El Hermanito De Baji. [•Tokyo Revengers x Male OC/Reader•]

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Draken sintió el aura que Kisumi emanaba, el cuál era melancólico, como si algo le estuviera perturbando la mente y ya no sintiera la felicidad que antes pudo descifrar como "mágico". Ésto le hizo borrar la sonrisa que llevaba puesta en el rostro desde hace una hora para cambiar a un semblante de pena muy bien disimulada.

Kisumi volvió a cambiarse de posición a la que estaba inicialmente, colocando ésta vez las manos en el asiento al ya creer innecesario sostenerse del rubio tatuado. Con ésto, Draken sintió que se había acabado el paseo, por lo que tomó una ruta distinta, dirigiéndose al Templo Musashi. Esa noche la ToMan no tendría reunión, por lo que creyó que sería mejor ir a ese lugar ya que le resultaba tranquilo y cómodo para hablar de temas serios; aunque la costumbre de frecuentar ese lugar se había vuelto demasiada.

Al estacionar la motocicleta, Kisumi se bajó inmediatamente, mirando el lugar con detenimiento.

-¿Un templo?- le preguntó a Draken, quien se le había acercado por detrás hasta colocarse al lado.

-Suelo frecuentarlo...- le respondió el rubio -Entonces... ¿Ahora qué?

-Ni siquiera lo había pensado.- murmuró Kisumi bajando la mirada -Es que no daba por hecho que elegirías escuchar esta absurda y loca historia del "hermanito".

«¿Acabo de tener un deja vu?» pensó Draken confundido. Sin embargo, las palabras que Baji le dijo la noche anterior llegaron a su mente.

"-Antes que nada, le pediría su historia..."

-Hazlo por partes;- le dijo Draken calmadamente -podrías empezar por tu historia.

-¿Mi historia?- le preguntó Kisumi confundido.

"-...y el porqué llegó a la conclusión de que soy su 'hermanito'."

-Sí, tu historia;- le dijo Draken -como la base del porqué llegaste a creer que tú y Baji son hermanos.

Kisumi le miró dudoso, pero le encontró sentido a lo que Draken dijo. Rió levemente, murmuró un "está bien", y empezó a relatar una parte de su historia, tratando de no ser muy específico pero tampoco de no olvidarse de los detalles que eran importantes.

-Bueno...- murmuró el peliverde, sintiéndose repentinamente estúpido -Nunca conocí a mis padres; me abandonaron apenas nací, o eso fue lo que dijo mi tía, Hīragi Tōka. Desde allí, ella me adoptó legalmente y se hizo cargo de mí, pero siempre me mantuvo al tanto de que ella no era mi madre si no mi tía; en ese sentido, no me mintió. Pero... ella solía fumar demasiado.

Draken le escuchaba atentamente, sintiendo pena por la leve -casi nula- melancolía que pudo notar en la voz de Kisumi al decir lo último.

-Fue una fumadora compulsiva, y ser eso tiene sus consecuencias; la de mi tía fue morir por cáncer de pulmón.- agregó.

-Lo siento.- le dijo Draken, pero Kisumi no le respondió aquello con un "gracias" o "no importa" o algo relacionado, si no que siguió son su historia.

-Hace dos semanas, ella me contó sobre su enfermedad y que no le quedaba mucho tiempo de vida, pero también agregó que yo tenía un hermano. No le creí, pero me lo confirmó ese mismo día en un hospital; resulta que, el tres de noviembre de 1990, nació un niño con el nombre de Keisuke, teniendo él y su madre el apellido Baji, que es el del "padre de familia". Mi tía me especificó que esa mujer había dejado al hombre unos tres meses después del nacimiento de su hijo, porque descubrió que le fue infiel, ¿y quién fue la amante? una prostituta de bajo presupuesto; mi "madre".

Draken lo escuchaba y, a medida que Kisumi iba siguiendo su relato, distinguía todavía más la indiferencia con la que hablaba. Pero, lo que más pudo notar, fue que en ningún momento agregó un comentario ya sea sarcástico o que dijera cómo se sintió al respecto. Kisumi iba directamente al punto, y eso a Draken le hacía sentir extrañeza al igual que preocupación, pues no muchos hablan de esa manera cuando se trata de un familiar fallecido, o al menos no los que llevaban una vida "ordinaria" y no la vida de delincuente -Kisumi, a los ojos de Draken, parecía ser uno de los primeros mencionados-.