CAPITULO XIII

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Sintió el calor de su mano en su mejilla, sin dejar de mirar fijamente sus ojos, con cierto nivel de pánico si se era honesto, viendo cómo se acercaba más pero sin ser completamente consciente de ello en realidad, y entonces sintió sus labios sobre los suyos, completamente paralizado por lo que estaba pasando, sintiendo la calidez del pelinegro y la dulzura con que lo besaba, sintiendo la ligera presión en sus labios, y moviéndolos en respuesta, cerrando sus ojos en el proceso, deslizando su mano sobre su espalda y acariciando su cabello, le parecieron minutos, horas, aquel momento le pareció eterno a pesar de haber durado solo un par de segundos. Oswald se alejó lentamente de él, lleno de sorpresa, soltándose del agarre del más alto, que estaba sobrecogido por el momento, por aquel beso. Se alejaba de él preguntándose por qué había hecho eso, hasta que, estando más cerca de la orilla, la voz del más alto lo hizo voltear.

–¡Oswald!

–¡Puedes olvidar que esto pasó si quieres! Por favor. - comenzó a nadar en su dirección, desesperado, esperando que decidiera detenerse, y que aquello no fuera en realidad lo que quisiera. Escuchó como salía del agua mientras él se acercaba cada vez más a la orilla.

–¡Espera!

–¡¿Por qué?!

–Bueno- intentaba recuperar el aire mientras el más bajo corría sobre el pasto hacia su ropa, llegando a la orilla y saliendo con dificultad. –¿Qué haces? Mojarás tu ropa. - gritó en un chillido.

–¡Eso no importa Ed!

–¡Os por fa- corría en su dirección cuando tropezó por el agua que escurría de él y el pasto, cayendo en un instante, logrando en aquel momento que el más bajo soltara su ropa, y corriera hacia él!

–¡Ed! - se volteó, adolorido por el golpe, viendo al pelinegro de pronto sobre él, con una de sus manos bajo su cabeza, intentando hacer que se sentara. –¿Estás bien?

Sintió el suave roce de una de sus manos una vez más en su mejilla, viendo directamente aquellos ojos verdes como si fuera la primera vez, y lo atrajo hacia sí mismo, siendo él quien lo besaba esta vez, deseando que decidiera corresponder, colocó su mano sobre su cabello negro, acariciándolo, mientras Oswald se dejaba caer sobre él, cediendo ante el deseo, movía sus labios con pasión, dejándose llevar completamente, sin pensar en nada más que aquel momento, agitados por la pequeña persecución de hace algunos momentos. Separaron sus labios, intentando tomar aire, viéndose el uno al otro con un aire cómico, sabiendo que habían dado tantas vueltas creyendo que no serían correspondidos, sin poder estar más alejados de la realidad, y se echaron a reír.

Abrazó a Oswald, que se encontraba recostado sobre él, sin dejar de sonreír, sintiendo como sus latidos se sincronizaban y la suave respiración del otro. ¿Alguna vez se había sentido así de cómodo? ¿Así de seguro?

-Gracias- dijo, con un par de lágrimas en sus ojos.

- ¿Por qué?

-Por dejarme ser yo. - dijo con voz suave y una ligera sonrisa, y extremadamente feliz.

-No debes agradecer por eso, Eddie... En todo caso, gracias a ti por dejarme ser yo.

Sintió como el más bajo sonreía mientras se acurrucaba en sus brazos, probablemente tan cómodo como estaba él, tan tranquilo y en paz en relación a los momentos en los que estaba frente a sus padres, tan... relajado. Sus músculos no estaban nada tensos y parecía ser capaz de descansar, y el solo hecho de causar lo dicho en el otro lo hacía feliz, porque sentía que para él era igual. Se mantuvieron recostados sobre la hierba por un tiempo, dejando que la luz del sol calentara un poco su piel, abrazándose y sintiendo como todo el estrés y el miedo desaparecían.

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