Adoptando Híbridos [Tokyo Revengers Y Tú]

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- ¿Uh? - La castaña frenó su paso frente a aquel restaurante de comida rápida, observó dos pequeños hurones dormidos frente la puerta, estaban algo sucios pero eso no quitaba el peculiar color de sus pelajes - ¿Dónde están sus dueños...? - se hincó frente ellos y tomo a uno de los hurones con suavidad, la suavidad de aquel pelaje color celeste era bastante sorprendente - No tienen collar...

Soltó un pesado suspiro y volvió a dejar al hurón en la caja, tomó asiento junto a los animales y los dejo en su regazo, esperaría un rato y en todo caso de que nadie venga, vería que hacer con tales pequeños

Pasaron dos, tres, cuatro horas hasta que se cansó de esperar y se dispuso a caminar a casa con aquellos hurones

- ¿Quién podría dejarlos tirados como si nada...? - Observó algunas heridas en los animales, preocupada aceleró su paso hasta llegar a casa - Regresé!

Detuvo el abrazo de aquel pelinegro

- ¿Podrías traerme el kit de primeros auxilios?

- ¡En seguida! - corrió a buscar lo pedido en lo que la castaña dejaba con suavidad a ambos animales en el sofá de la sala

Al llegar el mayor, la ojimarrón tomó con cuidado a uno de los hurones cuando repentinamente una bola de humo se hizo presente junto a un

¡Puf!

El color celeste y aquel melocotón peculiar se mezclaron en la densa neblina formada tan de repente, al está dispersarse dos gemelos híbridos veían serios a su alrededor, analizando su entorno

- ... - el pelinegro los observó y luego a su dueña - ¡¿Podíamos hacer eso?!

- Y me preguntas a mi...? - respondió sin quitar su mirada de aquel dúo

- Hermanito... Dónde estamos? - preguntó con una gran sonrisa sin abrir sus ojos aquel híbrido de cabellos rosas

El contrario, el cual parecía enojado por su ceño fruncido

– ¿No estábamos afuera del local de Yike? – preguntó aquel híbrido enojado, o eso decía su rostro

- ¡P-perdón! - se levantó de su lugar con rapidez mirando avergonzada a el par de gemelos

– ¿Y vos quien sos?

– Nahoya... No seas brusco – recriminó a su hermano y observó a la figura femenina frente a el, un sonrojo de timidez se poso en sus mejillas y bajó la vista al piso – ¿Quién es usted...?

- Oh, si, mis disculpas, Soy _____ Valdez, uhm, los ví fuera de aquel lugar y...

– Yoshiro jamás volvió

– Nahoya... – el nombrado volteo a ver al menor, sintió su pecho oprimirse al ver aquellas lágrimas asomarse por aquellos ojos color celeste – ¿Yoshiro ya no volverá...?

El de cabellos rosa apretó ambos puños a modo de que quede blanco casi

- Uhm...

La castaña se acercó al dúo, los cuales parecían estar en alerta

- ¿Hace cuánto... Lo esperan?

– Dos...

- ¿Dos? - repitió en tono de pregunta en lo que el de cabellos melocotón le respondió