Capítulo 6.

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Mathias llegó como a la hora después. Tocó la ventana cuando yo ya me estaba quedando dormida. Le abrí la puerta delantera y él se pasó al asiento del conductor. Le tendí las llaves y él encendió el auto. Creo que esperaba que me pasara a su lado, pero tenía tanta flojera y frío que lo dejé pasar. Observé cómo arrancó: la llave, los cambios, el pedal correcto...

Espera, ¿tenía pantuflas de Ironman?

- Tus pantuflas...

- Sí, son de Ironman.

- ¿Pero por qué tienen que ser de la cabeza de Ironman?

- Amor, solo duérmete.

- No me digas amor -mi tono ya denotaba mi sueño.  Cerré los ojos y creo que dormí,  porque lo siguiente que recuerdo es a Mathias moviéndome para que me despierte.

Se había bajado del asiento delantero y había abierto la puerta de mi lado. James seguía durmiendo como una roca y yo bajé tratando de no despertarlo.

Le di un besito a Mathias como despedida y le dije:

- Llevas a James a su casa, ¿ya? Solo déjalo tirado en el sofá.

- Pero... -Mathias quiso hablar.

- Nos vemos mañana, gracias por recogerme.

Le di otro beso y entré al edificio donde estaba mi departamento.

Mis amigas con quienes compartía el flat me sorprendieron a mitad de la escalera.

- Tienes que decirle que se quede -dijo Yamile- Míralo, pobre.

- ¿Qué?  Él tiene casa. Y yo tengo sueño.

- ¿Te va a recoger y le dices que se vaya? -Maya me reprochó.

- Le dije “gracias” -solté.  Estaba muy cansada para esto.

- ¡Que perra! -Yamile soltó en el tono más despreciable de todos- Anda y dile que se quede.

Las pasé de largo y empecé a subir las escaleras hacia el depa. Mathias de seguro ya se había ido.

Mis amigas no subieron detrás de mí.  No, bajaron y empezaron a hacer bulla afuera en la calle. Bulla en plena madrugada.

Bajé corriendo y las vi trayendo dentro del edificio a Mathias.

Oh, joder, las iba a matar.

- ¿Qué haces? ¿Y James? -exclamé. 

- Él no se va a despertar hasta mañana y hace frío, estoy en pijama. Vamos, amor, me quedo.

- No me digas amor -repetí asqueada. Les lancé a mis amigas una mirada fulminante y continúe- Mathias,  tienes tu cama. Ni siquiera hay sillón en el depa.

Él sonrió pícaro y supe a qué se refería. 

Mis amigas reaccionaron antes que yo y lo llevaron hasta el flat. Las iba a matar, en serio. Él estaba súper feliz.

Subí lentamente las escaleras, pero antes le di una última mirada a James. Ojalá no me matara al día siguiente.

Mis amigas habían dejado a Mathias en la sala. Él estaba sentado en el sofá –el que supuestamente no había en el depa- y me sonrió cuando me vio.

- Hasta más tarde, Mathias -le dije. Caminé hasta mi cuarto hasta que mis amigas me arrastraron dentro de la habitación de Maya.

- No lo vas a dejar en el sofá -me gruñó Yamile.

- No va a dormir en mi cama.

Estaba cansada, creo que mi tono lo revelaba.

- ¡No seas...!

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