Prólogo.

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Sus ojos desorbitados y ligeramente perdidos se mantenían clavados en la madera del escritorio sin ver en realidad el material. Sus manos temblorosas sostenían los papeles con los resultados de sus análisis de chequeo general. Su alrededor se había detenido por completo al escuchar las palabras del médico dejando su mente en blanco por unos segundos. Tragó duramente saliva sintiendo el nudo en su garganta imposibilitándole siquiera que la palabras salieran. Aunque no tuviera la necesidad de decir algo.

Sus ojos llenos de lágrimas se posaron en los papeles de nuevo admirando lo que decía allí o por lo menos intentando ya que su vista estaba nublada. Aún no podía creerlo, no quería creerlo, no podía ser cierto. Todo era una maldita pesadilla de la cual despertaría en cualquier segundo y respiraría aliviado riendo. Pero no, eso que estaba viviendo era muy real.

—HoSeok —llamó con voz más alta el hombre canoso, médico de cabecera del castaño— ¿Me estás escuchando? —suspiró mirando al joven perdido aún en el papel— sé que es una situación complicada, que es repentino y shockeante, pero estamos a tiempo de tratar esto. ¿HoSeok?

El castaño pestañeo varias veces alejando las lágrimas que hacían arder sus ojos, depósito el papel sobre la mesa y levantó la cabeza para mirar al médico.

—Esto haría que la banda se detuviera por un tiempo, ¿verdad?

El profesional que tenía sus dedos entrelazados sobre la mesa asintió con labios rectos luego de suspirar. También era una situación sorpresiva y extenuante para él.

—Mientras más pronto empecemos, mejor será.

HoSeok esnifó y le mostró al hombre mayor su característica sonrisa de dientes perlados dejándole algo perplejo.

—Le pido que no se lo diga a nadie —hablo con voz ronca y tranquila sorprendiendo un poco al profesional— Dígale a nuestro manager que no diga nada tampoco.

—Él tiene que rendir cuentas a la empresa.

—No se preocupe, yo hablaré con él —sonrió fingidamente porque solo quería largarse de allí. Tenía una agenda que cumplir y no quería perder tiempo, total, todo estaba bien.

—Pero…

El castaño se levantó tendiendo su mano hacia el médico, este lo siguió mirando con algo de desaprobación y comprensión. No lo estaba tomando muy bien. No era una noticia que se podía tomar bien.

Negación. Era el primer paso cuando los pacientes se enteraban de algo así. Era sumamente difícil y la mejor manera de no pensarlo o aceptarlo era negar la realidad.

—Gracias por su atención y amabilidad de siempre, doctor Kwan, ha sido un placer verlo de nuevo.

Aún seguía temblando cuando salió del consultorio. Observó a lo lejos a los dos menores del grupo hablando entre medio de un juego con sus manos. Pasó de largo sin detenerse a responder al llamado de uno de ellos.

Era normal que asistieran todos juntos al médico cuando las fechas les coincidían o arreglaban unos días antes el asistir juntos para posteriormente seguir con sus agendas o compartir una comida entre medio de risas. Pero está vez era diferente.

Esperó dentro de la camioneta, su respiración volviéndose dificultosa. Jadeó en busca de aire, la ansiedad comenzaba a atacar su cuerpo. Tomó de un costado una botella de agua la cual abrió con brusquedad tirando unas gotas encima de su camisa blanca. Bebió un largo sorbo saciando una sed repentina. Nada haría calmar su estado. Y durante el camino de regreso intento fingir bajo un manto de seriedad extrema adjudicado al estrés del trabajo que nada había pasado.

Al llegar la noche, luego de arduo trabajo en la compañía, cerró la puerta de su habitación, hacía mucho que los siete vivían cada uno en su propio departamento, pero en el mismo complejo residencial. Él amaba su casa, su espacio, sus cosas, pero en ese momento el pánico y la soledad lo atacaron con una jauría de lobos hambrientos. En su interior una jauría amenazando con destruirlo de a poco.

El silencio lo atormentó dejando que sus pensamientos fueran lo único a su alrededor.  Buscó respirar para por lo menos calmar su ansiedad. Se sentó en la cama con su vista nublada por las lágrimas. Sollozó dejando salir todo. Apretando sus manos contra el edredón de color blanco. Minutos después de sentir su cuerpo cansado se recostó abrazándose a si mismo, ni siquiera tenía fuerzas para quitarse la ropa.

Solo quería llorar y es lo que hizo hasta que el sueño lo venció.

Nueva historia con nuestro Hobi lindo

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Nueva historia con nuestro Hobi lindo. Espero le den amor, será diferente.

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ᴀ ᴅɪꜰꜰᴇʀᴇɴᴛ ʟᴏᴠᴇ ᴶᴴˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora