1 | "Sangre joven"

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Win Metawin era la criatura más preciada y calurosa que existía en los cuatro reinos que regían el mundo

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Win Metawin era la criatura más preciada y calurosa que existía en los cuatro reinos que regían el mundo. Su rostro etéreo, su leal y gigante corazón, además de su elegancia natural causaban furor en quien tuviera el privilegio de fijar sus ojos en él.

Era el Omega del Rey, el perfecto Omega del Rey Bright Chiva-aree. Un Alfa totalmente diferente a su pareja. Conocido por sus tratos agresivos, tajantes y aquella personalidad arrogante y dominante que le daba el título de "El Alfa que carga un corazón de hielo, y una espada de fuego", como era conocido en los demás reinos, e incluso fuera de los territorios. Los rumores de sus horribles e inhumanos actos corrían como el agua del río, aumentando el temor en cada licántropo viviente en el planeta.

El Rey Chiva-aree jamás mostró un atisbo de empatía, siempre fiel a su naturaleza sedienta de sangre y exigente en respeto y sumisión máxima tanto para él como para su lobo. Nadie se atrevía a siquiera mirarle a los ojos sin su permiso, sabiendo que ante el mínimo acto que Bright tomara como una falta de respeto, su yugular sería cortada y su cabeza sería exhibida en el espeluznante Campo de Lanzas que rodeaba el reino de Évrea, donde millones de cráneos yacían hundidos en afiladas lanzas de piedra, algunos en estado de putrefacción y otros ya volviéndose polvo. Una protección que rodeaba las fronteras a petición del mismo Rey, quien osara traicionar a la corona real, u ofender al Alfa, formaría parte de aquella obra.

Por esa mentalidad sanguinaria y despiadada, es que nadie entendía cómo Win seguía a su lado luego de diez años juntos.

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Su unión no fue precisamente algo anhelado por ambos. Un antiguo arreglo durante la guerra entre Évrea y Aztya, reino del Sur. Acontecimiento que acabó con la mitad de la población en ambos reinos, y que Évrea no hubiera ganado de no ser por el acuerdo que surgió entre dos Reyes, en ese tiempo, el padre de Bright y la madre de Win. Bepsua, reino del Este, juró pelear fielmente junto a Évrea hasta ganar la batalla, siempre y cuando, el heredero de los Chiva-aree tomara a su único cachorro Omega para convertirlo en su Reina, y el hermano mayor de Win, el Alfa heredero, se casara con la pequeña hermana Omega de Bright, con esto, uniendo ambos reinos de por vida.

Win tenía tan solo diez años cuando Bright enterró sus pequeños colmillos en su tierno cuello en medio del altar en el momento de su boda.

La unión fue todo un éxito, Gigie, hermana menor de Bright, fue a vivir junto a su nuevo Alfa, Yerik, hermano de Win. Mientras que Win tendría que dejar atrás a sus padres y amigos para mudarse al reino del Norte, a la temida Évrea, para dedicar su existencia completa a complacer y acompañar a Bright.

Eran tan sólo unos niños...

Al principio, Bright trataba a Win como un juguete más, lo tenía todo el día en su habitación, para jugar con sus peluches, corretearse, dibujar o simplemente leer cuentos de hadas. A veces jugaban a los pies del trono del Rey, el que próximamente sería propiedad de un ambicioso cachorro. Comían golosinas que las cocineras Betas preparaban para ellos, daban largos paseos junto a la Reina Janhae, madre de Bright, por los jardines reales, y asistían juntos a las clases de lengua y literatura, y cálculo y matemáticas. Bright no le dejaba despegarse en ningún momento, sus primeras órdenes fueron que Win hiciera todo junto a él, y era entendible, manejar un lazo tan fuerte como lo era la mordida a esa joven edad era todo un desafío, por lo que el Rey dejó que su hijo guiara el camino de ambos, de su pequeña manada que estaba destinada a crecer conforme ambos lo hicieran.

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