Capítulo 22

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Prov Suran

Me encontraba en el comedor, apenas había almorzado, y ya deseaba ir bajo la sombra de el árbol de caoba, descalza y sin nada de la molesta compañía en la que me encontraba, mis almuerzos serán largos ahora que Suni no está aquí.

A pesar de que al principio me molesté por este haber tomado decisiones sin consultarme, luego lo vi como un respiro entre mi tan ajetreado día, ahora no la vería más en mis recesos y apenas siendo el primer día ya la extrañaba.

-Jeon, el Mayor la manda a llamar- dijo uno de los cadetes bajo el mando de Kim.

Me puse de pie inmediatamente, quizás algo le pasó a Suni.

Salí casi corriendo del comedor y cuando llegué su secretaria no estaba como ya era costumbre a esta hora, solía salir a almorzar.

Entré sin antes tocar, el corazón me iba a mil por hora, estaba nerviosa y asustada por lo que pudo pasar.

Cuando entré este estaba mirando unos papeles y luego posó su vista en mi.

-¿Que le pasó?- dije abruptamente y este negó -Maldición capitán, me asustó.

Rió -Ella está perfecta, he llamado unas seis veces, se la pasa jugando, preguntando, lo normal, ven aquí- acomodo los papeles a un lado. -Aquí- palmeó sus piernas cuando me vio dirigirme a la silla frente a él.

Me senté sobre su regazo y este me rodeó la cintura mientras yo me acomodaba en su cuello. -¿Estas cansada?

-Lo normal, pero estar en una playa en biquini y con un trago frío no estaría mal.

-Te apoyo, solo que sin el biquini- beso mis cuello, y adentró mi mano por dentro de mi camiseta rosando mi espalda.

-¿Trae condones al trabajo?- dije cuando este hubo desabrochado mi sujetador en un ágil y rápido movimiento.

-No los necesitemos

-Ahh, entonces ¿porque siento algo duro debajo de mí mientras me toca los pechos?

-Lo haremos, pero las pastillas ya funcionan, consulté a un médico

-¿Se atrevió a.., olvídelo, claro que es capaz.

Besó mi pezon por sobre la tela y luego la levantó para posar sus dientes sobre estos sin ninguna barrera.

-No vallas a correrte otra vez con solo esto- jugó.

-Es muy idiota cuando le parece.- asintió. -Solo tengo 15 minutos.

-Me bastan

Se levantó conmigo y me dio vuelta, quité mi cinturón y botón y este hacía lo mismo con el suyo. Colocó mi camiseta sobre mis pechos, dejándolos al descubierto y luego tomó mis manos y las llevó hasta el extremo contrario del escritorio haciéndome sujetar de ahí, dejándome sentir la fría madera en mi piel expuesta.

Bajó mis pantalones y mi ropa interior, luego masajeo mis nalgas desnudas, abrí un poco más las piernas.

Una palmada a mano abierta fue lo siguiente que sentí en mi intimidad, justo en medio, luego otra y otra, deliraba de placer con solo eso, llevaba aún más mi trasero hacia su mano para que lo volviera a hacer, se sentía delicioso.

Colocó su miembro en mi entrada y solo se dedicaba a moverlo lentamente, mi vista se posó en él quien me miraba divertido.

Y cuando abrí la boca para reclamarle solo pude gritar por la tan abruptamente forma de entrar.

Cada centímetro de él estaba en mi, mientras sus manos se encontraban en mi cadera aguantando mi cuerpo y evitando que me aleje con sus embestidas.

-No te sueltes- advirtió cuando flaquee -Esto me trae recuerdos- dijo en mi oído y se dedicó a besar mi cuello mientras continuaba moviéndose detrás de mi.

El agudo grito que salió de mi boca le hizo embestirme con aún más fuerza logrando así acabar justo luego de que yo lo hiciera.

Besó mi trasero mientras acomodaba mis bragas y cuando tomé un respiro hice lo mismo con mi pantalón.

-Ven aquí- me llamo para ayudarme con el sujetador.

Quite mi camiseta y este se coloco detrás de mi para ponérmelo.

-Señor ya regresé- su secretaria irrumpió en la oficina, y nos escaneó con la mirada.

Este tras de mi, yo con mi sujetador solamente y a pesar de que ambos teníamos nuestros pantalones ya acomodados la situación fue bastante incómoda.

-Bien, puede ir a su puesto- está lo hizo luego de repasar nuevamente la oficina con la mirada. Reí.

-Creerán que anda de infiel.

-No creo que diga nada, además, Mayor Jeon y cabo Jeon, tampoco es que se esconda mucho el hecho de que estemos casados y la culpa es de quien no cerró con seguro- esa fui yo, besó mi cuello luego de terminar de ajustar el sujetador. -Iré por unas cosas cuando recoja a Suni, ¿necesitas algo?

-Toallas y tampones

-Maldición, nunca he comprado eso- reí

-Es lo más lógico, usted no menstrúa- le di el nombre de ambos y este asintió comprendiendo.

Besó mis labios lenta y pausadamente antes de dejarme marchar.

Acomodé mejor mi pelo y revisé mi ropa para luego salir, su secretaria me miraba, más bien me juzgaba.

...

Cuando mi turno por fin acabó me adentré al baño, quería ducharme y no aguantaría hasta llegar a la casa, estaba bañada en lodo y mi cabello totalmente pegado, en momentos como estos agradecía tener otro uniforme en mi locker.

Cuando estuve lista nuevamente aún con mi pelo húmedo me encontré con el capitán Min adentrándose al pasillo, venía del patio y por su olor supongo que fumaba.

-Es raro verla aquí cabo- y lo era.

-Ya me voy a casa- asintió, desde el día que nos besamos he evitado totalmente pasar tiempo a solas con el, ya que opté  por decirle que era casada para que no insistiera, grande fue mi sorpresa cuando dejó claro que no le importaba.

-Saludos a su esposo- esos comentarios eran bastante comunes.

-Se los daré

-Por cierto, siempre tuve curiosidad, ¿le contó que me besó?, ¿o se lo guardó como secreto?- en sus labios había una sonrisa burlona.

-Yo no lo besé

-Tampoco me detuvo- me retiré no sabiendo que más decir, se burlaba cada que podía de lo incómodo que era todo ahora que había vuelto luego de mi licencia.

Cuando por fin llegué a casa el Mayor se encontraba de pie sobre el porche de la casa.

-Hola, es tarde.

-Lo se, tenía lodo hasta donde no da el sol- comenzó a reír.

Besó mis labios como ya se le había hecho costumbre y luego nos adentramos a la casa.

Fui al cuarto de Suni, besé su carita dormida y luego fui a mi cuarto para colocarme algo cómodo.

Mis cosas no estaban.

-Capi.. Mayor, ¿donde están mis cosas?- asomé mi cabeza desde él pasillos, ya estaba sin pantalones ni camiseta.

-En nuestro cuarto- Umm, -Pasó una semana y no respondiste nada, tomé tu silencio como un si, además, comenzaba a sentirme usado- dijo acercándose más a mi.

-¿Entonces seremos algo así como novios?- asintió

-De los que tienen sexo por favor, la abstinencia no va conmigo,- besó mis pechos por sobre el sostén -Cuando te sientas segura nos casamos

-Ya estamos casados- dije con obviedad recibiendo gustosa sus besos en mi cuello.

-Eso significa que te sientes segura- reí; todo lo tergiversa.



...

Dí Gracias (2ª)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora