siempre vuelvo a ti

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NARRA YEOSANG

Nunca me había sentido tan ignorado en mi vida y honestamente dolía. Habían pasado unas semanas desde que terminé con Jeongin y no había sabido nada de él.

Aquel día fui corriendo a la casa de Jeongin, no me importó dejar a Seonghwa solo en mi casa. Luego de media hora caminando, finalmente llegué. Toqué desesperadamente la puerta, sentía tantas emociones en ese instante. Nadie abría, volví a tocar y nada. Parecía que no estaba. Me alejé para ver si la habitación de Jeongin tenía la luz prendida y nada. Decidí marcharme y le dejé un mensaje diciéndole que tenía que hablar urgentemente con él... mensaje que nunca respondió.

Después de ese día, fui varias veces más, nunca tuve respuesta de su parte. En la Academia solo lo veía en las clases, pero nunca podía hablar con él pues llegaba justo cuando empezaba y se iba desde que terminaba. Él no parecía igual de afectado que yo, ¿por qué? En cierta forma me dolía que yo sí estuviera afectado y él nada. Me di cuenta que comenzó a acercarse a Seungmin, un chico mayor que nosotros que también iba a la Academia. Tenían bastante cercanía y a penas se conocían, eso me aterraba, ¿me había olvidado tan rápido? ¿Acaso yo era el único idiota que todavía tenia esperanzas de que todo se arreglara? Estas semanas han sido terribles sin él, ya no me concentro en las clases, mi baile está empeorando y el profesor tiene que corregirme a cada rato... es vergonzoso. No puedo ir con Seonghwa porque ahora que tiene novio, son como uña y carne, y aunque Hongjoong y yo nos conocemos desde que tengo memoria y se podría decir que somos amigos, me toca ser la tercera rueda y odio ese sentimiento... a veces me siento celoso de su relación. Otras veces hablaba con Beomgyu o Soobin, dos chicos de mi clase a quienes me volví algo cercano luego de un trabajo en equipo, pero todavía no entrábamos en tanta confianza. Yo siempre había tenido a Seonghwa y luego a Jeongin, a ellos les confiaba todo. Las peleas con mi madre se volvieron constantes, era como el pan de cada día. Yo la intentaba ignorar, pero eso la enfurecía y comenzaba a decirme lo mal hijo que soy, que soy un bueno para nada, un irresponsable y sabrá Dios que cosas más.

Luego de que se acabaran las clases, decidí intentar ir a la casa de Jeongin una última vez. Si quiere volver a ignorarme, lo dejaré en paz para siempre. Finalmente llegué a su casa y toqué desesperadamente la puerta. Jeonging me abrió algo molesto por la forma en que toqué la puerta hasta que se dió cuenta que era yo, su expresión cambió a una más triste.

—Yeosang... ¿qué haces aquí?–se sintió tan raro que utilizara un tono tan frío conmigo.—Creo que dejamos todo claro hace unas semanas...

—Jeongin yo... lo siento, Dios, fui un estúpido y un cobarde, lo admito. Eres demasiado importante para mí, estas últimas semanas han sido un infierno sin ti. Yo... mira, tengo que decirte unas palabras, solo necesito que la escuches, si no te gusta, pues prometo que te dejaré en paz.–él se quedó pensando, pero finalmente me dejó entrar.

—Mira... no quiero que nuestro futuro se vea afectado por mi madre, y la única forma de que esto pase es si no estamos juntos... pero creo que hay una forma de solucionarlo. Nos graduamos en tres meses, sabes que yo iré a una universidad en Seúl y me iré de aquí... ¿por qué no vienes conmigo? Una vez que ya esté estudiando, mi madre no tendrá control de lo que hago. Podríamos vivir juntos, ir a la misma universidad, podríamos quedarnos en Seúl sin que nadie nos moleste.

Jeongin parecía procesar toda la información que le acababa de decir. Cuando empezaba a perder la esperanza,  Jeongin me tomó en sus brazos envolviéndome en un cálido abrazo. Fue tan reconfortante sentirlo luego de tantas semanas.

—Yeosang... sabes que yo siempre vuelvo a ti... tarde o temprano lo hago, porque te amo, te amo tanto que a veces me aterra, pero es que eres alguien fácil de amar. La forma en la que siempre pones primero a otras personas,  la forma en que haces cualquier cosa sin esperar nada a cambio, ni siquiera un gracias, porque lo haces genuinamente. Para mí también fue un infierno no estar contigo, que me beses, que me des mimos, que me consientes. A mí me encantaría irme contigo a Seúl, pero yo... tengo que pensarlo, ¿sí?

Eso me había decepcionado un poco, pero todavía era algo positivo. Yo me separé del abrazo y lo observé, en realidad se notaba algo demacrado, estaba más pálido de lo normal, tenía las ojeras muy notables y se veía más flaco de lo normal, eso me preocupó.

—Bueno... yo ehmmmm... me voy, te dejaré pensarlo y cuando tengas una respuesta, por favor déjamela saber, ¿está bien? Ehmmm... nos vemos por ahí.–había comenzado a caminar con algo de nerviosismo hacia la puerta, si no salía de allí en ese momento, empezaría a llorar. No me esperaba que él tomara mi brazo, me jalara hasta su pecho y luego colocara sus manos en mi cadera, envolviéndonos en una peligrosa cercanía.

—¿A dónde vas?

—Yo, bueno...

—Solo te dije que tengo que pensarlo, nunca te dije que no. Si quieres que nos reconciliemos...–dijo mientras se acercaba a mí oído.—...no deberías irte así, amor.–me susurró para luego tomar mi lóbulo entre sus dientes. Bajó sus labios a mi cuello y comenzó a repartir besos allí, yo solo podía suspirar por la sensación, extrañaba eso. Subí mis manos por sus brazos hasta llegar a sus hombros y colocarlas allí.—Te he extrañado demasiado, ¿sabes? Fuiste muy cruel...–finalmente conectamos nuestras miradas.

—Lo siento...–dije desviando la mirada avergonzado, él tomó mi mentón para que lo mirara y luego unió nuestros labios; fue corto y tierno, a penas un roce. Me abrazó y ahí me di cuenta que no quiero separarme de esos brazos nunca más.

𝕊𝕎𝔼𝔼𝕋 ℂℍ𝔸𝕆𝕊 - SeongJoong/WooSan [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora