Capítulo 2

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Cuando Jin ling despertó se sintió algo desoriento, después de todo lo último que recordaba era a aquel hombre sombra sosteniendo su cuerpo, y cantando para calmar su propio llanto. Pero, ahora no estaba con él.

No era justo, no para él. Estando Jin ling tan separado de su madre, un padre que debía de ocuparse de las decisiones importantes en la secta, y el tiempo en el que ambos estaban juntos eran tan corto. Solo estando su Baba para apoyarlo y cuidarlo. Y nadie podía remplazar la frialdad de aquel cuerpo.

Nadie lo amaba tanto como su Baba.

Chocó con un cuerpo más grande a su lado. Adormilado se introdujo entre los brazos de Jin Zixuan, para buscar algo de calidez en aquella mañana tan fría. Moviéndose entre ellos, escuchando a su padre reír, estrechándolo contra su pecho. Beso el inicio de su cabello sueltos.

—¿A-ling? Buenos días —balbuceó Jin Zixuan.

—Buenos días, Diedie, ¿Por qué duermes conmigo? —preguntó el enérgico niño, sin evitar jugar con los mechones rebeldes de su padre.

—Porque extrañaba a mi pequeño hijo, ¿No quieres ver a tu padre?

—Diedie estaba muy ocupado, y mamá esta con el tío Jiang.

—Ven aquí —lo atrae hacia su pecho, mientras acaricia su castaño cabello, tan rebelde como lo recuerda de alguien más—. Hoy solo será para A-ling, así que debes enseñarme todo lo que te gusta.

—¡Mmh!

—Ahora, vamos a-ling, desayunaremos con tu abuela, y luego podemos jugar un poco.

Jin Zixuan se incorporó con Jin Ling aun en sus brazos, aun se encontraban en ropas interiores, por lo que mandó a llamar a los sirvientes para que la bañera estuviera llena.

Ese día que fuera exclusivo solo para los dos.

Sin embargo, solo pudo sorprenderse al notar como el morado en la piel de su hijo se extendía. Golpes que no debería tener un niño, incluso raspones en sus rodillas.

—A-ling... —habló sin abandonar el tono suave y amoroso de su voz. Quería que su único hijo se sintiera protegido, que le fuera sincero.

Porque no lo quería perder, era muy pequeño e inocente, todos los demás eran irrelevantes y fáciles de matar. Su pequeño A-ling, era irremplazable. Tenía una promesa que cumplir, y así lo haría. Daría lo último de sí mismo para que no romperlo.

—¿Quién fue? A-ling, dile a A-die quien te hizo daño para que a-die pueda protegerte.

—A-die se molestará con a-ling —ballbuceó el menor, desviando la mirada. Apenas había podido ocultarlo de su baba y ahora, su diedie lo había notado.

—A-die ama a A-ling, y no quiere verlo herido. ¿A-die puede saber?

Jin Zixuan insistió, mientras dejaba caer un poco de la tibia agua sobre el cuerpo del menor, quien permanecía recio a querer decir el nombre de sus agresores. Dentro de su propia secta, su pequeño hijo era agredido, incluso si él era el líder parecían olvidar cuál era su posición.

Sabía que muchos estaban en contra de que él tomara el poder, teniendo como segunda elección a Jin Guanyao, esperando solo el momento adecuado para derrocarlo. Lo sabía, y era por ello por lo que trabaja mucho más para sacarlos de su posición. El mismo que tuvo protagonismo en la guerra, y que siempre resulto tener mala energía.

Jin Zixuan negó, mientras termina de bañar al menor. Las personas de su secta se habían ablandado con el pasar del tiempo cegándose por el dinero, era tiempo de que él mismo actuara. Por el bienestar de Jin Ling.

La oscuridad que los protege; XuanXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora