Desperté con el sonido de una vibración en mi mesa de noche. Parpadee varias veces antes de moverme. Ugh, otro día más de trabajo.
Tomé el celular y vi el número. Ay, James...
Oh, mierda, ¡James!
Moví a Mathias bruscamente y él se fue despertando.
- ¡Mathias, mierda, es James, contesta, me va a matar! -estaba gritando.
- ¿Qué? Yo no le voy a contestar, es tu jefe.
- Maldito cobarde -mascullé.
La llamada se colgó. El celular volvió a vibrar con las llamadas insistentes de James.
- ¿Hola? -soné inocente.
- ¡Chibola de mierda, ¿por qué carajos me has dejado encerrado en mi propio auto?! ¡¿Dónde estás?!
- Si, jefe, gusto en escucharte. Ya bajo.
Colgué al instante y fui al baño. Mathias me miró extraño y yo lo saqué de la cama de un tirón.
- Anda baja, llevale sus llaves y, ehm, dile que no me mate -solté. Le puse las llaves en la mano. Mathias me las devolvió al instante.
- No. Baja tú.
- Me calatee ayer para ti. Baja, carajo -lo empujé hacia la puerta.
Yamile y Maya estaban ya fuera de sus cuartos y me observaron raro mientras corría por toda la casa. Escuché las risotadas de mis amigas luego de que dije eso. Bufé sin darles importancia y Mathias no se movía ni un paso.
- No fue completo
- Baja o no apagaremos el incendio nunca
Yamile y Maya volvieron a reír.
- Okay, amor, bajo -Mathias contestó inmediatamente.
- ¡No me digas amor, mierda! -le grité mientras iba a mi habitación y me ponía algo de ropa decente.
No solo iba a recibir a un James molesto en mi casa, sino a un James con resaca.
Mathias bajó y se demoró un rato más.
Yamile y Maya se dieron cuenta de quién iba a venir. Ellas entraron en un ataque de pánico y empezaron a correr por todo el departamento gritando "tu jefe, el sexy". Las calmé de un grito y empecé a servir el desayuno que había hecho Maya. Todas nos sentamos como niñas buenas a la mesa y esperamos a Mathias.
Pudimos escuchar los gruñidos de James subiendo las escaleras y a Mathias calmándolo. James me iba a matar, me iba a descuartizar y torturar.
Mathias abrió la puerta del depa y pasó. James siguió caminando hasta que nos encontró comiendo yogurt con cereal de bolitas de chocolate, panqueques y tortilla.
- Estás despedida -siseó.
- Cállate y siéntate -Mathias lo empujó a una silla y yo le pasé un jugo. James se quedó quieto.
Noté que James le lanzaba una mirada a Maya, que estaba vistiendo aún su Victoria's Secret. Idiota. Yamile parecía una niña dulce en su pijama de pegazo, al estilo Taylor Swift.
- ¡Oh por dios, ESTA DANDO EL TWITCAM DE ED EN ESTOS MOMENTOS, PUTAMADREEEE!
Yamile nos rompió el tímpano a todos cuando empezó a gritar en su mayor estado fangirl. La iba a matar.
- Cállate -le solté.
Ella ya estaba tratando de mover a James de la silla de donde estaba, pues estaba al lado de donde había dejado la laptop.
- ¡Muévete, grandulón! TENGO QUE VER A ED.
- Mierda, otra chibola pulpin. Y es peor que tú -me dijo.
Se fue hasta el sillón y cayó tendido ahí.
Mathias se sentó en el sillón contiguo a su primo.
- Oye, has pasado la noche en un departamento con tres chicas -James le dijo. Agregó en tono pícaro- Matador, rey del Candy Crush, cómo la habrás pasado.
Mathias se demoró en contestar. Se había ruborizado y balbuceaba.
- Nada oye -él contestó- Ella no dejó que nada pasara.
- Ya pues, no te hagas el santo. Aunque honestamente -miró a Maya- a esa de la Victoria's Secret, sí le doy.
Desde la cocina, caminé y les tiré un golpe con el mantel.
- Dejen de hablar cojudeces, idiotas -les reproché-Tenían que ser los chibolos oligarcas Valdez.
- No soy un chibolo -dijo James. Señaló a Mathias- Él será un profesor pulpin que está saliendo con una chibola pulpin como tú con amigas pulpines, pero yo no soy un chibolo.
- Claro que no, ya estás tío-le dije.
- Anciano -se burló Mathias.
James me miró mal.
- ¿Te has dado cuenta de que te he despedido? -me siseó.
- Tú me amas -le di un besito en la frente y él se zafó. Me reí.
Terminamos el desayuno y metimos todo en el lavavajillas. Maya se fue rápido porque tenía que ir a la universidad y seguir traumando niños como todo buen psicólogo, en el proyecto del que formaba parte.
- ¿Ella no quiere pasar una noche viviendo la vida loki conmigo? -le dijo James a Mathias.
Yamile soltó una risotada frente a eso, mientras iba de la sala a su cuarto a por fin cambiarse. Luego volvió a gritar como loca porque Ed había leído su tweet y le había mandado saludos. No pude evitar gritar cuando lo supe. Ed era una de las mayores debilidades que compartíamos.
ESTÁS LEYENDO
Los Valdez
HumorEl mundo de Camila De la Barrera gira en torno a su universidad. Tiene veinte años y está en su penúltimo año de Comunicaciones. Camila odia a su jefe, el más malditamente sexy profesor de su universidad, una basura de persona, pero que al final le...