9 | " Solo seré un hombre muerto caminando esta noche"

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Abrió los ojos, perezoso

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Abrió los ojos, perezoso. Los rayos del sol colándose por las ventanas, esquivando juguetonamente a las cortinas de seda balanceándose con la brisa helada matutina, y yendo a parar directo en los párpados de un joven Omega enredado entre las sábanas de la amplia y cálida cama.

Win se queja en un bajo gemido adolorido, seguido de otro en cuanto intenta moverse, confundido y desorientado por completo sólo puede distinguir el pesado dolor en su espalda baja, y el ardor en variadas partes de su piel. La feroz punzada en su cabeza le lleva a arrugar el ceño y emitir otro sonidito, descansa un par de segundos hasta lograr acostumbrarse al ambiente.

Parpadea, siendo consciente poco a poco de su entorno. Su corazón bombea con fuerza al reconocer el color gris claro de las paredes, la decoración en cada rincón y aquellas feromonas acariciando sus sentidos.

La habitación del rey.

Y recién allí nota los fuertes brazos apresando su cuerpo, el duro pecho presionándose contra su espalda y la tranquila respiración golpeando en su mejilla debido al mentón apoyado justo sobre su hombro.

Bright.

No sabe qué hora es, ni qué día es, su última memoria es lejana, en su habitación, una tranquila mañana como cualquier otra luego de tomar un baño caliente. Y de pronto, un calor asfixiante en su pecho, hormigueo en la entrepierna, humedad brotando de él y la visión nublada de su Alfa tomándole entre sus brazos.

A su espalda, un gruñido soñoliento brota del pecho del rey, acto seguido sus brazos se cierran con firmeza alrededor de su abdomen y tras pasar un par de segundos, un pequeño beso es depositado sobre su nuca.

─Es una pena que tu celo haya terminado. ─Es lo primero que dice, su voz ronca y rasposa debido al reciente sueño. Luego, su nariz se hunde en la unión de su cuello y hombro, e inhala con fuerza. ─Y aún sigues oliendo tan malditamente dulce..

Win permanece en silencio, la mirada perdida en algún punto de la habitación, la respiración pausada y tranquila.

Siente a Bright moverse, sus grandes manos agarran en una coleta el desastre que es su precioso y largo cabello negro, hasta acomodarlo a un lado de su hombro. Entonces, sube sobre su cuerpo, acunando la cara interna de sus rodillas con la fuerza suficiente para manejarlo a su antojo. Le separa los muslos y se sitúa entre ellos, dando una mirada a su entrada dilatada y enrojecida sin pudor alguno, esbozando una lenta sonrisa que destila orgullo y satisfacción.

Por inercia, y sin quejarse en lo absoluto, el cuerpo débil y delgado del Omega cae a un costado, siguiendo el movimiento de sus piernas y quedar recostado de espalda, con el Alfa arrodillado entre sus muslos barriendo la mirada por su cuerpo desnudo.

Entonces, siente la punta del grueso y caliente miembro adentrarse en él, extendiéndole y provocando un gemido ahogado de sus labios.

─No hay que desperdiciar.. carajo.. ─Un gemido gutural detuvo al Alfa, apretó los dientes y frunció el ceño ante la oleada de placer recorriendo su sistema─.. lo abierto que estás, ¿Verdad? Oh, Luna... eres el cielo, Omega.

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