20 | 'puedo ver el final desde el comienzo'

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Di que volverás a verme, incluso si es sólo en tus sueños más salvajes.

Muchos, muchos años atrás...

Habría luna llena esa noche, así lo predijo el astrónomo de la Corte Real de Évrea. Por lo que el Rey y la Reina Chiva-aree decidieron llevar acabo en esa fecha la enorme fiesta previa al compromiso oficial del príncipe Bright. Sería una ceremonia ostentosa y lujosa, repleta de invitados de los cuatro reinos, con la mejor comida y de a montones, una banda en vivo y todo el palacio a disposición de los invitados.

El evento se llevaba a cabo con éxito; los nobles reían y charlaban en grupos grandes, bebiendo del mejor licor y degustando el enorme banquete. Los reyes estaban en sus tronos, vigilando el salón real, sus manos juntas y sonrisas de orgullo en sus rostros.

Sin embargo, los principales personajes de aquella ceremonia eran un cuento aparte. Pues tanto el príncipe Bright como su prometido Win desaparecieron en algún punto de la noche, luego de agotarse de las conversaciones vacías y superficiales, y de toda esa gente rica felicitando su compromiso con mentiras y miradas de envidia. Ambos adolescentes se lanzaron miradas fugaces toda la tarde, hasta que cayó la noche en Évrea y nadie más supo de ellos.

***

Dos cuerpos con sus pies enredándose entre sí, sus manos tocándose, divertidas y apenas rozando los dedos, anhelando una juguetona firmeza a la par que de sus bocas salían sin parar dulces carcajadas. Y sus ojos... Oh, sus ojos... transmitiendo todo lo que el corazón no hallaba forma de expresar.

─¡Bright! ¡Bright Chiva-aree, ya~! ─Win reía y reía, sintiendo el frío de la noche doler en sus mejillas y entrar en sus pulmones cansados. De entre sus labios rosas salían cantidades increíbles de vaho, y su nariz enrojecía cada vez más. ─¡Basta! ¡De-Deja de girar! ¡Vomitaré!

Pero el príncipe no hacía caso, en cambio sólo continuó corriendo en círculos mientras sujetaba las manos delicadas de su amado Omega, escuchando sus quejas y risotadas con una enorme sonrisa en su rostro pálido por lo fresco de aquella noche.

¡P'Bai! ¡T-Te mataré! ¡Idiota! ─Chilló Win, sin poder controlar sus piernas ante la fuerza que tenía el Alfa. Sólo podía dejarse llevar por la inercia de sus cuerpos girando tan inmaduramente por el césped de los jardines, sintiendo que toda la comida de la cena se acumulaba en su garganta.

En un descuido, Win logró meterle el pie entre los tobillos, y ambos cayeron con rudeza al piso, rodando entre la hierva saludable y las flores silvestres.

Los dos adolescentes estallaron en más carcajadas, sus voces rasposas y las costillas doliendo por tanto reír en las horas que llevaban juntos en el jardín.

─Eres.. e-eres un.. ─Win susurraba en un hilo de voz, intentando reunir la fuerza para levantar su mano y golpear el perfecto rostro del Alfa tumbado a su lado. Pero Bright le evitó con agilidad, tomando su muñeca delgada y delicada entre sus dedos largos, envolviéndola con cariño. El Omega le sonrió, jadeando y disminuyendo sus risitas a murmullos vulnerables.

─Soy tu príncipe, querrás decir. ─Se mofó, entrelazando sus dedos. Rio al ver a Win envuelto en su precioso Hanbok, la tela colorida y repleta de joyas y pedrería; parecía un vestido de la más poderosa reina. Se veía hermoso. ─Hum, y soy muchas otras cosas.. soy atractivo, soy fuerte, soy el más gracioso de todos, el mejor besador..

Las mejillas del Omega se encendieron de golpe, y soltó el agarre en sus manos para lograr golpearle en el pecho. Bright se dejó, volviendo a carcajear.

─El m-mejor besador.. ajá. ─Con ironía, bufó. Entonces se sentó con pereza, sintiendo su trenza hecha un desastre en su espalda y múltiples mechones cayéndole por el rostro, adheridos a su frente por el sudor. ─También eres un egocéntrico y un pesado.

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