, ellos pueden oír y oler sonidos y aromas que serian indetectables para nosotros. Sus vistas, son capaces de acomodarse a la oscuridad, y pueden reproducirse mas rápido debido a su rápido desarrollo, sin mencionar su inmunidad a los venenos mágicos. ¿acaso no has notado que viven en un bosque que esta saturado de magia intensa y dañina para los humanos?. Los enanos son mas pequeños, pero mas resistentes, mas fuertes, y pueden soportar temperaturas extremas sin problema alguno. Y los elfos, - izuku dijo, apuntando a la princesa que aun lo veía. – son tan poderosos mágicamente que un humano de rango santo es insignificante en comparación a un elfo del mismo rango. Sin mencionar que el sistema mágico élfico es mas complicado para los humanos, pero mas maleable para el dominio del maná. Y ni siquiera e contado a los demonios. Los demonios pueden vivir el doble o triple en comparación con nosotros. Algunos de ellos pueden vivir hasta hasta mil años. En comparación a estos seres, lo único que tenemos a nuestro favor es la capacidad de reproducir mestizos sin problemas, en comparación a muchas razas mas. O nuestra capacidad de asimilar la magia de mejor medida, ya sea magia caótica o lumínica. – izuku decía, mostrando dos orbes en las manos, los orbes eran magia, una muy oscura y otra muy brillante. Cabe mencionar que los demás se sorprendieron por lo que veían.
- ¿entonces? – el chico corpulento preguntó, arto de la diatriba.
- Solo piénsalo. A pesar de nuestras desventajas, hoy en día somos la potencia mundial, la raza humana esta en la sima. – las palabras de izuku fueron como algo esclaresedor para el chico corpulento, incluso para los chicos que tenían interés ante la explicación. – a pesar de no tener esas bendiciones, la raza humana es la numero 1 en armada y defenza, agrícola y arquitectónica. Incluso estamos superando a los enanos en artesanía. 5 de las 7 potencias son seres humanos incluso, y el sistema de magia predominante y universal es la humana. Nosotros como raza, hemos prevalecido ante el paso del tiempo en comparación a las razas caídas, como la raza dragón o la raza de titanes, o la raza alada, la raza predecesora de los elfos. No hay mas orgullo que ser una raza anciana, pese a nuestra corta vida en comparación con las demás. – izuku dijo, mientras los demás permanecían expectantes. – sin embargo, eso no quiere decir que las demás razas sean inferiores. Se a demostrado lo que puede pasar cuando, nosotros como humanos, empujamos a las demás razas. esos demonios que desprecias casi nos exterminan hace 400 años. Supongo que sabes la razón del por que se inicio, ¿verdad? – izuku preguntó, pero el chico corpulento desvió la mirada. – eso es lo que pensé. Insitar tus pensamiento erróneos de esa manera puede provocar otra guerra involuntaria, y nuestra superioridad capital no podrá salvarnos de la fuerza natural de las demás razas, incluso si el reino elve es nuestro aliado. – izuku explicó.
Ubo un silencio incomodo que llenó el lugar por las palabras de izuku. El chico corpulento suspiró, aunque su enojo no se había ido en ningún momento.
- Hablaremos de esta, cuestión ideológica en otro momento. Hoy es el primer día de clases y tenemos que estar atentos. – el chico corpulento no se dio por vencido.
- No hay problemas, chico. – izuku dijo, sentándose para proseguir con la comida.
- Tuuu. – la chica que bromeaba acerca del chico corpulento dijo, mientras sonreía. Izuku no sabia que pensar de la niña. – me agradas mucho. Mi nombre es lilisia yish de la casa de los cielos. Mi familia se encarga de la administración de correo del reino, y poseemos sucursales en casi todos gremios de los reinos del continente, incluso en milis. Es un placer conocer a un mikou como tu. Se dice que los mikou por lo general son extraños, y ya sé tu particularidad. Eres demasiado sabio para tu edad. – ella dijo, mientras izuku asentía.
- Gracias, supongo. – izuku no se quejó. Era mejor a que le digan viejo otra vez.
- Yo soy roshall mestiadez faunaho, de la casa faunaho. Mi familia se encarga de la exploración y son grandes soldados. – dijo el chico que se encontraba allí. El había hecho un gran desempeño en la prueba.
- Es un placer concerté, roshall, lilisia. Espero que nos llevemos bien en algún momento. – izuku dijo, mirando al chico corpulento el cual comia. Unos momentos después, el chico se había percatado de la presencia de izuku.
- ¿Puedo ayudarte, izuku greyrat? – preguntó. Algo decía que izuku no seria la persona preferida de aquel chico.
- Si. Quisiera saber tu nombre. – izuku respondió. Un momento de silencio después, el chico corpulento suspiró.
- Bien. Por amor al santo milis. Mi nombre es asraciel de la guerra. De la casa de la guerra. Soy el hijo tercero del general en jefe del reino de ashura, el único hijo con vida. Estoy aquí para pulir mis capacidades, y en nombre del santo milis, servir a la nación con mi vida. – este dijo, sorprendiendo en algún momento a izuku. Asraciel se parecía a el en una cosa. Su obsesión. El quería ser un héroe a toda costa en su vida pasada, mientras que este chico, asraciel, quería ser un caballero de elite a toda costa. Eso no seria bueno para asraciel, por experiencia. De todos modos, le asintió a asraciel, sonriéndole con confianza y respeto. Parecía que asraciel lo había notado, por que su expresión de alguien reacio había cambiado a alguien muy serio y respetuoso.
- Bien, asraciel. Es un placer conocerte. Espero que nos llevemos bien. – izuku complació, asintiendo con la cabeza.
Pronto empezaría el primer día de clases.##################################
Hasta el próximo capítulo.
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¡¡LA SEGUNDA VIDA DE UN HEROE RETIRADO!! (izuku en mushoku tensei).
Ficción históricadespues de dedicarle tanto tiempo al heroismo, izuku se arrpiente de no tener a nadie en este mundo. por lo que en su frio lecho de muerte, izuku anela volver a nacer para vivir la vida que tanto aborrecia en su niñez. una vida normal. ¿podra un her...