tres

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Kenny estaba esperando a Butters en la entrada de la escuela, todavía sin saber si por fin lo vería ese día, ó si tendría que esperar otra semana para verlo.

Mysterion había estado frecuentando a Butters los últimos días, sin embargo, no sé sentía satisfecho.
Creyó por un momento que lo ideal en todo lo acontecido sería cuidar a Butters de una manera más cercana que siendo un superhéroe: Siendo su amigo.

Sabía que era amigo de Cartman, pero aún así, no se quiso quedar atrás. Y ahí estaba: en la entrada de la escuela, con un frío infernal, dos paletas en la mano y esperando a que Butters apareciera.

Las personas pasaron, y aunque vio a muchas cabezas rubias asomarse por ahí, Butters no se pronunció en ningún momento, o eso estaba resignado a pensar, hasta que al voltearse para ingresar a la escuela, escuchó una suave voz detrás suyo.

—¡Oh, hola Kenny! —Y volteó rápidamente a ver quién era.

Su corazón saltó un poco y no tardó mucho en darse cuenta de que sus heridas se habían recuperado. Al verlo en la noche y la oscuridad de su patio trasero, no se había dado cuenta, pero ya no tenía moretones en el rostro: solo faltaba ver su estómago.

Kenny no dijo ni una palabra, como era costumbre, y ocultó muy bien su emoción extendiendo su mano y dándole aquella paleta.

Butters sonrió, rió un poco y sus mejillas se colorearon de un bonito rosa.

—Oh, gracias Kenny. —Dijo. Tomó la paleta y entró a la escuela. —Te veré en clase.

Kenny asintió, y también entró a la escuela.

"La misión: 'ser amigo de Butters' había sido un éxito."

Durante el almuerzo se sentó al lado suyo, en clase, una banca detrás y en el receso, muy a su pesar, estuvo con él y con Cartman, quien no se veía muy contento.

El almuerzo, la cafetería, ambos sentados y comiendo provocó que no pudiera hablar mucho respecto a nada, pero sentía que su presencia en ese lugar era más que suficiente para que Butters se sintiera seguro.

Al tomar algunas clases juntos tampoco pudo hablar con él de nada, pero no fue un motivo para que su mirada tan penetrante le provocara  escalofríos por toda la espalda. Estaba realmente mal.

Al final de la escuela, también lo siguió a casa, y no fue hasta que ambos entraron en un callejón que Butters se detuvo y volteó a verlo, molesto.

—¡oh, hamburguesas! —Dijo. —Esto es demasiado. —Butters miró directamente a los ojos de Kenny, quien sintió un escalofrío. Estar en frente de esos ojos tan profundos lo volvía loco, y no sabía porque. —Kenny, me has estado siguiendo todo el día, ¿qué pasa? ¿Tienes algo que decir...?

Kenny negó con la cabeza, estaba muy avergonzado. No tuvo más que quitarse su capucha, dejando al descubierto su rostro, y hablar.

—Lo lamento, Butters... —Dijo. — es solo que, creí que tendríamos que ser amigos.

Butters lo miró con confusión.

—¿No ya somos amigos?

Kenny se sonrojó, ¿era así?

—¿Lo somos?

—Pero, somos amigos desde la primaria, no sé de qué hablas. —La dulce voz de Butters hizo que Kenny no tuviera más remedio que arrepentirse de todo lo que estaba haciendo. Aún así, el que Butters no le contara respecto a lo que pasaba en su hogar, lo ponía nervioso, tal vez, posteriormente lo haría...

𝐸𝓁 𝒸𝒾𝓊𝒹𝒶𝒹𝒶𝓃𝑜 𝒫𝑒𝓇𝒻𝑒𝒸𝓉𝑜: [𝔹𝕌ℕℕ𝕐]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora