Capítulo 12: Un Día De Pesca

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En la habitación de la señorita perfecta, lloraba al recordar las palabras de su hermana.

Tú cerebro y tú corazón tiene que escoger a tu verdadero amor o de lo contrario nunca serás feliz.

— Tenías razón... mucha razón Miraboo.

Llevaba 2 meses casada con Bubo, se arrepintió de haberse casado, lo bueno era de qué todavía no estaba embarazada, cada vez que recordaba el error de haberse casado, comenzaba a llorar, que ni tan siquiera se daba cuenta Bubo, solo le importaba ser alguien en la vida. Necesitaba a su hermana para que la abrazara y la aconsejara sobre la vida que lleva, pero... ella se fue en el día de la boda, nada más estuvo ahí por un rato y se fue hacía México a ver a su equipo, no recibía ninguna carta o algo por el estilo, se la estaba pasando bien, eso... era lo que necesitaba su hermana después de haber trabajado duro en Encanto.

Era medio día, prácticamente no tardaría en llegar Mirabel, regresó aquella hermosa sonrisa, bajó y le fue a preparar un poco de comida, sabía que llegaría con hambre, fue con Pepa y Bruno a prepárales algo de comida. 2 horas después, Mirabel había llegado a casa, estaba feliz, pero había algo raro en ella, estaba un poco mal puesta su camisa blanca, ella tenía la costumbre de acomodársela, así que fue hacía ella y se lo acomodó, luego la abrazo, sintiendo la aroma a flores.

— ¿Dónde están todos? — Preguntó Mirabel mientras se separaba del abrazo.

— Toda la familia salió a conseguir algunas cosas, mientras tanto... ¡te preparamos un bufet! — Dijo Bruno emocionado. — ¡Vayamos a ver la televisión mientras comes! — Tomó la mano de su sobrina y se la llevó.

— Parece niño chiquito.

— Ni que lo digas, ¡por eso adoro a mi tío! ¿Quién no lo adoraría?

Cayó la noche, no podía dormir por los ronquidos de su "esposo" salió de su habitación, yéndose hacía el techo de casita y para su suerte, se encontró con Mirabel afilando el cuchillo, saludó a su hermana y se sentó a su lado, la teniente dejó de afilar el cuchillo, dejándola a un lado, apreció con ella la hermosa luna que estaba brillando mucho y con las estrellas se veía más preciosa.

— Se ve preciosa la luna. — Dijo Mirabel.

— Si, se ve genial. — Sonrió Isabela.

— Sobre lo que pasó en la boda, discúlpame por irme el día de tu boda, en verdad tenía ganas de ir a ver a mis amigos. — Se cruzó de brazos.

— No te preocupes, entiendo, no me enojaría contigo. — Ve a su hermana un poco triste. — Mira... ¿Qué tienes?

— Es solo qué... — Suspiró. — Siento que no encajo o es mi mente que está centrada en las peleas y en la guerra.

— Mirabel. — Recargó su cabeza en sus piernas. — Trata de relajarte, estás en casa y eso es lo que cuenta. — Sobó despacio su cabeza.

Bostezó. — Tienes razón.

Ella sabía que Mirabel estaba acostumbrada a los entrenamientos duros, insomnio, castigos, guerras, entre otras cosas que hacían ahí, había hecho un cambio en Mirabel, sintiéndose un poco mal al ver el cambio de su hermana menor, miró como cerraba los ojos, estaba durmiendo, se veía cansada y su cuerpo se debilitó al dormir, sintiéndose tranquila. Ella siguió apreciando la noche hasta que decidió llevarla a dormir a su habitación, estaba feliz otra vez, podía dormir con ella, aunque sea una noche para poder olvidarse de los ronquidos de Bubo, bajó con cuidado gracias a su don, las lianas cargaron a Mirabel, mientras que ella abría la puerta de su habitación, la metió con cuidado y despacio la acostó en su cama, miraba como estaba acomodando para poder dormir tranquila, ella se acostó a su lado, abrazó a su hermana para sentirse más cómoda y protegida.

Tú Eres Mi Verdadero Amor (Isabela x Mirabel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora