Prólogo: '𝑆𝑖 𝑡𝑎𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑝𝑢𝑑𝑖𝑒𝑟𝑎...'

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—¡Ahhhhhhh!

Fue aquel gritó desgarrador lo que se escuchó por toda la secta Jiang, todo viniendo de la
habitación del menor de los hijos de los líderes. Jiang Cheng buscó entre su ropa alguna marca de
la espada sobre su cuerpo, o de lo que pudo ser eso. Sin embargo, solo notó la ropa removida,
dejando su pequeño torso blanco.

—¿Pero ¿qué-?

No continuó, debido a que la puerta de su cuarto fue abierta repentinamente, dejando a la vista a su hermana, quien no dejaba notar su angustia en su mirada dorada, no pudo evitar el escozor de sus propios ojos, cuando los recuerdos se plantaron de golpe en su mente. El olor de la sangre en su nariz, y la imagen de aquel cuerpo sin vida se hacía mucho más vivido, uno donde su hermana también lloraba.

—¡A-cheng! ¿Qué paso? ¿Estás bien?

Pero, no había palabras de su parte, no cuando aquel sentimiento que se resguardo en su corazón salió a relucir en pesadas lágrimas. Abrazó con fuerza el cuerpo de su hermana, mientras balbuceabas palabras inentendibles, dejó escapar gritos hasta cansarse. Dejando que aquel amargo sentimiento dejara de presionar su pecho. Sintió las palmadas suaves sobre su pequeña espalda, mientras que su hermana tarareaba una
conocida melodía, tan tranquilizadora como la recordaba, pero eso solo hace que su llanto se intensifique.

—¿Qué ocurre, A-cheng? ¿A-li? —escuchó la voz de su padre, quien corrió hacía donde se
encontraba, abrazándolo para calmar su repentino ataque.

De reojo podía ver como su madre buscaba a los alrededores, buscando quizás una pista de lo que había causado su grito, otros discípulos se asoman por su puerta, alejándose por la negativa de su madre. Pero nada de ello parecía calmarlo. El ligero aroma de padre, mientras daba suaves
palmadas se sintieron lejanos.

—¿Tuviste una pesadilla Jiang Cheng? —preguntó Madam Yu, tomando asiento junto a su
hermana, quien esperaba una respuesta de su parte.

Esto debe ser un sueño, se repitió Jiang Cheng, mientras asentía a la pregunta de su madre. Esto
no puede ser real.

Miró sus propias manos, mientras buscaba una explicación por el menor tamaño que están
mantenían.

—Todo estará bien, estamos aquí, podemos proteger a A-cheng.

Él volvió a asentir, sin tener la fuerza para encontrar las palabras. Él cumplió, se repitió en su mente. Había vuelto al inició de todo, antes de que Wei Wuxian llegará a su lado.

El Loto y La Luna; ChengXianFem!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora