02. La pelea

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Capítulo 2: La pelea

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Capítulo 2: La pelea.

***

La chica se dio la vuelta hacia su amigo y lo miró con total curiosidad. Horas antes el chico había recibido una noticia impactante, le era algo raro el que Luffy se hubiese emocionado ante el choque que había tenido con el pelinegro, ya que ella había intentando animarlo y no había funcionado. No pudo pasar desapercibido aquella mirada dirigida a aquel hombre. Luffy no había mirado a nadie de esa forma. Ni siquiera a las antiguas relaciones que había tenido. Le era confuso, pero ver a su amigo feliz, con ese pequeño brillo en los ojos la hizo sentir feliz y un poco mas tranquila.

—¿Sabes quién era? —la chica enarcó una ceja. Por el contrario, el pelinegro se encogió de hombros.

—No. —la simpleza con la que le dijo hizo que la chica quisiera darle un golpe, sin embargo, no lo hizo.

La pelinaranja se frotó las sienes. A veces lo despreocupado que lograba ser su amigo le era preocupante. Le gustaría que fuera más precavido. Que no confiara en la gente al azar. Que se priorizará así mismo antes que a los demás. Para ella luffy era demasiado bueno.

Observó las heridas de su rostro y no pudo evitar la preocupación. Había bajado a buscar a su amigo, sabiendo el horario de almuerzo de Marco pensó que estaba con Luffy, sin embargo, el chico se había quedado en el consultorio del rubio. Marco le había pedido que lo buscará. Quería regresar con el doctor y preguntarle sobre el estado físico de Luffy y sobre esas heridas.

—¿Cómo le dices a un desconocido tu nombre?

—Me ayudó cuando me caí —sonrió como si su motivo fuese el mejor.

—Pero no por ello debes darle tu nombre así porque sí. —la chica rodeó los hombros de Luffy y lo llevó de nuevo a la habitación por donde habían salido —. No creo que lo vuelvas a ver.

—Lo sé. Pero no importa... Su nombre era... Tra...trao... ¡Torao! —sus ojos estaban brillantes —Desde ese día quise saber su nombre.

—Estoy muy segura de que no era ese. —le dijo con una gran sonrisa, pasando por alto el último murmullo de Luffy.

Luffy soltó esa risa tan característica de si.

—Bien, vamos al comedor.

—No tengo hambre, Nami. Marco me dio un batido, con eso es suficiente.

—Luffy, el batido esta en la bata del doctor ese, no tomaste nada.

Luffy sonrió al recordar a Law.

—Comeré alrato.

Nami vio al chico, no quería comer. Con la mirada le rogaba el no insistir. Suspiró y asintió.

—Bien, pero al rato comerás sí o sí —el joven asintió —. Veamos a Ace.

De pronto aquel ánimo que tenía Luffy se desvaneció, se evaporo y fue sustituido por una melancolía triste. Cansada. Sus ojos ya no se veían tan brillosos. Tenía unas bolsas negras en los ojos. Su cuerpo estaba aún más delgado de lo usual.

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