Las horas continuaban avanzando de manera inevitable, el sol ya estaba comenzando a ocultarse, tornando el cielo de tonos anaranjados. Lifty y Flaky continuaban con su travesía, el peli-verde había estado más callado de lo habitual, se dedicaba a mirar los árboles pasar por la ventana mientras los nervios lo carcomían. La pelirroja intentaba animarlo, repitiendo que todo saldría bien, pero ahora mismo el valor que el chico había conseguido reunir durante esos meses se estaba resquebrajando.
—Estoy cansada... Creo que debería dormir un poco —Murmuró Flaky. Pese a que recién estaba por anochecer, no había podido dormir bien la noche anterior, por lo que se ya muy somnolienta. Además, quería que Lifty tuviera un momento para poner en orden sus pensamientos.
—Claro... Descansa —Respondió el peli-verde.
Con un pequeño asentimiento de cabeza, la pelirroja recostó su cabeza en el hombro del chico, cerrando sus ojos mientras bostezaba.
—Ah, no te molesta ¿verdad? —Preguntó, no quería incomodar al chico, pero realmente esa le parecía la única manera de poder dormir un poco.
—No, tranquila.
—Bien —Se acomodó un poco mejor, permitiendo que su cuerpo se fuera relajando de a poco, respirando cada vez con más calma. Finalmente, se dejó llevar por la somnolencia que sentía, y calló dormida a los pocos minutos. Sus pequeños ronquidos le indicaron a Lifty que ya había sucumbido ante los brazos de Morfeo.
Lifty dio un largo suspiro tan pronto la chica se durmió, pues comenzaba a sentirse repentinamente mal. Había estado intentando aguantar sus sentimientos, pues pese a ser un ladrón, se sentía demasiado sensible desde que Shifty se fue. Claro que no quiso comenzar a llorar de la nada y alertar a la chica, pero ahora se sentía más libre de hacerlo en cierta manera.
Para Lifty, era casi un hecho que las cosas saldrían mal. Había intentado convencerse de lo contrario, pero simplemente no podía, el pesimismo le estaba ganando de nuevo.
Dejó que una pequeña lágrima saliera de sus ojos, sentía la necesidad de llorar, pero no quería despertar a la pelirroja.
Un montón de escenarios llegaron fugazmente a su mente, y todos terminaban terriblemente mal. Sin poder evitarlo, cada vez más y más lágrimas se acumularon en sus ojos, resbalando por sus mejillas. Se estaba sintiendo mal por culpa de su propia mente y lo sabía, pero no tenía la voluntad de impedirlo.
En definitiva sería un largo viaje.
...
Tras un par de minutos llorando para desahogarse, decidió que sería mejor intentar dormir un poco. Limpió sus lágrimas y restregó con fuerza sus irritados ojos. Con un profundo suspiro, intentó acomodarse mejor, recargando suavemente su cabeza sobre la de la pelirroja. Cerró sus ojos, dejando que su respiración se calmara y el sueño se apoderara lentamente de él.
Con el final de la puesta del sol dando paso al anochecer, Lifty cayó profundamente dormido.
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