Capítulo 5

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Jin ling observó con detenimiento desde la distancia como su padre rodeaba con sus brazos a su baba, importándole poco las bromas que este último hacía por su actitud. Había pasado algunos años desde que ellos se lo habían explicado, sin omitir detalles, porque Jin ling, debía saberlo, con la única promesa de que no odiaría a nadie. Y no lo haría, no quería ser como esos vejetes que se mantenían aun en la secta, por no decir todo el mundo de cultivación. Aunque había algunas excepciones.

Odiaron a su baba, a su querido progenitor, lo asesinaron privándole el conocerlo, y castigándolo a mantenerse entre las sombras donde solo podía protegerlo. No podían ser una amorosa familia, sin temer a que la sombra desapareciera por el llamado de alguien externo, porque también le hablaron sobre sus hermanos. Le hablaron de esos hermanos fallecidos que le fueron arrebatados mientras trataban de defender a su segunda familia.

Había tenido dos hermanos mayores de dos años de diferencias, que murieron jóvenes, oculto de todos, ni siquiera pudieron despedirlos bien. Baba murió, y su padre solo pudo encontrar restos de lo que fue su familia.

Estabas enfermo, y el viaje no era lo mejor para a-yi, y a-yuan. Wen Qing prometió cuidarlos mientras nos preparábamos para presentarlos, porque no quería arriesgarlos más a la energía resentida. Eras pequeño y débil, por lo que... debíamos de llevarte primero, para luego buscar a tus hermanos. No podía llevarlos a tres, y arriesgarme a una emboscada.

—A-ying.

—No tenía núcleo, a-ling, y no quería que los Wen quedaran sin protección, así que, Wen Ning, o como ustedes lo conocen, el general fantasma, él se quedó, mientras te traía, y planeaba dejarte con A-xuan, para buscar a tus hermanos, pero...

—Pensaron que fue un secuestro... —murmuró A-ling, ambos adultos asintieron.

—Traté de explicar todo, pero no me escucharon, mamá no estaba para ayudarme y... A-ying, murió contigo en brazos y....cuando fui en busca de a-yi y a-yuan, habían masacrados los cuerpos y quemados hasta las cenizas... apenas y pude encontrar sus mantitas —terminó de explicar Jin Zixuan, sin poder levantar la mirada—. Vigilaban a A-ying, siempre lo hicieron... solo esperaron el momento adecuado.

—...para destruir a nuestra familia —balbuceó Jin ling, abrazando a su baba, quien no dejó de acariciar su cabello.

Si él no se hubiera enfermado, si los vejetes del consejo no hubieran dicho mentiras, si no fueran tan molestos. Nada de eso hubiera pasado. El joven heredero, limpió de manera brusca las lágrimas de su rostro, dio media vuelta alejándose del lugar, tratando de caer calmar el dolor culpable por el beso que Jin Zixuan dejaba recaer sobre la frente de Wei Wuxian. Todo lo que hizo por amor, todo lo que su padre tuvo que soportar para cuidar del único lazo que le quedaba con la persona que amaba, mientras debía reprimir el dolor, pelear contra todos, y vivir una mentira que no deseaba. Sin poder ser libre.

Aun así, Jin Zixuan hizo todo lo que pudo por él, por ellos, para que el alma de su baba descansara, algo que no ocurrió.

Había nacido del amor de ellos, de la energía que sus cuerpos consumaron, al igual que sus hermanos. Él realmente era su hijo, no de Jiang Yanli, no sobrino de Jiang Cheng. Solo sangre Jin y Wei. Ahora podía entender todo, cada una de las miradas que ella le daba mientras estaban juntos, cuando sus ojos gritaban una disculpa silenciosa, o la débil sonrisa que le daba al abrazarlo.

Jiang Yanli, no lo veía a él, veía a su baba, y la culpa parecía estar consumiéndola, después de todo Jiang Cheng, su hermano, había asesinado a quienes llamaron tantas veces hermano.

Jin ling aceleró el paso, para luego correr, sin importar con quien chocaba. Necesitaba verla, quería escuchar de ella cada una de las verdades. Pudo soportar saber sobre Jiang Cheng, y lo odiaba, incluso si este mencionaba todas las estúpidas razones para acabar con la vida de alguien, al menos pudo pensar en el niño que estaba entre los brazos de Wei Wuxian antes de atravesar su espada.

La oscuridad que los protege; XuanXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora