Prefacio

241 21 0
                                    

"—No eran nada iguales, pero se amaban cómo si fueran idénticos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"—No eran nada iguales, pero se amaban cómo si fueran idénticos."
Mario Benedetti.

《♡》

La luz del sol se colaba por las ventanas. Alumbrando y desprendiendo el brillo que había en los cabellos del pelinegro. Su nariz se movía lentamente. Su pecho iba en un ritmo lento, pausado, tal como lo eran las melodías suaves.

Trafalgar tomó uno de los mechones que salían del cabello de su pareja y comenzó a jugar con ellos, esperando así a que su novio se levantara. Era la rutina cotidiana. Mayormente era él el primero en levantarse, tenía la manía. A veces las pesadillas de su padre no le dejaban dormir, por ello, cuando su pecho comenzaba a latir como si hubiese corrido un maratón, cuando su cuerpo quedara empapado del sudor, y cuando los miedos y las lágrimas aparecían, él entendía que las pesadillas lo atacaban. Sin embargo, esta vez las pesadillas ya no eran tan crueles. Ya no era tan solitario levantarse, porque ahora a su lado dormía el chico, quien al sentir la respiración agitada de Law, lo primero que hacía era sonreírle, llevar sus pequeñas manos a su rostro y darle caricias, para después tomar su cabeza y llevarla a su pecho.

Le gustaba cómo habían salido las cosas. Le gustaba haber conocido a aquel chico en esa cafetería horrible del hospital mientras intentaba escapar de su mente y los recuerdos. Le gustaba haber arriesgado ese corazón magullado. Le gustaba despertar con él. Simplemente amaba como habían continuado las cosas desde aquel tropiezo. Porque a pesar de ser tan opuestos. Habían encontrado la forma de complementarse.

Y Law recordaba lo que le había dicho Robin:

—Polos opuestos se atraen —sonrió agitando la mano —. Lo habrás entendido una vez te arriesgues.

Ese día lo único que hizo fue reírse y negarlo. Pero ahora, volvía a reírse, solo que no había forma de dar negativa. No cuando aquel pelinegro se encontraba desnudo a su lado. No cuando verlo ahí a su lado le daba la mayor calma jamás experimentada.

Buenos días, Law —le sonrió. 

Trafalgar observó aquella sonrisa, era suave u deslumbrante. Lo tenía todo. Besó aquellos labios y correspondió aquel saludo.

Buenos días, Mugiwara-ya.

Tiempo después, las pesadillas comenzaron a desaparecer. A volverse polvo, y al final, el aire las puso en vuelo lejos de él.

Luffy causaba muchas revoluciones en su estómago y la verdad, para qué negarlo, al inicio le fue muy frustrante. Demasiado. Pero ahora, esas revoluciones eran algo que le recordaba que su mundo se estaba tiñendo de la felicidad, porque ahora estaba con quien amaba y quien lo hacía ver que el mundo no era solo gris y negro. Había mas contrastes.

Si, no eran iguales. Eran tan diferentes que a veces se preguntaba cómo seguían juntos. Pero lo amaba. Law amaba a Luffy. Y Luffy amaba a Law, y tras eso, sus diferencias se veían tan pequeñas comparadas con lo que sentían por el otro.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Extremos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora