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«Diablos, ¿por qué ahora?» pensó Draken al ver aquella gran variedad de motocicletas acercarse y parar justamente en el mismo sitio en el que se encontraba junto a Kisumi, que en ningún momento dió indicios de soltarse del agarre del tatuado debido al desconcierto que tenía, pues nunca en su vida había visto tantas motocicletas juntas ni tantos motores rugir hasta no dar más.

—¡Oye, Draken!— gritó Baji al bajar de su motocicleta y acercarse al tatuado —¿Por qué no contestas tú maldito teléfono?

Draken lo miró, e inmediatamente su mirada pasó a Kisumi, quien se volteó a ver a Baji lentamente, fijando sus iris castaños con los del pelinegro.

—Si estabas con un amigo, solo tenías que avisar...— dijo Mitsuya con una sonrisa mientras se acercaba.

—Y-yo...— murmuró Kisumi atónito, aún mirando a Baji a los ojos —Y-yo me voy.

Y quiso irse, pero Draken lo volvió a detener, ésta vez, tomándolo del cuello de la chaqueta que llevaba puesta Kisumi.

—De aquí no se va nadie.— dijo Mikey con un semblante serio, acercándose al grupito que se había formado allí. Miró a Draken y le preguntó: —Y tú... ¿qué hacías tanto que no contestaste el maldito teléfono?

—¿Ah?— articuló Draken —¿Acaso tengo que andarte diciendo qué es lo que hago a cada maldita hora, Mikey?

—¿"Mikey"?— preguntó Kisumi algo asustado, mirando nuevamente al rubio más bajo —Draken, suéltame.— le ordenó al más alto, frunciendo el entrecejo, queriendo apurarse por irse de allí; no por Mikey, si no que era más por Baji.

—Aún no he acabado contigo, Kisumi.— le dijo Draken.

—¡Suéltame!

—¡Qué no, maldición!

—¡Déjame ir, maldito poste de luz!— le insultó Kisumi, refiriéndose a su gran altura.

—¡Ja, "maldito poste de luz"!— rió Baji a carcajadas —¡Este chico me agrada!

Kisumi se sorprendió por lo dicho por el pelinegro y se calmó, acercándose a Draken y murmurándole:

—En serio, Draken...— el tatuado pudo sentir que, con su mirada castaña, estaba implorando —...déjame ir.

—¿Por qué no dejas que se vaya, Draken?— preguntó Mitsuya preocupado, pues le pareció que el chico peliverde en serio quería irse.

Draken suspiró y se alejó del montón, arrastrando a Kisumi en el camino, para poder hablar con más privacidad.

—Kisumi-

—No puedo, Draken.— le interrumpió el peliverde, bajando la mirada con pena —No puedo siquiera mirarlo, no de ésta manera; está muy lleno de gente y...

—¿Te aterra?— preguntó Draken, a lo que Kisumi no contestó, dejándole ver su lado más vulnerable y dando su silencio como una afirmativa a su pregunta. Luego, el rubio suspiró —Solo espérame y te llevo a casa; a éstas horas, es difícil caminar sin que alguien te dé una paliza.

—Sé defenderme sólo.— le dijo Kisumi sintiéndose atacado y estúpidamente vulnerable —No necesito de un inútil guardaespaldas que-

—Me importa un carajo.— le interrumpió Draken —Yo te traje aquí, yo te llevaré de regreso.

—No.

—Sí.

—Que no.

—¡Agh, que terco eres!— se quejó Draken —Espérame aquí, y si vuelvo y no te encuentro por ningún lado, olvídate de tu plan y de que mañana amanecerás en tu cómoda cama porque te dejaré internado en un hospital de la paliza que te voy a dar.— amenazó, haciendo que Kisumi mire al suelo resignado mientras apretaba la mandíbula —¿Entendiste bien, Kisumi?

El Hermanito De Baji. [•Tokyo Revengers x Male OC/Reader•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora