13 | "Nadie podría ocupar mi lugar"

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Dos meses

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Dos meses.

Dos meses completamente encerrado en sus aposentos.

Dos meses en donde Bright lo había ignorado olímpicamente, cosa que en parte agradecía, ya que el Alfa aún no se enteraba de su embarazo secreto. Y que también le dolía, aunque el lazo seguía cerrado por su parte, conocía tan bien al Alfa que sabía la discusión le había pegado profundo. Bright no enfrentaba los problemas. Si era demasiado para él, lo contenía con fuerza bruta o lo encerraba en una de las tantas habitaciones de su castillo.

Dos meses soportando la fría y amarga soledad junto a los rumores y murmullos de toda la servidumbre chismeando que el Rey ya no amaba a su Reina, que planeaba cambiarlo, desterrarlo, incluso matarlo.

Dos meses siendo humillado y abandonado por la mitad de sus Doncellas y Donceles al ser la mayor parte asignados a Aless y a Mai, quienes al estar esperando príncipes, o princesas, eran mucho más importantes para el reino entero.

Aless se había convertido en el nuevo consejero real del reino, ahora él se ocupaba del bienestar del pueblo y de acompañar al Rey frente al ojo público. Mientras que Mai era la nueva dueña del Harem, la "Reina madre", quien veía todos los labores domésticos en el palacio, dirigía a los amantes del Rey y se ocupaba de los posibles nuevos embarazos, y de los Omegas nuevos ingresados al reino y elegidos por ella o por Bright para formar parte del Harem.

Todo lo que Win había hecho en algún momento. Cuando de verdad le gustaba ayudar a su reino, y cuando el Harem era para engendrar más príncipes y princesas que para sólo el placer carnal del Rey.

Dos meses tragándose las lágrimas por saber lo emocionado y contento que Bright estaba con la espera de sus dos cachorros. Toda la información que llegaba a sus oídos por los murmullos de la servidumbre respecto a lo feliz y fresco que se mostraba el Alfa últimamente. Las horas que pasaba en el salón real junto a Aless y Mai compartiendo dulces postres, agradables lecturas, exóticas obras de teatro y bailes tradicionales, junto a largas tardes de tomar el té.

Incluso el pueblo estaba viviendo una celebración de dos semanas por la pronta llegada de ambos herederos. Comida en abundancia, calles decoradas coloridamente y los guardias del Rey regalando monedas de oro y plata.

Pero, mucho más importante; Dos meses de su embarazo. Dos meses viendo y sintiendo a su cachorrito crecer. Esto era suficiente para motivarle a planear su escape detalladamente, sus ganas de huir y de vivir libremente a flor de piel. Por más que la ansiedad y el terror de ser descubierto muchas veces no le dejaron dormir por las noches, la emoción mantenía a su estómago revuelto y la punta de sus dedos cosquilleando en ansiedad por finalmente llevar todo lo planeado a cabo.

Y ese día al fin llegaba. Esta misma noche donde ahora Win yacía preparando una modesta bolsa de género color negro con todo lo que necesitaría para caminar por el bosque a esa hora. Debido a que estaba en cinta llevaba dos abrigos encima junto a su capucha y otro abrigo de cambio por si llegaba a pasar algo, tener frío no le hacía nada bien a su bebé así que trataría de evitarlo a toda costa. Comida, por supuesto, frutas maduras y una jarra de barro pequeña con agua fresca. Algunas de sus pinturas y pinceles favoritos, que no eran necesarios pero les tenía cariño y, sinceramente, era lo único que le interesaba llevarse de ese lugar.

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