Capítulo 5

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Los grillos comenzaban a hacer su aparición en aquella oscura puesta de sol. El ruido de los mismos indicaba que la noche estaba llegando y Jennie ya no podría pasearse por toda la casa como lo estaba haciendo desde que salió de la habitación de Lisa.

Lisa le daba algo de miedo, aún así no iba a permitir que lo supiera, claro que no iba a dejar que Lisa la tratara a su antojo, además, estaba claro que la pelinegra amaba intimidarla, pero Jennie no era alguien fácil así que las cosas para Lisa se iban a complicar, claramente.

Caminó a paso lento hacia la habitación mientras miraba todo a su alrededor. No había mucho en aquel largo pasillo, algunos cuadros y relojes, nada más. Era bastante aburrido. Miró hacia el frente y pudo ver a alguna que otra chica ir y venir, se veían bastante lindas. Seguramente también habían sido elegidas para acompañar a algún alfa a aquella reunión del consejo, estaba seguro de ello.

Suspiró y abrió la puerta de la habitación asomando su cabeza antes de entrar. No pudo ver nada así que se adentró sin más mientras cerraba la puerta detrás. Lisa le había dado hasta las ocho, eran las siete y cincuenta y cinco minutos, por suerte no había señales de la pelinegra, seguramente si la veía ahí, sin haberse cambiado aún, iba a regañarla y Jennie no quería que volviera a verla vulnerable.

ㅡ¿Dónde mierda estabas?

Se sobresaltó un poco y se giró para encontrarse con una Lisa mojada y molesta, con el ceño fruncido y su cabello goteando agua. Tenía una toalla ceñida a su cuerpo y en una de sus manos un traje azul.

ㅡEstaba en el jardín.

Su tono de voz había salido demasiado relajado y despreocupado para tratarse de Jennie. Pero no le importó, Lisa no debía verla tan impotente como en la mañana, Jennie no era así y Lisa no iba a convertirla en alguien sumisa cuando nunca en su vida lo había sido.

ㅡ¿En serio? Me parece perfecto que quieras conocer la casa, pero te impuse un horario, Jennie.

ㅡSi mal no recuerdo, Lisa, me dijiste hasta las ocho y, si ese reloj en la pared no miente, aún no son las ocho.

Sonrió triunfante mientras caminaba hacia el pequeño sillón que había en la habitación, en el se encontraba un vestido negro que Dahyun antes le había dicho que había apartado. Comenzó a quitarse el abrigo hasta que sintió una presencia detrás de ella y un aliento chocar contra su oído violentamente.

ㅡPequeña insolente, el reloj está atrasado, son las ocho y quince minutos.

Su sangre se heló y se quedó estático en su lugar mientras no sabía qué hacer. Tragó saliva algo duro y tembló un poco mientras sentía que Lisa respiraba en su oído, erizando su piel.

ㅡYo... creí que estaba a tiempo.

ㅡBueno, deberías haber sido más inteligente. Ese tipo de comportamiento es bastante inadecuado para una omega de mí propiedad.

Sintió cómo la pelinegra de repente se alejaba. El calor que le había proporcionado por aquellos escasos minutos ya se había desvanecido, lo necesitaba cerca otra vez.

Suspiró y comenzó a desvestirse para poder colocarse el vestido. Le quedó bien, era de su talle y se ceñía perfectamente a su cuerpo. Se giró un poco para poder ver a Lisa de reojo y pudo notar que tenía puesto un pantalón azul y un top blanco.

Podía asegurar en ese mismo instante que lo que acababa de presenciar era la obra de arte más hermosa sobre toda la tierra. Lisa parecía irreal, era increíble que alguien así existiera. En ese momento se cruzó por su cabeza el preguntarse si la chica había pensado en modelar, le sentaría muy bien.

Hazme tuya | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora