Escucho con claridad los sollozos de mi madre desde mi habitación. Soy consciente de sus lágrimas silenciosas por la noche, aunque ella cree que no la oigo. Cuando mi padre se marchó de nuestra casa por primera vez, tenía seis años. Recuerdo que las discusiones cotidianas fueron en aumento desde que comencé a tener noción. Tiempo después – mis 10 años– mis padres se divorciaron. Cuando mi padre dejó de vivir con nosotros supe que verlo cotidianamente sería difícil por su trabajo y mis estudios. Así lo fue, pero supimos encontrar el modo de organizarnos. Mi padre es mi superheroe. Es el tipo de persona que siempre tiene una sonrisa y un chiste para soltar. Pero mi madre ya no reía con esas bromas y la sonrisa en su rostro se volvió algo molesto para ella. Nunca voy a comprender a los adultos ni el amor. Deseaba jamás enamorarme.
Ahora tengo trece años y mi padre anunció que se mudaría a Seúl con su novia. Sí. Él rehizo su vida con una mujer llamada Hyorin. Ella se veía algo mayor que mi padre pero era una mujer muy guapa y agradable. Nos vimos en diferentes oportunidades, fuimos a lugares divertidos los tres y realmente me agradaba, pero por sobretodo me hacía feliz ver a mi padre resplandeciente como antes. Mi madre no quiere a Hyorin, no le agradó desde que le comente de su existencia por lo que pidió que no hablara de ella en nuestra casa. Ahora está llorando porque mi padre le comunicó la nueva noticia. Supongo que este es el verdadero final de su historia de amor. Este sentimiento ambiguo por el dolor de mi madre pero felicidad de mi padre me confunde.
[...]
Cinco meses después.
Estoy en el auto de mi padre llegando a Seúl –tras un acuerdo con mi madre– los viernes al salir de la escuela vendría por mi y me quedaría en su casa hasta el domingo por la mañana. Esta es la primera vez que visitaré su casa actual. Estaba nervioso porque es la primera vez que conoceré a la hija de Hyorin. Mi padre dijo que era muy agradable. Es mayor que yo, tiene quince años y eso es lo que más miedo me ocasiona. Sentí la mano de mi padre sobre mi hombro mientras continuaba con la otra al volante. Con su sonrisa cálida me quiso dar calma.
–Todo estará bien. Jisoo está ansiosa por conocerte en persona.–comentó.– Es una chica adorable te agradará de inmediato. Tranquilo.–presionó mi hombro. Asentí.
El camino parecía interminable pero en realidad eran mis ansias por llegar las que parecían demorar todo. Había visto a los hijos de Hyorin en fotografías pero escuchar sobre ellos dista mucho de la realidad. El hijo mayor tiene veinticinco años y por lo que mi padre me dijo no tomó de buena manera la separación de sus padres ni la nueva realidad de su madre. Supongo que cada uno tiene una forma de asumir las cosas y su propia historia le da el rumbo a todo.
Por mi parte, solo quiero ver feliz a mi padre. Mi madre por lo pronto no está interesada en conocer a nadie, pero la veo feliz haciendo las cosas que le gustan cosa que me alivia. Me hace feliz ver que cerró definitivamente la historia con mi padre y ahora está en proceso de entablar comunicación con Hyorin. Lo único que deseo en esta vida es que las personas que amo sean felices.
[...]
Mi padre se detuvó ante la entrada de una gran casa. Árboles por ambos costados, un amplio frente cubierto de césped largo mientras que la gran casa en el centro tenía andamios por todas partes. Era una propiedad antigua que compraron y estaba en proceso de reparación. El negocio de Hyorin marchaba bien, mi padre se asoció a ella para sacar adelante la marca de cosméticos. No me interesaba demasiado el tema pero era algo que los traía entusiasmados. Un proyecto conjunto es lo que dijeron.
–Vamos.–avisó mi padre. Tome una bocanada de aire y baje del automóvil.
A lo lejos charlando con los obreros pude reconocer a Hyorin. Ella nos vió y se acercó de inmediato su característica sonrisa habitaba su rostro. Me dió un fuerte abrazo y comenzó a indagar sobre el viaje, mis estudios, mi madre, si tenía lo necesario o si necesitaba comprar algo. Como siempre ella era muy atenta con todo.
–Déjalo respirar cariño.–bromeó mi padre. Ella se sonrojó.
–Lo siento. Mi intensidad es difícil de manejar algunas veces.–se disculpó. Negué de inmediato. Con una sonrisa tierna en su rostro acarició la parte superior de mi cabeza y me pidió que la siguiera.
Entramos en lo que parecía ser mi futura habitación. Todo estaba blanco, sin pintar, con una cama en el centro y un placard abierto para dejar mis cosas. Hyorin dijo que era mi espacio personal y que en medida de que deseara hacer cualquier modificación me sintiera en libertad de hacerlo.
–Esta bien. Gracias.–agradecí.
–Pon tu propio color.–es lo que dijo.
–Blanco está bien.–respondí. Me vió algo confundida.
–Todos tenemos un color. El blanco es la base.–posó la mejilla en su barbilla.– Tal vez no has encontrado tu propio color. Es cuestión de tiempo.–dijo antes de marcharse.
¿Propio color? No había un color que me gustará en preferencia. El blanco estaba bien.
[...]
La tarde fue cayendo y la hora que más ansioso me tenía había llegado al fin. Tragué duro cuando por mi ventana logré ver a la chica pálida de cabello oscuro caminar por el amplio jardín en dirección a la puerta principal. Ella se veía tal cual en las fotografías.
–Tengo una bonita hermana mayor.–de repente me sentí tímido por pronunciar esa palabra. Hermanastra suena mejor en mis pensamientos.
Escuche algunas voces a lo lejos y pasos más cerca de mi puerta. Hasta que la sombra de unos pies se detuvo frente a la puerta. Unos segundos después dos golpes suaves llegaron. Tome una bocanada de aire y puse mi mano en el pomo de la puerta. Tras un último suspiro abrí.
–Hola.–saludó de inmediato con una sonrisa radiante en su rostro.
–Hola.–devolví el saludo sintiendo mis mejillas arder. Abrí la puerta para dejarla pasar después de todo es su casa.
–¿Puedo pasar?–preguntó. Asentí.
–Claro. Es tu casa.–dije cediendo el paso. Me miró.
–Nuestra.–dijo.–Somos hermanos ahora.–soltó con una bonita sonrisa que hizo un nudo en mi estomago. Hermanos. Ella dijo hermanos.– Al menos que te sientas cómodo con hermanastros o tu nombre simplemente. Tu dime.–comenzó a hablar rápido tal cual a Hyorin. Sonreí.
–Me gusta hermanos.–respondí tímido. Ella sonrió con las mejillas sonrosadas.
Hablamos toda la tarde. Era una chica muy agradable a la vez que adorable. Mi padre tuvo razón. Jisoo era encantadora y de alguna forma logró con naturalidad hacerme sentir cómodo desde el primer momento.
El fin de semana se sintió corto. Tenía que regresar a Busan y me sentía algo triste por no poderme quedar más tiempo por mis obligaciones. Mi padre dijo que la semana pasaría rápido y nuevamente estaríamos juntos. A partir de ese día cada viernes contaba los minutos por volver a ver a mi padre y mi nueva familia.
Gaby :)
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Enamorado de la chica introvertida. (LIBRO II)
Fanfic"Un inesperado cambio de vida obliga a Jeon Jungkook a abandonar Busan para ir a la gran ciudad de Seúl. Nueva familia, nuevas personas y lugares lo empujan a experimentar el primer amor." Todas las historias tienen una versión que contar. Esta no s...